A continuación compartimos un pronunciamiento realizado por la Coordinadora de Luchas Populares-CLP frente a la actual agresión del imperialismo yanqui contra América Latina, especificamente, contra la movilización de tropas al mar Caribe y los bombardeos a lanchas en aguas internacionales.

Desde la vieja “Doctrina Monroe” Estados Unidos ha impulsado la idea de “América para los americanos” manteniendo su dominio y control de América Latina a quien ha considerado “su patio trasero”. El imperialismo ha implementado todo tipo de medidas de violación a las soberanías nacionales, unas veces de forma velada y otras de forma directa. Bajo adornos como “ayuda”, “democracia”, “guerra contra el terrorismo” y “guerra contra las drogas” ha justificado su intervención militar directa, guerras de baja intensidad, injerencia en asuntos internos, promoción de golpes de estado, financiación de grupos paramilitares, el despliegue de más 800 bases militares por todo el mundo, la financiación de países lacayos que sirven de perros guardianes del viejo orden, como es el caso de Israel en Medio Oriente, entre muchas otras formas. Sin embargo, en todos sus planes ha fracasado y donde ha ido a promover guerras de rapiña y saqueo ha tenido que salir desgastado como ya ocurrió en Vietnam, Irak y Afganistán donde el pueblo con su lucha de resistencia nacional ha logrado contrarrestar y hacer fracasar los planes del imperialismo. Particularmente en la actualidad es muy ejemplar ver como Palestina, con base a la fuerza organizada de las masas populares logra resistir y golpear al invasor nazi-sionista.
No se trata solo de una política del ultra reaccionario Trump, tanto demócratas como republicanos han sido artífices de la guerra contra los pueblos del mundo. En la presidencia de Barak Obama EEUU bombardeó 7 países y tuvo una cifra récord de deportación de inmigrantes, Biden financió la ofensiva genocida de Israel en Gaza y la guerra en Ucrania. Ahora el imperialismo necesita de nuevo un Trump con su discurso crudo y amenazador, fiel representante sin tapujos del imperialismo, quien desde su primer día de mandato ha continuado y profundizado las políticas de sometimiento y saqueo de otras naciones.
Con Trump, los yanquis vienen reconfigurando su Estrategia de Seguridad Nacional, en el intento por frenar su propio declive, la principal prioridad del pentágono es la defensa del territorio nacional y el hemisferio occidental, donde contrarrestar la influencia de China y Rusia en América Latina es uno de sus objetivos, así como recuperar posiciones pérdidas como en el caso del canal de Panamá. En palabras de Laura Richardson, exjefa del Comando Sur de Estados Unidos: “Diré que estamos inmersos en una competencia estratégica en el hemisferio occidental con la República Popular China y Rusia… América Latina es prioritaria por sus recursos estratégicos —litio, agua, tierras raras, cobre, oro y petróleo”. Además de querer nuestros recursos, los yanquis necesitan militarizar nuestra región para controlar y ocupar territorios que les permitan tener mercados, exportar capitales, mantener gobiernos lacayos a sus planes, profundizar la ideología imperialista y la descomposición social.
Dentro de esta estrategia se enmarca la militarización en el Caribe. Venezuela es la excusa para aumentar su militarización y asegurar un mayor control y consolidación de su dominio en la región. Los planes de intervención militar en Venezuela (la mayor reserva petrolera del mundo, la décima reserva de gas, la mayor reversa de oro en América Latina, entre otras riquezas) se justifican en una falsa bandera de “guerra contra las drogas”. El reaccionario Trump señaló a Maduro como “líder de la organización narcoterrorista Cartel de los Soles” y señaló a Petro como “líder del narcotráfico”, esto sumado al chantaje y ataque a la soberanía nacional de imponer nuevos aranceles y retirar “ayuda” financiera presionando para que desde Colombia se apoye una invasión militar a Venezuela.
Bajo esta estrategia se ha desplegado una enorme militarización sobre el mar Caribe que no se veía desde 1989 cuando ocurrió la invasión militar a Panamá. El alto despliegue de una flota de guerra en el sur del mar Caribe frente a las costas de Venezuela que consta de: más de 10.000 soldados, 8 buques de guerra (destructores, barcos de asalto anfibio) equipados con helicópteros y misiles, un submarino nuclear, una variedad de aviones y drones que se encuentran en Puerto Rico. Iniciando noviembre ha habido sobre vuelo de bombarderos muy cerca de la costas de Venezuela y se desplazó el portaviones nuclearGerald R. Ford, el mayor y más moderno de la flota estadounidense con el refuerzo de otros 5.000 soldados a las aguas del caribe.
