En la Comuna 1 de Bello y entre las quebradas La Maruchenga y La Madera, queda José Antonio Galán, un barrio popular ubicado al sur de Bello, en el límite con Medellín. Este barrio nació en los años 50 cuando los primeros habitantes pusieron las primeras tablas y levantaron el primer rancho. Desde aquella época el barrio Galán ha crecido notablemente, pues el pueblo necesita un espacio el cual habitar, más aún, si han sido expulsados del campo y sus tierras arrebatadas, ya sea por la violencia bipartidista, por el enfrentamiento entre diversos grupos armados que no representan los intereses del campesinado, o por el rezago del campo colombiano
José Antonio Galán es un barrio popular como muchos de Bello, como también los hay en Medellín, allí, algunos vecinos tienen huertas, o, por ejemplo, crían gallinas, de este modo, conservan algunas prácticas de la vida en el campo; los habitantes trabajan en lo que sea para lograr sacar a sus familias adelante, bien sea para conseguir el alimento diario o para invertir en su vivienda, cambiar las tablas y plástico por material y tejas más firmes que protejan el interior de la casa y a toda la familia. Este barrio, ha sido una muestra de cómo el pueblo trabaja incansablemente para tener aquello que el Estado no garantiza, el derecho a la vivienda digna. Pero, además de no garantizar que todos tengan mínimamente un espacio donde vivir, el Estado amenaza con destruir muchas de las casas del Barrio José Antonio Galán, como denuncian los habitantes, quienes recientemente recibieron una notificación de desalojo de la Alcaldía de Bello.
La vivienda la construye el pueblo con sus manos y los habitantes del barrio José Antonio Galán son ejemplo de esto. En un recorrido que hicimos para conocer el barrio y hablar con la comunidad frente a la actual problemática, uno de los vecinos hablaba de la importancia que tiene la vivienda para él, en sus palabras decía: “si me voy a morir, por lo menos hay que tener la casita ordenada”. Hoy en día la gran mayoría de las casas están construidas en material y las carreteras están pavimentadas, fueron los mismos habitantes del sector quienes además de construir las casas hicieron las carreteras, como nos indicó una vecina del barrio quien nos mostró una fotografía que todavía conserva y que evidencia un convite, jornada de trabajo colectivo, donde los vecinos se unieron para construir el camino por la loma empinada, usando los materiales que consiguieron previamente haciendo vaca. En consecuencia, los carros y motos pueden hoy día subir por la loma sin problema. No sobra decir, si la orden de desalojo se materializa, veremos patrullas y tanquetas de la policía, subir por las carreteras que el Estado nunca construyó, para arrebatar derechos en vez de garantizarlos.
Hay que hacer énfasis en que el pueblo no solo construye su vivienda con las manos y sin la ayuda del Estado, sino que muchas veces, a pesar del Estado. Las casas de José Antonio Galán ha sido el hogar de al menos tres generaciones de personas, algunos vecinos nos narraban cómo llegaron al barrio en su niñez y sus padres levantaron las casas y las calles que ahora habitan, hoy día los niños de ayer ya tienen hijos e incluso nietos. Pero desde el pasado 23 de febrero, muchos vecinos del sector se encuentran amenazados por una orden de desalojo, bajo el pretexto de que las casas se encuentran construidas en zona de riesgo. Efectivamente, los vecinos cuentan que, en zonas específicas del sector, el terreno es inestable y anteriormente se han producido deslizamientos, pero solo en tales zonas específicas, mas no en todo el barrio. Sin embargo, ante el argumento de que se encuentran en riesgo, una vecina declaraba: “deberían canalizar las quebradas”, es decir, los vecinos reclaman que el Estado debería invertir en el terreno para que sea habitable sin riesgo. Pero contrario a eso, la alcaldía ha encontrado más rentable expulsar a muchos vecinos que canalizar los afluentes y adecuar el terreno de modo que sea apto en las zonas donde efectivamente hay un riesgo. Otra vecina señalaba que hay una zona específica donde el terreno es inestable, pero la orden de desalojo también comprende varias casas en otras partes del barrio, que están muy lejos de la zona donde efectivamente se han producido los deslizamientos de tierra, y que los vecinos consideran no se encuentran en riesgo. Los vecinos denuncian que no hay un previo acuerdo de reubicación y que no se les ha escuchado a quienes construyeron el hogar del cual hoy se les pretende expulsar, por ello los vecinos sentencian que es un desalojo negligente y completamente ilegítimo.
