*A continuación compartimos con nuestros lectores la traducción de este artículo publicado el pasado 16 de noviembre por la prensa democrática y popular brasileña A Nova Democracia de Brasil. Estos acontecimientos se enmarcan en la aguda crisis que atraviesa este país y la convulsa situación política que atraviesa. Es importante que todos los sectores demócratas, progresistas y revolucionarios colombianos presten seria atención a la situación de la lucha de clases en Brasil y se movilicen con una solidaridad activa hacia las organizaciones democráticas y populares que allí actúan.
El área revolucionaria Cleomar Rodrigues, municiío de Pedras de Maria da Cruz (Norte de Minas), fue blanco de un atentado político, en la noche del día 20 de octubre. La acción criminal consistió en un incendio contra la cara de un morador, en la entrada del área, provocado a través de una hendidura. Ropas y pertenencias del morador y materiales de propaganda de la Asamblea Popular (AP) fueron destruidos por las llamas.
Según denuncia de los campesinos, el atentado ocurrió “durante la salida de los compañeros que habían ido hasta la ciudad a hacer compras”. Señalaron también que “la destrucción no fue mayor porque otros campesinos vecinos percibieron el fuego y corrieron para contener las llamas que se regaban en el cuarto donde quedaban las ropas, una cama, un tanque de agua, una sombrilla de la comunidad y los materiales de propaganda”.
En una nota, la Liga de Campesinos Pobres (LCP) del Norte de Minas y Sur de Bahía afirmó que el atentado fue provocado y al mando de latifundistas de la región, “que desde el 2008 declararon la guerra a los campesinos”. Y resaltaron: “desde aquella época, diversos atentados fueron cometidos contra los campesinos por los latifundistas de la hacienda con Antonio Carlos Vinagre a la cabeza y latifundistas vecinos que juntos planificaron y promovieron acciones que van desde amenazas de muerte a los campesinos, cerrando la vía que da acceso a la ciudad por el borde de Rio São Franciso, incendio del barracón de campesinos y pescadores y destrucción de plantaciones en 2010, hasta el brutal asesinato, a tiros, del dirigente campesino Cleomar Rodrigues, tras una emboscada en el área donde vivía, el 22 de octubre de 2014”.
La LCP destacó que “los latifundistas se arman cada vez más a la luz del día y siguen cometiendo sus crímenes, con total complicidad del viejo Estado”.
Ese atentado con fuego se suma a un conjunto de acontecimientos que revelan el crecimiento de las acciones de la extrema-derecha, instigado por el presidente de turno Jair Bolsonaro, que declaró, en dos oportunidades, que la LCP es “terrorismo que comienza en el campo y va a la ciudad” y declarando la guerra al Movimiento. Además de los ataques contra la LCP, la extrema-derecha ha realizado cierres de vías financiados por políticos, latifundistas, policías y dueños clubes de tiros (según investigaciones en curso reveladas por la prensa), llegando hasta atentados a tiros, como los ocurridos contra la redacción de un periódico en Porto Velho, Rondonia, y en un bloqueo de Novo Progresso, en Pará.
Como destaca la editorial semanal Resistir a la ofensiva contrarrevolucionaria en la nueva situación, “estas huestes, desde las cloacas de la sociedad, salieron a la superficie descaradamente, tramando y ejecutando sus provocaciones, ataques políticos y ataques armados, instigados por décadas de gritos reaccionarios y anticomunistas de esa misma derecha liberal que hoy quiere aparentar ser un ‘demócrata’”, siendo necesario “golpearlas medida por medida y con toda la furia”.
El latifundio intenta expulsar los campesinos
El movimiento campesino destacó, en la misma nota, que ese atentado se relaciona con la lucha por la tierra en la región, y acontecimientos que se remontan al asesinato del dirigente campesino Cleomar Rodrigues.
“Antes de ser asesinado, el compañero Cleomar denunció diversas veces que había recibido amenazas de muerte por parte del policía civil Danilo de Januária, en compañía de Marcos Gusmão, que está siendo acusado por la ejecución del compañero, junto con Marcos Aurélio. No obstante, con menos de un año presos, ellos fueron puestos en libertad, y los acusados nunca fueron siquiera citados”, denunció la LCP.
La LCP destaca que, en 2016, dos años después del asesinato de Cleomar, “parte de las tierras despojadas por el latifundio fueron retomadas por los campesinos y el Área pasó a ser nombrada Cleomar Rodrigues en su honor”, “las tierras fueron cortadas y distribuidas entre los campesinos y desde entonces las familias luchan para sobrevivir con dignidad, produciendo sin ningún apoyo del viejo Estado”. No obstante, el movimiento denuncia que “recientemente corre una información de que la hacienda Pedras de Maria fue vendida a Walter Santana Arantes, el verdugo de los campesinos del Norte de Minas”, destacando que “este enemigo del pueblo norte-mineiro está acumulando crímenes contra el pueblo y su cuenta está cada día más alta, está intentando expulsar a los campesinos de Arapuim, porque cuenta con dinero para comprar la justicia y los políticos que son sus aliados”. El movimiento campesinó afirmó que “¡todos los que se asocien con ese bandido ya saben dónde se están metiendo y desde ya están con las manos manchadas de sangre del compañero Cleomar y de tantos otros héroes del pueblo brasileño!”.