En la Comuna 1 de Bello queda José Antonio Galán, un barrio popular. Este barrio desde que nació ha crecido notablemente, allí, algunos vecinos tienen huertas o crían gallinas, de este modo, conservan algunas prácticas de la vida en el campo; los habitantes trabajan en lo que sea para lograr sacar a sus familias adelante, bien sea para conseguir el alimento diario o para invertir en su vivienda, cambiar las tablas y plástico por material y tejas más firmes que protejan el interior de la casa y a toda la familia. Este barrio ha sido una muestra de cómo el pueblo trabaja incansablemente para tener aquello que el Estado no garantiza, vivienda digna. Pero, además de no garantizarla, el Estado amenaza con destruir muchas de las casas del Barrio José Antonio Galán, como denuncian los habitantes, quienes hace unos meses, recibieron una notificación de desalojo de la Alcaldía de Bello.
Hoy en día, la gran mayoría de las casas están construidas en material y las carreteras están pavimentadas, fueron los mismos habitantes del sector quienes construyeron todo, como indicó una vecina del barrio que aún conserva una fotografía donde se evidencia un “convite”, como se les llama a las jornadas de trabajo colectivo, en las cuales los vecinos se unieron, por ejemplo, para construir el camino por la “loma empinada”, usando los materiales que consiguieron previamente haciendo recolecta. En consecuencia, los carros y motos pueden hoy día subir por la loma sin problema.
Hay que hacer énfasis en que los habitantes del barrio no solo construyeron su vivienda con sus propias manos y sin la ayuda del Estado, sino que muchas veces, a pesar de este. Desde el pasado 23 de febrero, muchos vecinos del sector se encuentran amenazados por una orden de desalojo, bajo el pretexto de que las casas se encuentran construidas en zona de riesgo. Efectivamente, los vecinos cuentan que, en zonas específicas del sector, el terreno es inestable y anteriormente se han producido deslizamientos, pero solo en tales zonas específicas, más no en todo el barrio. Ante el argumento de que se encuentran en riesgo, una vecina declaraba: “deberían canalizar las quebradas”, es decir, los vecinos reclaman que el Estado debería invertir en el terreno para que sea habitable sin riesgo. Pero contrario a eso, la alcaldía ha encontrado más rentable expulsar a muchos vecinos que canalizar los afluentes y adecuar el terreno de modo que sea apto en las zonas donde efectivamente hay un riesgo. Otra vecina señalaba que la orden de desalojo también comprende varias casas en otras partes del barrio, que están muy lejos de la zona donde efectivamente se han producido los deslizamientos de tierra, y que los vecinos consideran no se encuentran en riesgo. Los vecinos denuncian que no hay un previo acuerdo de reubicación y que no se les ha escuchado.
Este no es un caso aislado ni nuevo, según datos de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ECV) realizada por el DANE, para el 2021 en Antioquia hubo un déficit habitacional del 24.6%, es decir, que en uno de cada cuatro hogares antioqueños, las personas habitan en viviendas con deficiencias en cuanto a espacio, por lo tanto, en condiciones de hacinamiento, o también, con otros tipos de deficiencias como en la estructura, lo anterior, sin tener en cuenta a las personas que, a falta de vivienda, deben vivir en la calle, lo anterior sirve de ejemplo para tener una noción de la magnitud del problema que no solo está presente en Antioquia, sino que se extiende por todo el país, un ejemplo de esto es la toma de predios baldíos y construcción de casas en Cali, donde destaca el proceso organizativo de la “Minga Social, Popular y Comunitaria de Cali” (Minga Cali) que acoge a 1.935 familias y que ha realizado varias jornadas de movilización exigiendo al gobierno municipal y nacional soluciones materiales bajo las banderas de: ¡No más desalojos!, y ¡Tierra para la construcción de viviendas!
Organización y lucha contra el desalojo
Frente a la amenaza de desalojo por parte de la alcaldía, los vecinos del barrio José Antonio Galán se vienen juntando y buscando las formas de pelear, pues no piensan dejarse sacar. Han puesto una tutela, han venido realizando reuniones, pegando carteles, colgando telas en el barrio y vienen promoviendo diferentes actividades culturales para integrar a todos los vecinos del sector llamando a la unión y a la solidaridad de todo el barrio, a dicho llamado se han aproximado jóvenes estudiantes y egresados de la universidad, quienes se han ido acercando para conocer la problemática por boca de los mismos habitantes y ponerse de lado del pueblo.
También participaron de la jornada del primero de mayo, dentro del Bloque Clasista e Internacionalista dándole un carácter popular. Ellos allí denunciaron la amenaza de desalojo y agitaron consignas llamando a la lucha por vivienda digna. Además, con solidaridad y organización los vecinos, junto a jóvenes y estudiantes democráticos, realizaron un convite para reconstruir la casa de don Carlos, habitante del barrio al cual un incendio le destruyó su hogar.
Recientemente, realizaron un cacerolazo, con el objetivo de visibilizar el riesgo de desalojo por parte de la alcaldía y de exigirle a la alcaldía de Bello que respete la vivienda, la dignidad y la vida misma de los vecinos del barrio. Con carteles y volantes, donde explicaban y denunciaban la amenaza de desalojo, hicieron una movilización por el barrio, llamando a los habitantes a unirse y apoyar la lucha.
Además, algunas vecinas han ido a diferentes asambleas de estudiantes y profesores, a eventos de sindicatos y actividades de lucha popular, haciendo un llamado a los intelectuales o trabajadores a que se unan a su lucha y que las apoyen en sus diferentes formas de exigir sus derechos, ya sea en las movilizaciones, en actividades culturales, en los trámites jurídicos que sirvan para tratar de frenar el desalojo, o en caso de ser necesario: apoyar la resistencia.