El 30 de agosto, Petro sancionó un segundo decreto que prohíbe la venta de carbón al Estado sionista de Israel. Desde 2024, ya había firmado un decreto similar, sin embargo, ese primer decreto fue hecho a medias, permitiendo excepciones para los contratos ya firmados y que se encontraran en vigencia en aquel momento. Ahora en esta segunda ocasión, se prohíbe sin excepciones las exportaciones de carbón hacia el ente sionista, sin embargo, bastante tarde la medida, lo que hace cuestionar si lo que interesaba era hacer propaganda y demagogia o ser una oposición real al genocidio.
La política de Petro ha sido criticada por la ultraderecha colombiana, que tiene fuertes vínculos con el sionismo israelí y por tal motivo lo defiende, vínculos comerciales, militares, políticos unen al ente sionista con parte de las castas dominantes colombianas.
El fascismo en términos de Dimitrov es “la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero.” Es decir, los fascistas son un desarrollo natural de las sociedades gobernadas por monopolios, que imponen una dictadura que anula los derechos propios de la democracia liberal para obtener el poder absoluto del Estado sobre el pueblo. Vigilancia total, persecución a la oposición, a revolucionarios y comunistas, mayor opresión sobre minorías étnicas, son algunas de sus tácticas. También la creación de “enemigos exteriores”, a los cuales, una meticulosa propaganda, logra moldear en la opinión pública como un gran peligro para la seguridad nacional.
El término “fascista” se acuñó en Italia por Benito Mussolini, quien definió las políticas del fascismo a través de un Estado Totalitario en el cual los individuos no valían nada, por el contrario, era el Estado Fuerte con su líder, los que valían todo.
El fascismo del siglo XX varió a través de los distintos países europeos donde mantuvo el poder, pero su ideología es una mezcla ecléctica de varios conceptos. Por ejemplo, el fascismo alemán predicaba más la idea de la lucha racial y superioridad aria, mientras que, en Italia, el fascismo aspiraba a “resucitar” al extinto imperio romano y restaurarle la “gloria” a Italia. El sionismo israelí encontró una forma particular de doctrina en la “tierra prometida” del antiguo testamento, y afirmando su superioridad por ser “el pueblo escogido de Dios”, creó una mezcla de políticas fascistas combinadas con religiosidad que han demostrado su verdadero rostro en el terrible genocidio que adelanta en Palestina. El fascismo sionista debe su existencia gracias a las políticas de la esfera anglosajona y “gringa”, que tratan de aferrarse a la victoria que obtuvieron en el Medio Oriente, tras la caída del imperio otomano en la Primera Guerra Mundial; dominar no solo sus recursos, principalmente los derivados del petróleo, sino además despojar al pueblo palestino, insertando un Estado sabueso que lucha por sus intereses mediante la guerra. El Estado de Israel existe gracias al armamento y financiación de “occidente”, que sirve a su vez como una estocada en el propio corazón de los pueblos árabes y musulmanes para mantenerlos divididos y dominados a través de un estado proxy. Igualmente, en el sentido contrario, los Estados “sociales de derecho” y las socialdemocracias Europeas, así como la “libertad de empresa yanqui” se sustentan en Israel, como mejor no lo pudo decir el canciller Alemán Merz “Israel está haciendo el trabajo sucio por todos nosotros”. El Estado de Israel no es una aberración, sino la cara más fiel del imperialismo, y hoy lejos de haber una contraposición entre las “democracias” de los países imperialistas y el fascismo de Israel, hay una simbiosis.
Israel necesita la guerra constantemente para alimentar su economía belicista, e impulsar los planes de colonización y asentamiento en territorios palestinos, de forma intensificada. Es por eso que Israel amenaza constantemente, ataca e invade a sus países vecinos, llegando incluso a amedrantar con el uso de armas nucleares contra Irán, tal y como pudo haber ocurrido en la última guerra de misiles “la reacción política en toda la línea” es la política de Israel, no solo contra los pueblos árabes y Estados vecinos, sino que además la aplica a su interior, ya que han sido brutalmente reprimidas las manifestaciones y protestas que ha llevado a cabo el pueblo judío que se opone al sionismo y al genocidio. Israel se ha convertido no solo en una amenaza para el medio oriente, sino una amenaza para la humanidad debido a su arsenal nuclear.
