Este artículo fue escrito por Julio Flores
“La guerra es la forma más alta de lucha entre naciones, Estados, clases o grupos políticos, y todas sus leyes son utilizadas por las naciones, Estados, clases o grupos políticos en guerra con el propósito de conquistar la victoria. No cabe duda que el desenlace de una guerra está determinado principalmente por las condiciones militares, políticas, económicas y naturales en que se encuentra cada una de las dos partes beligerantes. Pero no sólo por ellas; está determinado también por la capacidad subjetiva de las partes beligerantes para dirigir la guerra.” Mao Tse-tung
“En la guerra vence quien tiene reservas, más fuentes de energía, más aguante en el seno del pueblo”. Lenin
Introducción
El marxismo enseña a enfocar multilateralmente la guerra, a considerarla como la prolongación de la política por otros medios, esto permite comprender el mundo y las tensiones y alianzas entre distintos países, su disputa económica y lucha política, además el marxismo enseña una serie de leyes objetivas a que está sujeta el mismo desarrollo y desenlace de la guerra; es decir, por un lado la dependencia de la marcha y desenlace de la guerra, y los modos de conducción de la misma guerra respecto al estado y la correlación de las fuerzas económicas y político-morales de las partes beligerantes y, por otro lado, la ley de dependencia entre la marcha y desenlace de la guerra, y los modos de conducción y la disposición de las fuerzas propiamente militares con la disponibilidad de dicha fuerza en un momento determinado, tal parámetro fue el que utilizo Lenin para poder guiar las fuerzas del proletariado en la revolución rusa en Primera Guerra Mundial.
El arte de la guerra de Sun Tzu se escribió alrededor del siglo V antes de cristo, a través de él, los antiguos ejércitos, naciones y clases dominantes encontraron una guía y una forma sobre como conducirse en la praxis militar, en el ejercicio bélico que en muchas ocasiones determinaban el futuro de una nación, algún pueblo o Estado en particular, el dominio de dicho conocimiento se volvió tan necesario e indispensable, que encontramos muchos casos en la historia en la que un pueblo más desarrollado o “civilizado”, era derrotado, condenado a las cenizas y “exterminado” por otro más “bárbaro”, menos desarrollado en aspectos culturales y sociales, pero que eran mejores guerreros, más diestros en el arte militar y la lucha lo que en ultimas era lo que les concedía la victoria.
El desarrollo de las fuerzas productivas y el de las ciencias modernas, fue acompañada a su vez por una transformación y amplitud de la praxis militar. Las guerras ahora ya son amplias y con armas más sofisticadas, los “ejércitos profesionales” no tienen el único y exclusivo rol en las guerras, las revoluciones tuvieron su propio desarrollo teórico y práctico, y se desarrolló la teoría y práctica de la guerra del proletariado, la Guerra Popular. La guerra ahora es un fenómeno en donde participa activamente la sociedad, y tal ejemplo lo vivimos en las dos grandes guerras mundiales, en donde la población de los países beligerantes participó ya sea en un frente de guerra combatiendo o ya sea en la retaguardia fabril del país en cuestión trabajando para sostener el frente de guerra con la logística necesaria para sostener la misma (munición, vestimenta, comida, combustible, armas, medicinas, motores, drones etc.). Esta complejidad e importancia que toman las guerras en el sistema en su fase imperialista, demuestras no solo sus grietas y fisuras irreparables; sino que además son el preludio de su inevitable fin y ruina, tal y como lo hemos visto tras el fin de la Primera Guerra Mundial (Triunfo de la revolución bolchevique) y de la Segunda Guerra Mundial (Creación del campo socialista).
Gracias al marxismo los proletarios contamos con una útil herramienta para interpretar la realidad y «pronosticar» su futuro, de seguro que, con mayor tacto, objetividad y multilateralidad que cualquier analista sesgado por la óptica prorrusa o pro-OTAN; pero como sabemos, también el marxismo no es solo una herramienta para interpretar la realidad, sino tiene aún más utilidad cuando sirve de guía para orientar las fuerzas sociales de la revolución.
Parte 1 – Antecedentes
Ucrania es conocida por ser país de «tierra negra», es decir, es famoso por poseer una de las tierras más fértiles del mundo; históricamente ha sido un país rico en producción de trigo, y por muchas décadas cuando hizo parte de la Unión Soviética, se desempeñó como el productor más grande de trigo en el mundo, con cerca de 66.850 toneladas de trigo en 1964. En la actualidad y antes de la guerra ruso-ucraniana, Ucrania llegó a ocupar el 5to lugar en producción de trigo. En la geografía ucraniana, el río Dniper divide al país en dos de norte a sur, y éste ha sido una frontera natural que históricamente ha dividido a pueblos y culturas.
