Compartimos la siguiente denuncia realizada por el Colectivo Justicia Racial, del asesinato de un joven popular a manos de la Policía Nacional de Colombia.  La denuncia muestra el actuar criminal, racista y asesino de la policía y su odio profundo que tienen por el pueblo.

Foto. @JusticiaRacial

El 17 de mayo, Zamir Mosquera arribó a la ciudad de Bogotá en horas de la mañana.

El 15 de junio, alrededor de las 4:00 am, Zamir Mosquera se encontró en su lugar de residencia en el barrio Brisas del Diamante en la Ciudad de Bogotá DC, en compañía de otras dos personas.

En ese instante, fueron testigos de detonaciones de armas de fuego, una de las cuales impactó a Zamir en la región derecha de la cadera. Sus dos acompañantes presenciaron la irrupción de agentes de la Policía Nacional en el domicilio, seguida de su traslado al vehículo policial (patrulla).

A pesar de su lesión y dificultades para movilizarse, Zamir fue arrastrado por cuatro uniformados hasta el vehículo, quienes además emplearon en repetidas ocasiones una pistola eléctrica contra él, pese a su estado de indefensión.

Durante el arrastre, los agentes realizaron comentarios racistas y despectivos dirigidos hacia las personas afrodescendientes, tales como «Hijue**tas, no nos gustan los negros, váyanse de aquí, por eso es que los vamos a matar a todos».

Los testigos se refieren a que uno de los uniformados le decía a sus compañeros «matémoslo, matémoslo aquí mismo, dejemos a este perro Hijue**** aquí», refiriéndose a Zamir. Así lo expresan los testigos.

Una vez llegados al Hospital Meisen en la ciudad de Bogotá, el joven que acompañaba a Zamir le preguntó acerca de su estado, a lo cual Zamir respondió que únicamente sentía dolor en la pierna. Posteriormente, fue colocado en una silla de ruedas y conducido al interior del centro médico.

Transcurridos 30 minutos, se informó a los acompañantes que Zamir había fallecido. No obstante, al momento de entregar el cuerpo, se constató que presentó fracturas en los brazos, un golpe contundente en la parte derecha de la cabeza y llagas en la piel, fracturas y heridas con las cuales no había ingresado al centro médico.

Varios testigos sostienen que Zamir se encontró con vida al ser trasladado al centro médico, presentando únicamente una herida de bala en la pierna derecha; sin embargo, se hallaba consciente y sin golpes antes de su ingreso al hospital.