En la madrugada del pasado sábado 26 de octubre, cientos de familias agrupadas como Minga Cali, intentaron resolver su necesidad de vivienda ingresando y ocupando la finca la Betulia, un lote de 48 hectáreas de la SAE (Sociedad de Activos Especiales). Luego de más de 12 horas de permanencia en el lote, en el que las familias realizaron la construcción de ranchos, carpas, letrinas, almacén colectivo, etc., y siendo aproximadamente las 4pm, las fuerzas de represión estatal, policía y antidisturbios, ingresaron al lote para desalojar violentamente a las familias.
Antecedentes
La Minga Social, Popular y Comunitaria de Cali (Minga Cali), es un espacio compuesto por 26 organizaciones agrupadas para- como lo indican en su Manifiesto por la tierra, el territorio y la vivienda digna- luchar por “la Tierra, el Territorio, la Vivienda Digna, la Seguridad y Soberanía Alimentaria, y la Defensa de los Derechos Humanos Integrales para las personas, familias y comunidades más vulnerables y empobrecidas de nuestra sociedad.”
Desde hace varios años, vienen realizando acciones de protesta y denuncia que han derivado en mesas de negociación con el gobierno local y nacional, donde han buscado, entre otras reivindicaciones, que el gobierno entregue un lote para que las familias puedan construir sus viviendas.
Muchas de estas familias han sido desplazadas del campo, por diversos actores armados. Luego, una vez se instalan en la ciudad, nuevamente son víctimas de desalojo por parte del Estado, que impulsa megaproyectos al servicio del gran capital y el latifundio, atropellando los derechos de las familias pobres. Como los megaproyectos Plan Jarillón y el Tren de Cercanías, de los cuales son víctimas una gran cantidad de familias que participaron de este proceso de lucha por la tierra.
Cansadas de no tener un territorio, las familias de Minga Cali, han ido incrementando las acciones y los mecanismos de presión, para exigir el sagrado derecho a la tierra y la vivienda. Y gracias a la lucha, han obtenido importantes triunfos, como la suspensión o dilatación de algunos procesos de desalojo que actualmente se encuentran activos. Sin embargo, la exigencia de un lote para la vivienda no ha sido resuelta, y los compromisos del Estado se han quedado en meras promesas sin cumplir, o en actos simbólicos que no alivian el bolsillo de las masas, que cada mes tienen que dedicar la mayor parte de sus pocos ingresos, para el pago de arriendos, o que actualmente viven bajo la angustia de ser desalojadas y perder sus viviendas en cualquier momento. En ese contexto, cientos de familias de Minga Cali decidieron tomar por su propia cuenta un lote e iniciar la verdadera solución de su problemática: tomar la tierra y construir sus viviendas. En un video-comunicado, publicado en las redes sociales de Minga Cali, explican las razones por las que deciden ocupar la finca la Betulia, algunas de las ideas expuestas, son: “Ante la ineficacia de las burocracias de las instituciones, durante los más de 19 meses que llevamos en dialogo, y el temor de que sea entregado a privados y gente rica, y motivados por la necesidad urgente de un techo para nuestras familias, nos declaramos en asamblea permanente en estos predios, a la espera de que sean entregados a las familias de Minga Cali. […] Volver a la tierra es nuestro mandato, invitamos a todas las comunidades empobrecidas, a organizarse y volver a la tierra, seguimos en la lucha por la tierra, el territorio y la vivienda digna, con un pie en el diálogo, muchos pies en las calles, y ahora con nuestros corazones en la tierra”.
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La madrugada
Entre las 3am y 4am, empezaron a arribar al lote, buses y carros contratados colectivamente y que transportaban a las familias provenientes de distintas partes de la ciudad. Conocimos el caso de algunas familias, que estuvieron, en sus respectivos sitios de encuentro desde las 9pm, esperando el bus que les traería al lote, porque no tenían cómo pagar transporte a las 2am. Ahí entonces va quedando claro el bajo nivel de ingresos de estas familias, para quienes es impensable tomar un taxi o un Uber.
El ingreso fue tranquilo, no había presencia en el lote de seguridad privada, en la parte alta no había ningún obstáculo que impidiera el acceso, mientras en la parte baja, un portón y un candando no fueron problema.
En medio de la oscuridad, se observaba una inmensa fila de personas, cargando todo tipo de pertenencias como maletas, bolsas, plásticos, ollas, carpas y algunos colchones desfilando montaña abajo. De repente, sobresaliendo por encima de todas las cabezas, un mueble apareció, causando algo de risa entre muchas personas, que decían sorprendidas “mirá ve, ya empezaron a traer los muebles”. El mueble pertenecía a una mayora, que, por su edad y problemas de movilidad, ni siquiera podía caminar sola, entonces entre los mismos participantes de la toma, le iban ayudando a caminar, mientras su hijo cargaba el pesado mueble. Ante la pregunta de ¿por qué había traído ese mueble tan grande? Ella, con total convicción y seguridad, contestó “porque hoy vamos a ganar”. Nos contó que llevaba toda la vida trabajando para tener una casa, pero que nunca había podido comprarla, por eso, estaba decidida a luchar por la vivienda. A pesar de sus limitaciones físicas, y lo difícil que era caminar por el terreno, ella iluminaba el camino con su optimismo. En los más de 40min que tuvo que caminar, a su ritmo, con ayuda de otras personas, desde la entrada del lote, hasta el punto 3, nunca la escuchamos quejarse ni dar muestras de cansancio, estaba realmente feliz.