Ucrania cuenta no solo con la represa de Kajovka, la más grande de Europa, volada recientemente en una acción de sabotaje, sino también cuenta con la central nuclear más grande de Europa, una herencia de su pasado soviético y de los planes quinquenales dirigidos por Stalin. Todo ello no solo convierte a Ucrania en un lugar con mucho valor estratégico y de vital importancia en el escenario mundial, sino que además goza de una importancia geoestratégica por tener salida al mar Negro y al mar de Azov, así como de ser el puente entre Europa y Rusia.
Históricamente Ucrania fue poblada por una mezcla de pueblos eslavos, quienes a través de los siglos fueron rivales del imperio romano, que aprovecharon muchas oportunidades para hacer incursiones armadas en territorios enemigos. Cerca del Siglo IX los pueblos eslavos sufrieron las invasiones vikingas que llevaron a fundar el Rus de Kiev, que adoptó el cristianismo «ortodoxo» cómo religión oficial, con el tiempo llegarían a convertirse en un enclave feudal fuerte que poco a poco perdió su esplendor hasta que fue sepultado por las poderosas invasiones mongolas en el siglo XIII. Los mongoles no dominaron por mucho tiempo, y tras su caída, la suerte de lo que hoy se conoce como Ucrania quedó relegada a la disputa entre varios principados feudales de los cuales ganaría el dominio el principado de Moscú, el antecesor histórico y cultural de lo que hoy es Rusia.
En Ucrania cohabitan varias culturas como la tártara (asentados históricamente en Crimea), los rusos asentados en el Donbass, los ucranianos y cosacos; este último pueblo se formó por la desintegración de otros pueblos y de grandes poblaciones que huyeron de la esclavitud, pretendiendo volverse siervos. Los cosacos lograron desarrollar una cultura y una sociedad conocida como los cosacos de zaporizhia, que serían finalmente derrotados e integrados al imperio ruso a finales del siglo XVIII. Los rusos a lo largo de la creación del gran imperio zarista iniciaron en todo el territorio bajo su dominio una brutal dominación con la prohibición de las lenguas maternas de los pueblos que subyugaban, acompañado de un proceso de rusificación, borrando el legado cultural de dichos pueblos y educándolos bajo su cultura propia y negando el derecho a ejercer su propia autodeterminación nacional. El imperio ruso fue conocido como ¨la cárcel de los pueblos¨ y subyugó a decenas de nacionalidades, entre ellas la ucraniana.
Rusia, pasó de ser un imperio feudal a ser un país capitalista, siguiendo un camino lento y sangriento. En el siglo XVIII Rusia intenta expandirse y consolidar posiciones territoriales. Mediante la guerra de Crimea, en dónde intento disputar a Inglaterra, Francia y Turquía el domino sobre Crimea, Rusia retrocedió temporalmente mediante una disputa diplomática que le obligo a la desmilitarización del Mar Negro en el año 1856, dicho tratado duró tan solo unos cuantos años ya que no logro dirimir la disputa. En el año 1861 se dio la abolición de la servidumbre en Rusia, a lo que el gran escritor León Tolstói, quien había combatido en la misma guerra, aseguró: «lo mínimo que podía hacer el Estado para premiar el sacrificio de los campesinos»; una medida destinada no con un fin altruista, sino pensada más en una acción administrativa que permitiera modernizar el Ejército según los estándares occidentales y abrir las puertas al lento pero decidido desarrollo del capitalismo en Rusia. En el año 1877 Rusia emprende la guerra ruso-turca, con la cual logró extender su influencia por el mar Mediterráneo, «liberando» a los pueblos eslavos de los Balcanes de más de 400 años de dominación turca, es decir, logrando la independencia de Bulgaria y obligando a una repartición de los Balcanes entre Inglaterra y Prusia a expensas de los turcos que perdieron la región; así como la sangrienta conquista y colonización de América por las potencias feudales europeas sirvió a la ¨acumulación primitiva¨ y de base de acumulación para la industrialización y el capitalismo. Así mismo el imperio Zarista desarrolló su capitalismo basado en el sometimiento de pueblos y naciones.
