Compartimos este artículo encontrado en el Heraldo Rojo frente a las protestas masivas del pueblo en Panamá

Manifestantes panameños en una marcha contra la venta del país y contra la concesión minera. Fuente: CNN.

Ha estallado una serie de protestas masivas del pueblo en Panamá. Desde el lunes 23 de octubre hay lucha a diario en las calles del país centroamericano. Estas protestas han estallado debido a la extensión de una concesión minera por parte del gobierno a un monopolio canadiense. Tras estar “negociando” durante meses, finalmente el gobierno panameño ha concedido permiso por otros 20 años a la empresa minera para seguir operando en una enorme mina de cobre.

Estos grandes proyectos mineros son una parte importante del saqueo de los países semicoloniales y semifeudales a manos de los imperialistas, como hemos visto en otros países como Níger o Indonesia. Las luchas contra los megaproyectos imperialistas son un importante aspecto de la lucha popular contra el imperialismo, especialmente en América Latina donde destaca el caso de México contra el mal llamado “Tren Maya”, o contra el CIIT. Ya hemos ido informando de estos casos previamente.

Vista panorámica de la gran mina de cobre explotada por FQM. Fuente: Bloomberg.

La gran mina explota principalmente cobre y sería la tercera mina de cobre más grande del mundo, y suponiendo entre el 3 y el 3’5% del PIB de Panamá. Además, supuestamente daría empleo a miles de panameños y supondría el 80% del valor de las exportaciones totales del país centroamericano. La empresa poseedora es Minera Panamá S.A. (MPSA), cuyo capital está formado en un 90% por el monopolio canadiense First Quantum Minerals (FQM). Otras de las minas de cobre más grandes del mundo, también las posee este monopolio. Las inversiones en esta mina iniciaron hace años, y desde el principio esta mina ha sido sujeta a numerosas investigaciones y denuncias, especialmente enfocadas en los daños medioambientales provocados. Lo que subyace en estos daños para la naturaleza, es los daños provocados para el pueblo que vive alrededor, especialmente el campesinado que vive del campo y que ve sus ríos y campos contaminados. Además, el monopolio extranjero ha ignorado y negado completamente estas acusaciones, lo que deja claro la forma en que actúan los monopolios en países oprimidos, haciendo y deshaciendo a su antojo.

El pueblo panameño ha decidido no aguantar más esta situación y salir a las calles a protestar. Los medios burgueses de América Latina informan de una parálisis en el país centroamericano, con las calles cortadas, movilizaciones y huelgas que han secundado primero trabajadores de educación y de construcción, y posteriormente otros muchos sectores como obreros, transportistas, médicos, activistas de todo tipo, etc. También ha habido choques entre manifestantes y la policía, barricadas y un intento de asalto a la sede del gobierno panameño. Sólo un día después de las primeras movilizaciones, se anunciaron cinco oficiales de policía heridos en los choques y 48 manifestantes detenidos.

Manifestante con un cartel contra la concesión minera. Fuente: The World.

Los medios burgueses venden la ilusión de que acudiendo a los tribunales del país o a la justicia internacional, pueden parar la acción de los monopolios. En este caso, medios de los monopolios afirmaban en sus noticias de que la concesión podía ser cancelada debido a una decisión de la Corte Suprema de Panamá, y con ello las protestas pararían. Con este tipo de noticias se quiere frenar una lucha que ha sido capaz de paralizar el país. Pero lo que obvian – intencionadamente – estos medios, es que la Corte Suprema ya declaró inconstitucional la concesión minera anterior a este monopolio canadiense, y el gobierno siguió actuando y la empresa inició su explotación minera sin problema alguno y ha continuado sus inversiones.

Este tipo de protestas son frecuentes en los países semicoloniales y semifeudales. En estos países los dirigentes políticos, parte de las clases dominantes locales y fieles servidores del imperialismo, legislan en interés de los monopolios extranjeros y venden el país por un puñado de migajas. Pero ante esta política antipopular por parte de la burguesía compradora y burocrática de los países oprimidos, los pueblos luchan día tras día contra el imperialismo y sus lacayos.