El punto 3 del terreno, era la parte más central, plana y amplia del lote, donde la mayoría de familias empezaron a instalar sus ranchos. Cerca de las 10am nos volvimos a encontrar con la abuela, estaba allí, sentada en su mueble con una gran sonrisa, junto a un garrafón de agua de 20 litros, ofreciendo hidratación a quien pasaba sediento.
Eran 5 puntos a lo largo del lote donde se tenían diversas tareas. Los puntos extremos, es decir los ingresos al lote, eran los puntos más vulnerables a la agresión policial o privada, por lo tanto, las personas que allí se quedaron, eran las encargadas de impedir las tentativas de desalojo y esa era su tarea principal. Luego, en los puntos intermedios, las tareas eran la construcción y adecuación del terreno para vivir en él. La mayoría de familias iban preparadas y mentalizadas a quedarse allí indefinidamente.
El trascurso de la mañana y el inicio de las tensiones
Cerca de las 8am, se empezó a dar la disputa por el lote. Llegaron varias patrullas de policía a indagar sobre lo que estaba ocurriendo. También llegaron los supuestos dueños particulares del lote, exigiendo hablar con los voceros de la “invasión”. Según escuchamos entre las personas, el lote es propiedad de la SAE, que es la institución que administra los bienes que están bajo medidas cautelares o en procesos de extinción de dominio, incautados principalmente a narcotraficantes. Propiedades sobre las cuales, por lo general hay muchas disputas, corrupción, intereses privados, por eso, las masas tenían una gran desconfianza de los supuestos dueños que aparecieron, y no daban credibilidad a sus versiones. Más aún cuando sus versiones se contradecían, uno de los dueños dijo que la mayor parte del lote era de la SAE, y una pequeña parte de ellos; luego horas más tarde, otro supuesto dueño dijo lo contrario, que la mayoría del lote era de privados y la parte de la SAE muy pequeña, señalando que la parte de la SAE quedaba más arriba en la montaña; y luego más tarde, el abogado de otro de los supuestos dueños dijo, que la parte de la SAE era al costado de la montaña. Así pues, tres de los supuestos dueños con los que las masas interactuaron, tenían versiones muy diferentes de cómo estaba dividido el lote, pero curiosamente, aunque ninguno tenía clara la distribución del lote, todos coincidían en algo: que los sitios donde las masas se estaban instalando, no eran de la SAE sino de ellos. Aun así, a pesar de la desconfianza, nunca se les trató mal, y las personas que interactuaron con ellos, les dejaron claro que, se debía instalar una mesa de negociación entre Minga Cali, el gobierno y ellos como supuestos dueños, y que, si allí ellos demostraban dicha propiedad, esta sería respetada, pues las familias de Minga Cali, venían por el lote de la SAE. Esta propuesta no les gustó, uno de los supuestos propietarios dijo que nadie tenía clara la división del lote.
Luego de varias horas de interlocución, no se llegó a ningún acuerdo. Y cerca del mediodía, empezaron a llegar más efectivos de policía, se dieron varios sobrevuelos de helicóptero, aparecieron funcionarios de Bienestar Familiar y policía de infancia, instituciones que, en estos casos de desalojos, siempre son una avanzadilla de la represión estatal, que cumplen la tarea de amenazar a las familias con quitarles los niños por estar en la invasión. A lo lejos, en una montaña vecina, se empezaron a ver agentes del ESMAD. Unas horas después se supo que LUIS MEJIA MOTATO, director de la SAE, sin ninguna intención de diálogo solicitó la intervención de la policía nacional, para sacar violentamente a las familias que estaban ocupando el predio. El ambiente se puso bastante tenso, las familias en los puntos de acceso al lote se pusieron en máxima alerta, la amenaza de represión parecía cada vez más latente.
La tarde y la agresión del Estado
Pasadas las 4pm, nos llegó la noticia de que el ESMAD había ingresado por la parte baja del lote y que decenas de personas estaban oponiendo resistencia. En la parte alta se sentía la angustia y la impotencia, muchos querían bajar para fortalecer la resistencia, sin embargo, entre ambos puntos había un trayecto de aproximadamente 25 a 30min caminando por un terreno muy pedregoso e inclinado, por el que no podían transitar ni motos ni carros de un punto a otro. Así que, moverse rápidamente de un punto a otro, no era algo viable. Se escuchaban voces que decían “¡bajemos, bajemos!”, pero también se escuchaban otras “tenemos que quedarnos, si dejamos aquí solo, se nos meten por acá”. A unos 400mts del ingreso en la parte alta del lote, había dos grupos de antidisturbios esperando órdenes. La situación era adversa y complicada. Después de las 5pm, luego de que las fuerzas de represión policial hubieron tomado la parte baja del lote, iniciaron su incursión por la parte alta, donde ya la orientación para las familias, era replegarse hacia la parte baja, agruparse con el resto de personas, y salir todos juntos. La indignación era total, algunos antidisturbios y funcionarios de la alcaldía, fieles a su espíritu antipopular, llenos de desprecio por el pueblo pobre que lucha, se burlaban de las masas que trataban de salvar algunos plásticos.