En el siglo XX en el mundo el capitalismo llega a la fase del imperialismo, como resumiera Lenin:
¨El imperialismo es la fase superior del desarrollo del capitalismo, fase a la que sólo ha llegado en el siglo XX. El capitalismo comenzó a sentirse limitado dentro del marco de los viejos Estados nacionales, sin la formación de los cuales no habría podido derrocar al feudalismo (…) Los trabajadores no deben olvidar que el capitalismo ha dividido a las naciones en un pequeño número de grandes potencias opresoras (imperialistas), naciones libres y soberanas, y una inmensa mayoría de naciones oprimidas, dependientes y semidependientes, no soberanas.”
Tal desarrollo ha permitido a día de hoy, que un puñado de países dominen a una inmensa mayoría de países débiles o menos fuertes, Estados unidos, Inglaterra, Japón, Alemania, Francia, Rusia, entre otros, se disputan entre sí por el sometimiento de la gran mayoría de naciones oprimidas, todo el continente africano, sur y centro América, tienen sus amos imperialistas, en el continente asiático, menos Japón y China, que en nuestros días se convirtió en imperialista, también tejen dicha red mundial.
Así, la primera guerra mundial fue una rapiña por el ¨botín¨, la disputa entre imperialistas por las naciones oprimidas. En lo referente a Rusia, Lenin analizaba el real móvil de la participación de ésta en la guerra mundial así:
“Los gran rusos sólo constituyen el 43% de la población, es decir, menos de la mitad, y el resto de los habitantes, por no ser rusos, carecen de derechos. De los 170 millones de habitantes que tiene Rusia, cerca de 100 millones están oprimidos y carecen de derechos. El zarismo hace la guerra para apoderarse de Galitzia y estrangular definitivamente la libertad de los ucranianos, para apoderarse de Armenia, de Constantinopla, etc. El zarismo ve en la guerra un medio para distraer la atención del descontento que aumenta en el interior del país y aplastar el movimiento revolucionario que va en ascenso.”
A inicios del siglo XX se acelera el proceso de industrialización en toda Rusia, y con ello se acrecienta la clase obrera y sus luchas; el partido bolchevique llegó a convertirse en un partido de vanguardia y el más avanzado de todos los países europeos; templado en casi dos décadas de lucha y pasando por tres revoluciones, llega a tomar el poder en octubre de 1917, transformando radicalmente la realidad rusa y de casi toda la esfera de su influencia. La gran revolución socialista de octubre fue la que permitió ponerle freno a la carnicería de la primera guerra mundial, en donde Rusia había pagado un alto costo humano y económico. En el desarrollo de la misma guerra el descontento popular tanto en el Ejército como entre las masas rusas supo ser canalizado por los bolcheviques para transformar la guerra reaccionaria en guerra civil, pasando de la revolución de febrero de 1917, a la revolución socialista de octubre.
El socialismo que lucha por abolición de la explotación, de toda injusticia y privilegios de una minoría sobre la base del sufrimiento y miseria de la mayoría, esta también en contra de la opresión nacional. Lenin afirmaba: ¨El imperialismo es la época de la opresión creciente de las naciones del mundo entero por un puñado de «grandes» potencias, razón por la cual la lucha por la revolución socialista internacional contra el imperialismo es imposible sin el reconocimiento del derecho de las naciones a la autodeterminación¨. Así, la nación ucraniana solo pudo ejercer su derecho a la autodeterminación con la revolución socialista en Rusia. No es casualidad que Putin, real continuador en nuestros días del Zarismo anunciara que: “La Ucrania moderna fue creada enteramente por Rusia, más precisamente por la Rusia bolchevique y comunista.”
Así, en medio de la guerra civil rusa, la independencia de Ucrania fue reconocida, tanto por el Comité Ejecutivo Central de la RSFSR (República Socialista Federativa Soviética Rusa) como por el Partido Comunista de los bolcheviques de Rusia. Los obreros y campesinos de Ucrania decidieron mediante un Congreso de Soviets de Ucrania, que Ucrania se integraría a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas uniéndose con la Rusia soviética que crearon los obreros y campesinos rusos.
Dentro de Ucrania, existían también clases opresoras y clases oprimidas, y cada una de estas clases entendía el nacionalismo de una manera diferente y lo utilizó para fines diferentes. En aquel contexto convulso de guerra mundial, guerra civil y caos en todos los órdenes sociales, la gran burguesía ucraniana vio la oportunidad de liberarse del yugo del zar, y se tomó el poder con la ayuda y favor del imperialismo alemán, con lo cual pasa a participar de la guerra civil en contra de las fuerzas revolucionarias y en unión con las fuerzas blancas en el poder. Mientras que las clases explotadas lideraron una insurrección dentro de Ucrania contra las clases explotadoras de la misma nación, para establecer el poder soviético con ayuda de la naciente república socialista rusa.