Pero este no ha sido solo un despliegue para mostrar fuerza o una simple amenaza. La armada yanqui en menos de 2 meses ha realizado 18 bombardeos indiscriminados a barcos en el mar Caribe y en el Pacífico bajo la supuesta acusación de estar involucrados con el narcotráfico, ejecuciones extrajudiciales en las que han asesinado a por lo menos 69 personas sin prueba alguna de haber cometido un delito, sin que haya algún proceso, detención o juicio. El plan intervencionista en Venezuela pasó por la autorización de Donald Trump a la CIA (Agencia Central de Inteligencia) para llevar a cabo operaciones encubiertas dentro de Venezuela y la posibilidad de realizar operaciones terrestres allí. Estados Unidos a través de la CIA ha realizado intervenciones en Guatemala, Cuba, Colombia, Chile, Nicaragua, el Salvador, Brasil, Panamá, Granada y Venezuela, y ha sido impulsor de grupos paramilitares reaccionarios y anticomunistas que han facilitado la internacionalización del tráfico de drogas.
Para todos debe ser muy claro que la “guerra contra las drogas” no es solo es una excusa, es una completa patraña. Es bien sabido que el capital financiero gringo se queda con las principales ganancias del narcotráfico, que la CIA junto a la DEA (Departamento Antinarcóticos) se alían con los carteles, que siendo EEUU el principal consumidor de la cocaína la droga debe pasar por sus propias fronteras con la complicidad de sus agentes. Además en Latinoamérica y especialmente en nuestro país sabemos cómo se ha utilizado “la guerra contra el narcotráfico” para reprimir al campesinado y al movimiento popular.
No es desconocido que Colombia ha sido un “aliado estratégico” de EEUU en la región y que con gobiernos lacayos han puesto a nuestra nación al servicio del imperialismo. Solo en julio de este año se inauguró una nueva instalación de alojamiento, donada por los Estados Unidos, en la base militar de Tolemaida y en palabras de McNamara (funcionario de la embajada yanqui) “Este proyecto es una clara demostración del apoyo inquebrantable de Estados Unidos al papel de Colombia como líder en seguridad regional”.
Esta situación es la que nos exige desarrollar en el país un antiimperialismo consecuente, que no se quede en palabras; por esto rechazamos la represión, criminalización y estigmatización que recibieron las manifestaciones del 17 de octubre en Bogotá que se dirigían a la sede de la Embajada de Estados Unidos en Colombia, y las declaraciones del mismo Petro cuando manifestó que «La embajada se cuidó como prometí. Colombia cumple los tratados internacionales«. Se usó el ESMAD contra quienes protestaban. ¿Qué debemos defender los antiimperialistas? ¿La embajada gringa o los flechazos de los indígenas contra quienes defienden los intereses de los yanquis en nuestro país?
Saludamos el llamado a un encuentro nacional por la defensa de la soberanía y contra la agresión imperialista. Es necesaria la confluencia de fuerzas democráticas, progresistas, movimientos sociales, sindicales, políticos, y revolucionarios, que se unan en un fuerte torrente que contrarreste los planes del imperialismo. Esto requiere organizar un antiimperialismo consecuente, que no se quede en denuncias altisonantes o demagógicas con intereses en campañas politiqueras, sino que se base en la organización de todo el pueblo en un frente antimperialista combativo pues es este, el pueblo, la única fuerza que puede defender la soberanía y repeler la agresión yanqui.

Desde la Coordinadora de Luchas Populares, proceso que se viene gestando desde hace dos años, exponemos los puntos bajo los cuales entendemos el antiimperialismo para la actual situación:
- Rechazamos la presencia de tropas yanquis en el Caribe. ¡Llévense sus buques, drones, aviones y bombas! ¡Fuera la bota militar yanqui!
- Expresamos nuestro rechazo a la llamada “guerra contra el narcotráfico” que es una farsa en la boca del imperialismo yanqui y una excusa para la guerra contra el pueblo y mayor opresión nacional.
