Compartimos este editorial, por motivo de los 60 años del Frente Unido del Pueblo Colombiano, tomada del periódico Frente Unido N°7, escrito por el revolucionario Camilo Torres Restrepo.

La unión de la clase popular en la base es un asunto simple. Los que tienen hambre, desocupación, inestabilidad, bajos ingresos, falta de educación, se identifican fácilmente en objetivos políticos concretos y, específicamente, en el objetivo máximo que es el de la toma del poder para la clase popular colombiana.
La organización de la clase popular en la base ha resultado mucho más fácil y más rápida de lo que se pensaba. Los precedentes organizativos dejados por el sindicalismo, el cooperativismo, la acción comunal, etc., han ayudado. Pero lo fundamental es el sentimiento del pueblo de que debe organizarse. «La necesidad crea el órgano». El pueblo se ha dado cuenta de que la organización es la base del movimiento revolucionario. Por eso ha logrado superar sentimientos de inferioridad, timideces y apatía. Los campesinos y los obreros han comenzado a sentirse responsables directos de la revolución y por eso han comenzado, sin esperar directivas de arriba, ha organizarse en grupos de 3, de 5 o de 10, o de más.
La organización de la base es un hecho y un hecho que crece con una celeridad insospechada.
Dentro de los jefes y los intelectuales el asunto es a otro precio. Las reservas y las prevenciones entre las personas y los grupos surgen por todas partes. Afortunadamente, mientras la «intelectualidad revolucionaria» se debana los cesos buscando «la fórmula exacta» de la revolución colombiana, entre los anaqueles de sus bibliotecas; el pueblo la ha encontrado en medio de su sufrimiento, de su conciencia de ser explotado, perseguido y humillado.
El Frente Unido del Pueblo está constituido por los movimientos políticos organizados que hayan aprobado la plataforma de lucha y por todos los colombianos (liberales, conservadores, anapistas, lopistas, MRL línea dura, comunistas expulsados o no, organizados o no, demócratas cristianos, nacionalistas, independientes, etc., etc., etc.) que aprueben esa misma plataforma.
Necesitamos unir a los oprimidos contra los opresores.
Pero en Colombia, la mayoría de los oprimidos no pertenecen a los grupos políticos organizados. Son los “no alineados” que quieren, en su mayoría, la Revolución, pero no están organizados.
¿Cuál es entonces el principal deber de los revolucionarios más conscientes, más organizados, más alineados, no tanto en su grupo sino en la revolución colombiana? Organizar a los “no alineados”. Por eso, la preocupación primordial del Frente Unido debe ser la de organizar a los “no alineados”. Hacer que se alineen.
Para eso (podemos preguntarnos) ¿es necesario que se vuelvan demócratas cristianos, comunistas, emerrelistas, anapistas? ¿Lo principal no es que se alineen en la revolución colombiana? Si no desean alinearse dentro de los grupos oposicionistas existentes, ¿vamos a prohibirles que participen en la revolución? ¿Con qué derecho?, ¿con el de las mayorías? – En ninguna forma, porque ellos son las mayorías. ¿Con el de estar mejor formados? – Eso no se puede juzgar sino a través de los hechos, no a través del carnet, ni de las declaraciones. Eso lo juzgará la historia. Por ahora respetémonos mutuamente y en lugar de pedir honores y preminencias en la jerarquía revolucionaria, dediquémonos a hacer la revolución.
Dediquémonos a organizar a los que no están organizados. Llamémoslos como ellos se quieran llamar. “No alineados”, “alineados en el Frente Unido”, “Revolucionarios”. Aunque yo no estoy de acuerdo con un caudillismo que esté por encima de toda coordinación organizativa, si está subordinado al ideal de la organización, podemos aceptarlo por ahora. Si el pueblo se quiere llamar “camilista” dejémoslo, con la condición de que se organice. No se trata de un partido nuevo, ni de un movimiento nuevo. Se trata de una nueva organización de los no organizados para que se alineen en el Frente Unido y en la Revolución pero no los obliguemos a adoptar títulos nuevos si no quieren.
Es lógico que “a alto nivel” se presenten diferencias. No nos afanemos y sigamos adelante con la Revolución. El pueblo será el que decida sobre el nombre de los “no alineados”. El será el que decida si, en el futro, va a constituirse en otro partido. Por ahora, la tarea es convencerlos de que hagan una nueva organización que forme parte del Frente Unido. En la tarea de hacer esa organización debe estar comprometido todo buen revolucionario y todo integrante del Frente Unido del Pueblo.
