El 20 de Julio, hace 214 años, se dio inicio a un proceso de independencia donde el pueblo colombiano combatió valientemente a la corona española y los siglos de opresión colonial y feudal. Bajo la dirección de los criollos (hijos de españoles nacidos en América), indígenas, campesinos, negros y mestizos se alzaron en armas para conquistar la anhelada independencia, que, aunque inconclusa para el pueblo trabajador, que derramó su valiosa sangre poniendo muertos y que aún vive bajo el yugo de la opresión imperialista, representó un periodo de auge en la lucha de las masas y nos dejó valiosas lecciones para futuras luchas.
Un antecedente importante al proceso de independencia fue la revuelta de los comuneros, pues sentó un precedente para los movimientos revolucionarios que lucharon por la independencia definitiva de la corona española 30 años después. En 1781 se gestó este movimiento, que luchó contra la administración colonial española para exigir un régimen tributario más justo. En el departamento de Antioquia, en Guarne, el impuesto al mazamorreo fue la causa del gran levantamiento campesino armado en la zona, aunque no tan masivo como el de Charalá en el departamento de Santander, epicentro de la revuelta.
En conmemoración de esa resistencia férrea y decidida de las masas colombianas, queremos presentar una recopilación de obras artísticas que expresan la convulsión en los tiempos de guerra independentista y la lucha de las masas por su liberación.
El artista antioqueño Pedro Nel Gómez, realizó una acuarela en 1980 titulada: “Levantamiento de los comuneros de Guarne”; esta obra expresa en todo su esplendor la indignación y potencia de las masas campesinas, que, con machete y garrote en mano, se dirigían a la plaza central del pueblo a combatir. Algunas de las reivindicaciones destacadas de esta lucha fueron: abolir las nuevas rentas impuestas por la Corona, dejar de cobrar el antipopular tributo Armada de Barlovento y que se le permitiera al pueblo estar armado para defenderse cuando fuera necesario.
Otro hecho que selló la etapa del proceso de independencia del imperio español, fue la Batalla de Boyacá, que tuvo lugar el 7 de agosto de 1819, donde se consolidó la victoria de las tropas independentistas dirigidas por Bolívar, sobre las tropas realistas españolas. Aquí, al igual que en todas las transformaciones históricas, fueron las masas de indígenas, negros y campesinos el grueso de combatientes. La obra “Los guerreros Boyacences se despiertan” realizada por el mismo artísta en 1948, retrata a los luchadores del pueblo en armas y refleja el heroísmo, la determinación y el espíritu combativo del pueblo colombiano en su lucha por la libertad y la independencia.
Resaltamos la vida y obra del artista Pedro Nel Gómez, que cumplió un importante papel en retratar las condiciones de explotación del pueblo trabajador, especialmente del campesinado y sus justas luchas, dándole un carácter popular y combativo al arte. Participó en la creación de instituciones como el Museo de Antioquia y la Universidad de Antioquia, donde enseñó y promovió el arte como herramienta de transformación social y cultural; además de defender el arte nacional, popular y las tradiciones culturales colombianas, en un contexto donde predominaba la influencia europea y estadounidense del arte conceptual y abstracto.
Tenemos claro que concluir el proceso de independencia en nuestra nación es una tarea aún pendiente para los verdaderos demócratas y revolucionarios, que junto a las amplias masas debemos derrumbar tres grandes montañas que aún oprimen a nuestra nación: la semifeudalidad, la semicolonialidad y el capitalismo burocrático. Sin embargo, reivindicamos este periodo de lucha democrática por la liberación de la nación como una valiosa experiencia para el pueblo, de la que corresponde sacar lecciones de los problemas y errores para forjar una verdadera dirección revolucionaria que conduzca a la completa emancipación de las masas populares.
Finalmente, compartiremos un poema anónimo que encontramos sobre la lucha de las masas colombianas por una independencia y soberanía nacional.
En el horizonte se tiñe el alba,
con los colores de la libertad,
y en cada rincón de Colombia,
se despierta un pueblo decidido a luchar.
Los tambores de guerra resuenan,
acompañados por cantos de esperanza,
mientras el eco de los cañonazos
anuncia el fin de la opresión.
La lucha se hace poesía en cada verso,
en cada palabra que se pronuncia con fervor,
y en el corazón de quienes sueñan,
con un país libre y sin temor.
Amanece la libertad sobre Colombia,
y las cadenas que nos ataban se rompen,
porque somos hijos de la independencia,
y en nuestras venas corre sangre de rebeldía.