En un artículo escrito anteriormente llamado “Emergencia invernal, negligencia estatal” explicamos que no solamente las condiciones climáticas ponen a las personas de barrios populares en condiciones de riesgo, sino que también, la misma negligencia del Estado lleva a que hoy día gran parte del pueblo viva en condiciones precarias, en zonas donde se arriesgan a perder sus viviendas y sus vidas.
Frente a lo anterior, los vecinos del barrio José Antonio Galán se vienen juntando, están buscando las formas de pelear, pues no piensan dejarse sacar, interpusieron una tutela, y además han venido realizando reuniones, pegando carteles, colgando telas y promoviendo diferentes actividades culturales para integrar a todos los vecinos del sector. No es para menos, según datos de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ECV) realizada por el DANE, para el 2021 en Antioquia hubo un déficit habitacional del 24.6%, es decir, que en uno de cada cuatro hogares antioqueños, las personas habitan en viviendas con deficiencias en cuanto a espacio, por lo tanto en condiciones de hacinamiento, o también, con otros tipos de deficiencias como en la estructura, lo anterior, sin tener en cuenta a las personas que, a falta de vivienda, deben vivir en la calle. Acorde a lo anterior, la lucha por vivienda digna de los habitantes del barrio José Antonio Galán se enmarca en un contexto que va más allá de las fronteras del barrio, una cantidad considerable de las amplias masas populares no tiene un espacio para vivir dignamente, y en ese contexto, es justa la resistencia de los habitantes del barrio al desalojo.
Hace unos pocos años han tenido lugar otros desalojos por parte del Estado, Nueva Jerusalén y Moravia son dos ejemplos de ello, el primero de ellos, siendo un barrio muy cercano al José Antonio Galán, pues se encuentra ubicado en la misma comuna. Se dice que en el Departamento de Antioquia hay un déficit de vivienda de 600 mil unidades (Caracol Radio), lo anterior sirve de ejemplo para tener una noción de la magnitud del problema y la necesidad de apoyar desde la solidaridad y la lucha a los habitantes del sector.
Los habitantes del barrio José Antonio Galán han ido impulsando actividades para llamar a la unión y a la solidaridad de todo el barrio, a tal llamado se han aproximado jóvenes estudiantes y egresados de la universidad, quienes se han ido acercando para conocer la problemática por boca de los mismo habitantes y ponerse de lado del pueblo, porque en Bello y en muchas ciudades del país, el pueblo luchó, lucha y luchará contra los agentes del Estado para defender su derecho a la vivienda digna, y tal lucha debe contar con la solidaridad de todos los sectores oprimidos de la sociedad. Decía una vecina del barrio: “yo pago más de $300 mil de impuesto predial [anual] y la luz me llega en $60 mil [mensual]” y aun así, hoy es una de las personas que se encuentra en riesgo de perder la casa que sus antepasados construyeron con tanto esfuerzo, ahora bien, las personas en el Valle de Aburrá, específicamente la clase trabajadora y las masas populares, padecen las consecuencias del alza en el costo de vida, el encarecimiento de los arriendos producto del turismo y porque sencillamente ante al negocio y al bienestar de unos pocos, el pueblo no tiene espacio para vivir, de esta manera, apoyar la lucha de los habitantes del barrio José Antonio Galán, es apoyar la lucha de todo el pueblo oprimido y explotado por vivienda digna.