La noche y la lucha que continúa
Cuando llegamos al punto 3, la parte central y principal del lote, ya había más de 50 antidisturbios, posicionados y con el control del terreno, observando y viendo pasar a los cientos de personas, adultos mayores, mujeres y hombres, adolescentes, niños y niñas, etc., familias enteras, que estaban desarmando lo que con tanto esfuerzo habían construido durante el día. Los que venían de la parte alta, pasaban con sus maletas, plásticos, colchones, etc. Mientras tanto, algunas mujeres gritaban todo tipo de insultos y consignas, llenas de odio, odio de clase, odio contra quienes osan levantar sus armas contra el pueblo trabajador para defender los intereses de las clases dominantes. “Asesinos” “lamebotas” “lambones”, “que feo, que feo debe ser, reprimir al pueblo para poder comer”, etc., les gritaban frente a frente, en la cara, a los policías que las miraban pasar y sentían todo el desprecio del pueblo al que juraron defender.
La abuela ya no se encontraba en aquel lugar, pero su mueble abandonado sobresalía en medio del lote rodeado de policías, pobre abuela, esta vez no se pudo ganar, pero habiéndola conocido con ese derroche de optimismo y convicción, seguramente estará en la próxima toma, a la cual el pueblo irá más fuerte y más preparado gracias a la experiencia adquirida.
En medio de la noche, por las calles de la ciudad aledañas al lote, un rio de personas cargando todo tipo enseres, llamaba la atención de los residentes. Los ánimos eran variados, por supuesto había personas bastante tristes y con mucha impotencia. ¿En qué irían pensando? Probablemente en el costo pagado, porque cada familia allí presente había hecho un gran esfuerzo económico y físico con la esperanza de conquistar un terreno para construir una vivienda. Se sentía la rabia en cada mirada, en cada suspiro. Se veían rostros cabizbajos que se iban yendo para sus casas. El agotamiento físico era notorio, sin embargo, también había en el ambiente muchos que querían seguir luchando, se escuchaban muchas voces que decían “vamos para la COP, vamos a joderles la COP”[1], otros preguntaban “¿qué vamos a hacer?” y aguardaban orientación, dispuestos a movilizarse inmediatamente. Varias compañeras dirigentes intentaron gestionar transporte para movilizar más de 100 personas hacia el centro de la ciudad y realizar una protesta en la COP16, lamentablemente no se pudo gestionar transporte, y allí decidieron entonces, dar por finalizada la acción, regresar a sus casas, recargar energías, reunirse próximamente para definir el camino a continuar, la derrota fue amarga, pero el espíritu de lucha de estas personas, aún es demasiado grande.
Los días posteriores
El 28 de octubre, los compañeros de Minga Cali, han publicado un pronunciamiento, exigiendo la destitución de Luis Mejía, funcionario de la SAE que, a través de una querella, solicitó a la policía el desalojo violento de las familias. “Por su talante antidemocrático, por el desconocimiento a las 7 comisiones interinstitucionales donde ha primado el incumplimiento, por no ofrecer soluciones concretas en términos de vivienda digna para las familias de la Minga Cali, por negarse al diálogo y priorizar el envío del ESMAD para violentar las familias en el asentamiento pacífico de la Minga Cali en La Betulia, denunciamos a Luis Mejía y exigimos su renuncia o destitución inmediata como director de la regional sur occidente de la SAE” [1]
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También, ese mismo día, decenas de familias se movilizaron a un evento de la SAE, donde se tomaron los micrófonos y realizaron la denuncia del desalojo en La Betulia, exigieron la destitución de Luis Mejía, y que se cumplan las promesas de tierras que el gobierno ha hecho a las familias. Así pues, la lucha por la tierra de las familias de Minga Cali, continúa.
Fotografías
A continuación, otras fotografías de la jornada de lucha.
Notas
[1] COP16. Es la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad. Es un evento impulsado por las potencias imperialistas, la gran burguesía y los latifundistas colombianos, con el Estado colombiano gerenciado por Petro, realizado en la ciudad de Cali, con miles de delegados, funcionarios, periodistas, y algunos presidentes y ministros, de todo el mundo. Mientras el gobierno se llenaba la boca en la COP16 diciendo que las comunidades son las guardianas de la biodiversidad, al mismo tiempo estaban desalojando a cientos de familias de Minga Cali.