El 23 de marzo alrededor de 3,5 millones de personas en Francia, salieron a las calles en una Huelga General, en contra de la reforma pensional que impuso por decreto el presidente Macron, y que las masas venían rechazando en las calles desde que fue propuesta.

Estas jornadas de movilización se han dado desde enero de este año y se han intensificado mucho más, después del 16 de marzo, día en que Macron y la primera ministra francesa, Elisabeth Borne, por medio del artículo 49.3 de la ley francesa, impusieran la reforma pensional sin la necesidad de aprobación del parlamento.

Plaza de la Bastilla en Francia. Huelga 23/03. Foto: Thomas Samson/AFP

Esta reforma busca cambiar la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años, y aumentar en un año el tiempo mínimo de contribución que pasara de 42 a 43 años. En Francia los trabajadores con una edad mínima para la jubilación solo recibirán la pensión completa si han cotizado el tiempo mínimo, de lo contrario la pensión completa la recibirán hasta que tengan 67 años. Mientras que la esperanza de vida saludable en el país es de 65, 3 años para las mujeres y 63,9 años para los hombres.

Este intento de aprobar la reforma se dio en medio de la crisis económica que atraviesa Francia (alta inflación, alto desempleo y poco crecimiento económico) como expresión de la crisis general del imperialismo. Este es un intento de poner toda la carga de la crisis sobre el pueblo.

Las jornadas de movilizaciones y de la Huelga General se han dado en por lo menos 10 ciudades y se han reunido varios sectores del pueblo, trabajadores viales, trabajadores del metro, maestros, estudiantes, trabajadores de refinerías, trabajadores de televisión, obreros del sector de energía eléctrica, controladores de tráfico aéreo, obreros ferroviarios, estribaderos, recolectores de basura y profesionales de la salud.

Estas han sido jornadas combativas donde se han enfrentado a la policía con piedras, señalizaciones, cocteles molotov, latas de basura en llamas, con fuegos artificiales y con los propios gases lacrimógenos que le lanza la policía, han levantado barricadas y bloqueado vías, han saqueado tiendas, incendiado carros, paralizaron actividades en el segundo aeropuerto más grande de Francia, bloquearon todas las refinerías del país, atacaron una estación de policía en la ciudad de Lorient, bloquearon vías de tren, quemaron tarjetas de votantes como rechazo a la democracia burguesa, bloquearon los garajes de autobuses de algunas ciudades, estudiantes se tomaron varias escuelas, fueron atacados sedes de los partidos que aprueban la reforma y obreros cortaron la energía de las sedes de 2 bancos, BNP Paribas y Societe Genérale, y la energía de la empresa de Transporte autónomo de Paris, que administra el transporte público de la capital. Organizaciones revolucionarias como la Liga de Juventud Revolucionaria-LJR y Jóvenes Revolucionarios-JR también se organizaron y se unieron a la lucha del pueblo francés.

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También fueron cerradas la torre Eiffel, el Palacio de Versalles y otros lugares turísticos debido a las movilizaciones, y fueron bloqueadas algunas plantas de incineración por los recolectores de basura. La represión estuvo a la orden del día y ataco a los manifestantes con gases lacrimógenos, gas pimienta, agresiones físicas, y detenciones.

Las masas seguirán saliendo a las calles en contra del Estado Imperialista francés, en contra del reaccionario Macron y su reforma anti-pueblo y en contra de todas las medidas y recorte de derechos que la burguesía intente hacer para recargar todo el peso de la crisis sobre el pueblo trabajador, mostrando su fuerza y capacidad y que a pesar de que Macron ha declarado que no retirara la reforma, seguirán firmes en las calles y en la Huelga General hasta que sea retirada dicha reforma.