Una de las mayores fuentes de ingresos de Israel lo constituye la venta de arsenal tecnológico, sistemas de espionaje y armas. Colombia siempre ha buscado la asesoría israelí para capacitarse militarmente, a la vez de servirle de comprador de su armamento. Es así que el fusil Galil – una copia del AKM ruso hecha por los sionistas-, es el arma reglamentaria del ejército colombiano. La famosa Venom -lanzador múltiple de proyectiles- que generó bastante daño a las masas en los barrios populares, en medio del Gran Levantamiento Popular, es una invención israelí diseñada y probada reprimiendo a los palestinos desde hace años. Las mismas Autodefensas Unidas de Colombia tuvieron vínculos y asesoría sionista. Su fundador Carlos Castaño escribió en alguna ocasión: “De hecho, el concepto de autodefensa en armas lo copié de los israelitas”. Escándalos como los de Yair Klein y la formación y entrenamiento de paramilitares con ayuda del Ejército colombiano, dan muestra de los vínculos del sionismo con la ultraderecha colombiana. Las tácticas de cometer masacres en la población y generar el terror y el desplazamiento masivo, el uso de operaciones de “bandera falsa” cometiendo masacres con brazaletes de las fuerzas enemigas, son acciones típicas del sionismo en medio oriente, traídas a Colombia y usada por décadas por los paramilitares y las clases dominantes del país.
Para una parte de las clases dirigente del país, el sionismo es un “buen amigo”, por esa razón se vio a Iván Duque posando con Netanyahu. Colombia no solo vende carbón a Israel- que ahora se verá momentáneamente interrumpido por el decreto de Petro-, las relaciones y vínculos con Israel trascienden mucho más allá de lo que pueda hacer el actual presidente. Hoy por hoy, Colombia ha vendido fusiles Galil al ente sionista, debido a que Israel ya no los produce porque hace otro tipo de armamento más sofisticado, pero compra a Colombia el Galil para sus unidades de reserva, en caso de una guerra a gran escala para armar a toda su “población” de colonos. Iván Duque compró Pegasus a los sionistas bajo el asesoramiento gringo, por 11 millones de dólares, para espiar opositores e interceptar números de celulares de líderes de oposición, luchadores populares y periodistas en medio del Gran Levantamiento Popular. El ente sionista va a luchar por revertir las políticas de Petro y la ultraderecha colombiana saldrá al auxilio del sionismo cuando retorne al poder.
Las burguesías árabes y musulmanas, con sus grandes monarcas terratenientes y multimillonarios del petróleo, defienden una doble postura en contra del sionismo. Israel por la fuerza y los sobornos que da a los dirigentes de los países vecinos, ha logrado evitar la lucha unida de todos sus enemigos. Turquía y Egipto son la muestra más fehaciente de la complicidad de las clases dominantes árabes y musulmanas con el sionismo. Es así que se ve a Erdogan (presidente de Turquía) denigrando del sionismo en discursos, y condenando enérgicamente el genocidio, pero en la práctica mantiene acuerdos comerciales con Israel, los cuales por momentos se rompen, pero se vuelven a entablar, según la dinámica de las tensiones diplomáticas y políticas. Basta con mirar cuántos manifestantes han muerto en las protestas por apoyar a Palestina, en sus propios países, para medir el calado y la desfachatez que afrontan aquellas clases dominantes árabes y musulmanas, que se han arrodillado al imperialismo yanqui. A la fecha ningún Estado árabe y musulmán ha hecho algo para detener el genocidio del pueblo palestino salvo Yemen, que le declaró la guerra a Israel.
Petro y su retórica anti israelí, también ha orbitado por esa conducta contradictoria entre el discurso y la acción. No rompe relaciones y acuerdos comerciales con Israel del todo, sino paulatinamente y de forma tímida, mientras dice solidarizarse con las víctimas del genocidio que se cuentan por cientos de miles, mientras la necesidad de una acción radical y mundial en contra de la barbarie sionista se hace urgente y necesaria. La burguesía actúa de forma pusilánime. Las amplias masas de los pueblos árabes y musulmanes, y las masas europeas, multitudinariamente han mostrado su rechazo y repudio frente al sionismo, a pesar de la represión de las clases dominantes de sus propios países.
Quienes realmente defienden la causa Palestina, consecuentemente, han sido los pueblos del mundo, con su lucha combativa en las calles a nivel mundial. La lucha popular por Palestina no encontrará salvadores entre las clases dominantes, el verdadero socorro solo puede venir de la ayuda popular internacional que debe intensificarse.