En el mundo se están agudizando cada vez más las contradicciones fundamentales del sistema imperialista, en especial la contradicción entre el imperialismo y las naciones oprimidas. Las potencias y superpotencias imperialistas están preparándose para una posible Tercera Guerra Mundial, han aumentado el gasto militar y vienen profundizando las guerras de agresión e invasión como el imperialismo ruso en Ucrania y el imperialismo yanqui por medio de su lacayo, el Estado sionista de Israel, en Palestina.
También como lo plantea la prensa democrática de Brasil, A Nova Democracia, en uno de sus editoriales semanales: “es un hecho que el mundo vive en un Nuevo Período de Revoluciones. Las luchas populares abiertas, como en Palestina o en países de América Latina, el Sudeste Asiático o incluso Europa, son indicios de ello, seguidas al lado de la creciente explosividad de las masas expresada en las manifestaciones y levantamientos populares que no dejan de estremecer, desde Estados Unidos, Europa y luego China, el mundo entero. Lo más destacado del momento actual es precisamente la trascendental e histórica Operación Diluvio de Al-Aqsa –la ofensiva táctica de la Resistencia Nacional Palestina– que demuestra muy claramente que es posible que las fuerzas populares derroten al sistema imperialista”
Buscando mantener y aumentar las riquezas por medio del saqueo y agresión a las naciones oprimidas y bajo el temor a las luchas de los pueblos del mundo, el imperialismo profundiza y aumenta la militarización en el mundo. Según un comunicado de prensa publicado por Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) “el gasto militar global total ha alcanzado 2.44 billones de dólares estadounidenses en 2023, un incremento de alrededor del siete por ciento en términos reales desde 2022. Este fue el incremento más pronunciado de un año a otro desde 2009”, siendo el imperialismo yanqui el que tuvo mayor gasto militar con “916 mil millones de dólares estadounidenses en 2023, representado un 68 por ciento del total del gasto militar de la OTAN”.
Así el imperialismo yanqui, superpotencia hegemónica única, sigue siendo el enemigo principal de los pueblos del mundo. Este aumento en el gasto militar del imperialismo yanqui se refleja en la dominación y sometimiento de las naciones oprimidas, particularmente en América Latina como forma de mantener su dominio y de ahogar en sangre la rebelión de las masas. Veamos algunos ejemplos de esto.
En México, el Senado aprobó que once agentes del Ejército de Estados Unidos entraran al país con armamento, municiones, material y equipo especializado para capacitar a las fuerzas armadas de México, con el propósito de “mejorar la capacidad de planificación y ejecución de operaciones especiales, habilidades necesarias para el correcto desempeño del Ejército mexicano en sus labores”, según indica la Cámara Alta. Esto es una clara violación de la soberanía del país y una afirmación de México como una semicolonia gringa. La principal labor del Ejercito mexicano, que busca mejorar, es sin duda la de mantener el poder de las clases dominantes mexicanas que pasa por reprimir las luchas de las masas tal como lo denuncian organizaciones democráticas y revolucionarias como Corriente del Pueblo-Sol Rojo, que dicen que la presencia militar en Oaxaca ha aumentado desde que arrancaron los megaproyectos del gobierno federal, en particular en el Istmo, como el Corredor Interoceánico (megaproyecto imperialista), que ha enfrentado fuertes procesos de resistencia y lucha comunitaria.
En Argentina, el buque Cutter James de la Guardia Costera de Estados Unidos llega por primera vez al país, con una tripulación de 150 hombres y mujeres, en una visita que tiene como objetivo realizar tareas de patrullaje conjunto con la Prefectura Naval, bajo la excusa de combatir al tráfico de drogas y la vigilancia de actividades de pesca ilegal en el Atlántico. La Llegada de este buque se produce semanas después de la visita de la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos (ocasión en la que anunciaron la creación de una nueva base militar yanqui en Argentina), y de la adquisición por parte de Argentina de aviones caza F-16 a Dinamarca, equipados con tecnología militar estadounidense, por un monto de 650 millones de dólares. Esto refleja el sometimiento al imperialismo yanqui que impulsa el gobierno lacayo y reaccionario de Milei en Argentina.
Los ejércitos de EE. UU. y Chile llevaron a cabo una conferencia de planificación intermedia para el ejercicio Southern Fenix 2024, este es un ejercicio bilateral entre los dos países que será dirigido por el Ejército de los EE. UU. El ejercicio tiene como objetivo aumentar la interoperabilidad técnica y de procedimientos del Ejército de Chile y el Ejército de los EE.UU. y, al mismo tiempo fortalecer la cooperación y colaboración hemisférica en alineación con el plan de campaña del Comando Sur de los EE.UU. y la Estrategia de Defensa Nacional de los EE.UU. También el objetivo de este ejercicio conjunto es de fortalecer los lazos entre los dos países. Es bien conocido por el pueblo chileno, el resultado de dicho fortalecimiento de lazos, golpes de estado e instauración de gobiernos militares lacayos del imperialismo.
En Perú, el Pleno del Congreso aprobó una Resolución Legislativa que autoriza el ingreso al Perú de personal militar de los Estados Unidos de América, Colombia y Ecuador, para realizar actividades de cooperación de entrenamiento con las Fuerzas Armadas, del 1 de mayo al 23 de junio de 2024, de los cuales 1.098 militares con armas de guerra, son de los Estados Unidos. También autorizaron el viaje de oficiales de la Marina de Guerra del Perú a EE.UU., en comisión de servicios para que se embarquen en el USS GEORGE WASHINGTON, con el fin de participar en el evento SOUTHERN SEAS 2024, este evento tiene como objetivo principal “mejorar la interoperabilidad y aumentar la competencia con las fuerzas marítimas de países aliados”, afirmó el Contralmirante Jim Aiken. En Perú también es conocido, cómo por medio de la “cooperación” militar con el imperialismo yanqui, fue posible dar importantes golpes a la Guerra Popular en el país.
En Colombia, en la isla Gorgona -isla con una posición geoestratégica clave, sirvió gran parte del siglo pasado como una zona de comercialización y abastecimiento entre Panamá y Perú- planean la construcción de un muelle de 170 metros, una torre con un radar de vigilancia en el punto más alto de la isla, un tanque para almacenar 5.000 galones de combustible y 3 edificios para alojar a los militares y altos mandos del ejército financiada por la Oficina Internacional de Asistencia Antinarcóticos de Estados Unidos. Esto se suma a las bases militares que ya existen en el país. Todo con la autorización del Gobierno Petro y con la excusa que han usado históricamente, la lucha contra las drogas que en realidad ha sido la lucha contra las guerrillas en el país y contra la rebelión de las masas.
Es así como el imperialismo yanqui busca salvar su existencia, aumentando la presencia militar en sus semicolonias de América Latina para mantener su dominación, mantener su posición como Superpotencia Hegemónica Única y para ahogar en sangre la rebelión de las masas. Pero son solo ‘patadas de ahogado’ pues el imperialismo está condenado a ser barrido de la faz de la tierra por la organización y lucha de los pueblos del mundo.