No sería sino hasta 1922 que en Ucrania triunfaría la revolución social; el gobierno de obreros y campesinos de la nación ucraniana decidió ser integrarse a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Cuando el movimiento de las clases reaccionarias ucranianas fue derrotado por las fuerzas de la revolución, gran parte de los contrarrevolucionarios debieron pasar a la clandestinidad para seguir luchando en contra de la URSS. Con el poder soviético establecido en Ucrania, ocurrieron una serie de cambios que desarrollarían las fuerzas productivas y pondrían al proletariado a la cabeza de aquel proceso. Stalin condujo la industrialización de la unión de repúblicas y la colectivización del campo, ganándose un odio visceral de las clases expropiadas que no solo asociaban históricamente todo lo malo a la influencia rusa, sino que ahora se les expropiaba y cercenaban sus privilegios de clase. En plena guerra civil la burguesía ucraniana, al igual que sus contrapartes, las clases explotadoras y reaccionarias Rusas, que habían sido derrotadas por la revolución, no tuvieron problema de aliarse al imperialismo alemán para recibir armas y recursos para combatir a los «rojos» a cambio del trigo de su país; igualmente llegaron a cometer los peores crímenes en contra de las masas ucranianas; como la expropiación de las propiedades de los campesinos pobres y medios a través de sus bandas paramilitares y militares, asesinato en masa de prisioneros de guerra y ejecuciones masivas de población civil. Dicho odio visceral de las clases opresoras derrotadas hacia todo lo relacionado con lo soviético, volvería a renacer bajo los líderes que apoyarían a los nazis en la Segunda Guerra Mundial; una fuerza armada por los nazis y usada como brazo que ejecutaba el trabajo sucio que no se atrevían a hacer las mismas fuerzas de ocupación. A la cabeza de Stepán Bandera, los reaccionarios ucranianos ejecutarían otra serie de crímenes atroces como el asesinato de comunistas, gitanos, polacos y judíos en masa, asesinato de soldados prisioneros y violaciones y ejecuciones de mujeres que eran entregadas en botín al Ejército alemán. La OUN (Organización de Nacionalistas Ucranianos) que lideraba Bandera contaba con al menos 200 mil hombres, quienes previamente habían sido adiestrados y armados por la Gestapo; su reino de terror duró hasta que fue aplastada la bota fascista por el poder soviético, pero la OUN seguiría sus operaciones pasando a la clandestinidad, incluso lograron desarrollar una lucha de guerrillas a través del Ejército Insurgente Ucraniano en la región de Volinia hasta mediados de los años 50`s cuando sus destacamentos fueron desarticulados por el poder soviético. En Volinia dicho Ejército realizó matanzas de polacos y en el este de Galitzia llegaron a matar hasta 100.000 civiles. Su brutalidad era bien reconocida por las SS y occidente, en donde se les daba sus reconocimientos y paga por ello.
Pero en el mismo desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, las clases oprimidas también participaron activamente de la lucha y fueron quienes ganaron la contienda restableciendo su poder dirigido por el gobierno de obreros y campesinos de la república socialista de Ucrania. Contrariamente al engaño usado por el reaccionario de Putin y otros que intentan relacionar a toda la nación ucraniana con el fascismo, un gran número de ucranianos luchó en las filas del Ejército Rojo contra la Alemania nazi. Se estima que 4 millones de ucranianos se unieron a las filas del ejército soviético y participaron activamente en la liberación de su patria de los invasores fascistas. Mientras las milicias fascistas de Bandera solo lograron movilizar hasta 200,000 efectivos.[i] En el año 1954 la república socialista de Rusia le cedió Crimea , territorio colonial de la Rusia de la época señalando en la resolución que era por ¨la similitud de economías, la proximidad del territorio y los íntimos lazos económicos y culturales entre la región de Crimea y la República Socialista Soviética de Ucrania¨ [ii]lo cual es una muestra más de la hermandad y solidaridad de los pueblos socialistas.