- Decimos ¡Fin a las ejecuciones extrajudiciales, fin a los bombardeos en el mar Caribe y Pacífico! Además repudiamos la masacre del pueblo pobre y negro perpetrada en Rio de Janeiro bajo este mismo discurso de combatir el narcotráfico y nos solidarizamos firmemente con sus familias.
- Repudiamos el chantaje, las amenazas militares y cualquier agresión de EEUU contra el hermano pueblo venezolano. Expresamos nuestra solidaridad con el pueblo venezolano, que es el único con derecho a decidir su destino, sin injerencias ni amenazas extranjeras.
- Rechazamos todos los intentos de reactivar y continuar la presencia militar yanqui en bases estratégicas de la región. Decimos fin inmediato de las bases militares de EEUU en América Latina y el Caribe. NO a la reapertura de la base naval de Roosevelt en Puerto Rico. NO a la reinstalación de una base yanqui en Manta Ecuador. Expulsión inmediata de las 7 bases militares yanquis en Colombia. Rechazamos también la continuación de los proyectos -bajo el aval del gobierno actual- de bases militares en Gorgona y Leticia, con recursos gringos bajo la supervisión del Comando Sur de los Estados Unidos.
- Rechazamos la continua injerencia del Comando Sur de los Estados Unidos en Colombia. Nos negamos a que nuestro país se convierta en plataforma de agresión contra otros pueblos hermanos o en base de operaciones logística y operativa para las guerras de dominación del imperialismo.
- Fin inmediato al TLC, a la ampliación del cupo de endeudamiento y al pago de la deuda externa, que hoy representa casi el 50% del PIB.
- Denunciamos y combatimos a los vendepatrias en Colombia que apoyan los planes injerencistas y de violación a la soberanía nacional en Colombia y Venezuela, como lo ha hecho Uribe y sus secuaces que solicitaron a los yanquis una intervención militar en Venezuela y un nuevo “Plan Colombia”.
- ¡Rechazamos la propuesta del gobierno actual de conformar una OTAN Amazónica! La OTAN es el instrumento militar de los imperialistas para someter y controlar naciones. El imperialismo es incapaz de cuidar los recursos naturales, por el contrario, solo busca saquearnos y utilizar el ecologismo para posicionarse militarmente en la región.
- Apoyamos la heroica Resistencia Nacional del pueblo Palestino, que con un alto costo ha logrado resistir los planes de hambre y genocidio del nazi-sionista invasor israelí, logrando el apoyo de los pueblos del mundo, reactivando el movimiento antiimperialista a nivel internacional. Reconocemos el derecho del pueblo Palestino a existir como nación y rechazamos la vieja fórmula de solución de dos estados, que solo ha llevado a mayor exterminio del pueblo Palestino.
Sabemos que la mayor militarización en la región también busca contener las luchas populares y rebeliones en Suramérica, región convulsa con constantes levantamientos de masas como las últimas protestas en Panamá, Perú y Ecuador y una vigorosa revolución agraria que viene tomando cada vez más fuerza en el movimiento campesino en Brasil.
Para frenar los planes del imperialismo en Colombia y América Latina no hay otro camino que seguir los ejemplos de los pueblos del mundo que con coraje y decisión han resistido y expulsado al invasor imperialista y colonial, que cuando deciden moverse se convierten en un torrente que hace temblar el orden establecido. Latinoamérica tiene una larga y rica tradición antiimperialista que debemos desarrollar y profundizar. La verdadera resistencia antiimperialista no vendrá de poner nuestras ilusiones en las elecciones del 2026, la verdadera resistencia antiimperialista debe tener como eje la organización de los pueblos para resistir y enfrentar al invasor. ¡Por el Rio Bravo y la Tierra del Fuego, por los Andes y el Amazonas los yanquis no pasarán! ¡El valeroso pueblo latinoamericano resistirá y repelerá cualquier invasión imperialista! El imperialismo, fracaso tras fracaso, es una bestia herida que solo será derrotada con la fuerza organizada de los pueblos del mundo.
Yanquis ¡Go Home!
¡Fuera la bota militar yanqui de Colombia, Venezuela, Palestina y todo el mundo!
¡Palestina resiste, Palestina triunfará!
¡A organizar un poderoso Frente Antiimperialista!
Noviembre 2025
Coordinadora de Luchas Populares – CLP
Correo: fpa.col@proton.me
