Los feminicidios siguen en aumento en Colombia y en Latinoamérica. Hasta mayo de 2024, el observatorio colombiano de feminicidios reportó 375 casos, lo que representa un incremento del 27% con respecto al mismo periodo del 2023. La primera vez que se tipificó este tipo concreto de violencia, fue en 2015, gracias a las luchas que se venían dando en el país en contra del asesinato de mujeres y particularmente el feminicidio de Rosa Elvira Cely, donde hubo una respuesta tardía de las ambulancias, negligencia del sistema de salud, revictimización por parte de la policía y la Alcaldía de Bogotá quien culpó a Rosa. Este lamentable echo y la lucha popular por justicia para estas mujeres llevó a la ley 1761 del 2015, también conocida como la ley Rosa Elvira Cely, que reconoce como feminicidio los asesinatos a mujeres por ser mujeres. Sin embargo, 9 años después. la fiscalía sigue sin tipificar muchos asesinatos como feminicidios, dado que algunos casos están en el marco de violencia interpersonal, en la que las mujeres son acusadas de agresión por defenderse de sus victimarios.
Ante la oleada de feminicidios, este año el gobierno aprobó la Ley 2356 que busca disminuir los beneficios de los victimarios, como la reducción de pena por buen comportamiento o la posibilidad de cumplir la condena en el domicilio, medidas que no son suficientes dado los pocos casos que llegan a juicio. Los feminicidios tienen un alto grado de impunidad en el país, siendo así que solo 7.3% están en ejecución de penas.
También se creó la nueva patrulla púrpura, para una mayor atención de denuncias de violencia sexual como propuesta de feminizar la policía e intentar dejar atrás la mala imagen que tiene el pueblo de esta institución, dado su nefasto actuar en casos como el asesinato de Rosa Elvira o las múltiples formas de represión (golpizas, violaciones, acoso sexual, amenazas y torturas) cometidas por el ESMAD y la policía contra las mujeres populares que han salido a protestar exigiendo justicia.
Los factores decisivos
Al mirar las estadísticas de los informes de los feminicidios, la mayoría de las mujeres son de estratos 1,2 y 3, pertenecientes a la clase trabajadora y que residen en barrios populares. Muchas de las mujeres dependían económicamente de sus parejas o se encontraban en la pobreza, además la mayoría son mujeres jóvenes (20-25 años). Las mujeres populares son las más propensas de ser víctimas de muchos tipos de violencia y muchas son asesinadas a pesar de haber denunciado en más de una ocasión.
Los feminicidios son consecuencia de un problema estructural de la sociedad. las mujeres del pueblo (campesinas, obreras, trabajadoras populares, estudiantes, entre otras), además de la explotación y opresión que vive todo el pueblo, se les ha asignado el trabajo gratuito de reproducción de la fuerza de trabajo, sobre sus hombros recae la responsabilidad de la familia. Esto es mantenido por el machismo, ideología promovida por el imperialismo y reforzada por el Estado y sus instituciones, para asegurar que la mujer popular cumpla el papel que le han asignado en esta sociedad de objeto sexual y propiedad privada al servicio del gran capital.
Los feminicidios son una forma de atemorizar a las mujeres frente a la lucha, frente a la defensa de sus derechos y su búsqueda de libertad, pero casos como el de Rosa Elvira, nos han educado en que la justicia la conquistamos con lucha y con la organización independiente del pueblo y las mujeres populares.