Presentamos una traducción no oficial del siguiente artículo de los compañeros de A Nova Democracia

La quiebra de tres importantes bancos norteamericanos presagia conmoción en el centro de la economía imperialista más poderosa del planeta. El primero fue el Silicon Valley Bank; luego quebró el Silvergate y el Signature Bank, ambos operaban en el mercado de criptomonedas. En seguida, varios bancos del sistema financiero mundial pasaron a la categoría de “activos tóxicos” (riesgo de quiebra), siendo el mas destacado el suizo Credit Suisse y el norteamericano First Republic Bank.

En virtud de eso, el Estado imperialista yanqui salió a salvar el patrimonio de los magnates del capital financiero. El Fondo Estatal de Seguros de Depósitos fue accionado por la Casa Blanca, cediendo mas de 100 billones de dólares. Una transferencia descarada de dinero del erario publico a la oligarquía financiera.

Estamos presenciando la descomposición lenta y prolongada de un sistema mundial de dominación y opresión, el imperialismo. El Foro de Davos -, en su informe de 2023 titulado “Riesgos globales”, muestra esa grave crisis estructural del sistema imperialista: “El mundo enfrenta la inflación, crisis del costo de vida, guerras comerciales, fugas de capitales, descontento social generalizado, conflicto geopolítico y el espectro de una guerra nuclear”. Graves riesgos del sistema imperialista que, según sus propios defensores y beneficiarios, “son expandidos por niveles insustentables de deuda, una era de bajo crecimiento, baja inversión, declive en el desarrollo humano”. “Estas crisis están convergiendo para moldear una década única, incierta y turbulenta frente a nosotros”, concluyo el informe. Ellos dan hasta nombre a la pesadilla en la cual están sumergidos: “poli-crisis”. Sinónimo artificial para la crisis general de descomposición del capital en estado terminal, con lo que quieren ocultar la realidad al borde del abismo al que arrastraron al mundo.

¿Qué constata el informe de los magnates? La crisis general de descomposición del imperialismo, pero un nuevo nivel de calidad en esta década, un nivel de crisis general sin precedentes. Basta observar que, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, las tazas de crecimiento del PIB mundial demostraron, de forma relativa, la ley de baja tendencial de la taza de ganancia, revelada por Marx en “El Capital”. Según datos del propio Banco Mundial, entre 1961 y 1970, las tazas de crecimiento variaban a 5,4% anual entre 1982-1990, y luego alcanzaron un promedio de 2,2% anual en la última década (2010-2020).

Solo hay una formula para los imperialistas de intentar desacelerar momentáneamente la tendencia de baja de la taza de ganancia, pero sin ningún efecto positivo sobre el parasitismo de su economía: profundizar a niveles nunca vistos la explotación máxima, del proletariado y de las naciones oprimidas, y destruir a gran escala las fuerzas productivas, lo que llevara a concentrar y centralizar el capital al extremo, monopolizando los mercados y fuentes de materias primas y energía en las manos de un numero reducido mucho menor de superpotencias y potencias, y ampliar las guerras de rapiña y de saqueo a las naciones oprimidas mucho mas de lo que hoy hacen, objetivos que solo una gran guerra mundial puede viabilizar, como comprueba las dos grandes guerras de inicio y mediados del siglo XX.

Aunque las superpotencias y demás potencias imperialistas teman una nueva guerra mundial, primero, por todas incertidumbres sobre sus propios destinos con ella, y segundo, por la experiencia histórica de las dos anteriores que tuvieron a su final (la primera, la Gran Revolución Socialista de Octubre y, la segunda, un campo socialista), a pesar de eso, es el camino y dirección por donde marcha el capital. Tales son las más recientes guerras en Siria y Ucrania, en las que por detrás rivalizan sus intereses; sumándose a esas, para intentar dar respiro a su sistema, las medidas draconianas en los propios países imperialistas – como se ve, ahora, en Francia, cuando el gobierno por decreto impuso una reforma de pensiones rechazada unánimemente por la masas – y el crecimiento del Estado policial y con crecientes restricciones de libertades y derechos, fomentando las fuerzas políticas de extrema derecha a escala mundial y en la misma proporción engrosando el caldo de cultura para el fascismo.

Las masas, por lo tanto, experimentadas en más de un siglo de engaños y frustraciones de democracia burguesa y por los experimentos del fascismo, no aceptaran ser gobernadas como antes. La tendencia histórica y política es la revolución, un nuevo periodo de revoluciones, como temen los propios señores de Davos.

Link de la nota original: https://anovademocracia.com.br/editorial-semanal-estamos-testemunhando-a-morte-lenta-de-um-sistema-mundial/