Después del XX congreso del PCUS comienza el viraje y el desmantelamiento del socialismo en todas las repúblicas soviéticas con los revisionistas a la cabeza; la hermandad entre pueblos comienza a cambiarse por un apoyo irrestricto a las necesidades económicas y bélicas de la Rusia socialimperialista; en pocos años surge el desempleo, la inflación y el desabastecimiento de materias primas, problemas erradicados desde los años 30 mediante los planes quinquenales de la época de Stalin, entrando en crisis el sistema soviético, que comenzó a perder influencia en las masas, que se comenzaron a desencantar del «régimen soviético». En el año 1986 ocurre la catástrofe de Chernóbil en Ucrania, catástrofe que marco el ocaso del socialimperialismo ruso, la catástrofe tuvo consecuencias humanitarias y ambientales que aún hoy perduran en la zona de exclusión que permanecerá inhabitada por otras décadas más. El revisionismo en la URSS fracasó en su intento de movilizar a las masas para su propósito de competencia interimperalista y de colonización, ésta colapso ante los golpes de los EE.UU. y potencias europeas y ante la resistencia de los pueblos del mundo, siendo destacado el golpe propiciado por la lucha de liberación nacional en Afganistán en 1992, país que los socialimperialistas soviéticos habían invadido descaradamente con los mismos afanes coloniales del zar. Los socialimperialistas “olvidaron” las dos derrotas inglesas en Afganistán, tal y como lo vinieron hacer los norteamericanos en la actualidad que también fueron derrotados, en el país que tiene como sobrenombre la “tumba de los imperios”.
La Perestroika y la caída del muro de Berlín fue consecuencia no solo del relajamiento y el descuido de la vigilancia revolucionaria que conscientemente “olvidaron” los revisionistas soviéticos: ¡la nueva burguesía socialimperialista! Con el tiempo salió a la luz que además fue obra de un plan orquestado con los recursos del magnate George Soros y que contó con su alfil Mijaíl Gorbachov para ayudar en su colapso; Gorbachov renunció a su militancia «comunista» para declararse socialdemócrata, décadas después él mismo confesaría sobre su misión en el desmantelamiento de la URSS: «El objetivo de mi vida fue la aniquilación del comunismo… mi esposa me apoyó plenamente y lo entendió incluso antes que yo […] para lograrlo logré encontrar compañeros de lucha, entre ellos A.N. Yakovlev y Shevardnadze»… «Para lograrlo aproveché mi posición en el Partido y en el país, tuve que sustituir a toda la dirección del PCUS y de la URSS, así como a la dirección de todos los países socialistas de Europa».
Ente 1980 y 2000 el PIB de Rusia retrocedió en un orden del 50 por ciento, en una parte importante medida por la acumulación de formidables fortunas en manos de oligarcas, como también por el caos económico y el desempleo que se comenzó a vivir por aquellos tiempos. En el 2000, según el fiscal general del Estado ruso, las mafias controlaban el 50 por ciento de los bancos y el 40 por ciento de las empresas privadas. En dicho proceso de reorganización del Estado Ruso imperialista, éste ha adoptado cada vez más una forma más fascista, montando ejércitos paramilitares en cargos de poder y responsabilidad imperial como ha sido el grupo Wanger y otros grupos paramilitares rusos semejantes, que han jugado un sangriento papel en África, medio oriente (Siria) y los Balcanes al servicio del imperialismo ruso.
Tras el colapso de la URSS, la reacción mundial aprovecho la oportunidad para hacer una de las campañas propagandísticas más grandes en la historia sobre el fin del comunismo y el advenimiento de la era de la “libertad” y el “fin de la historia”. Una gran campaña económica, política e ideología fue desplegada por los reaccionarios tanto por los de “occidente”, quienes mintieron y negaron el socialismo como por los reaccionarios de “oriente” quienes mediante el más vil engaño de levantar la bandera del socialismo pasaron a oprimir al proletariado, pueblos y naciones del mundo. Cuando EE.UU. atacaba el “socialismo” buscaban atacar con una mano a Rusia en su contienda imperialista por la hegemonía del mundo, y con la otra buscaba atacar, confundir, profanar, y esconder de los pueblos del mundo, los grandes logros y avances del socialismo alcanzado hasta 1954 en la URSS y hasta 1976 en China.
Con la restauración del capitalismo en Rusia en 1954, las clases reaccionarias ucranianas levantaron cabeza y comenzaron a recuperar sus privilegios y a deshacer las conquistas de las clases trabajadoras. Las clases dominantes trabajaron lacayas al socialimperialismo ruso para someter al pueblo ucraniano. Ucrania pasa a ser parte del “patio trasero” del imperialismo ruso, similar a lo que son los países de Latinoamérica para el imperialismo Yanqui. A partir de 1991, ante el colapso del socialimperialismo ruso, este se ve obligado a debilitar el sometimiento sobre sus “satélites” obteniendo Ucrania una independencia política de Rusia, pero manteniendo sobre esta una dominación económica, política, militar y cultural.
Rusia continúo su dominación en sus áreas de influencia incluso después del colapso de la URSS en 1991, tras la independencia de las exrepúblicas soviéticas, Rusia obligaría a Ucrania, Bielorrusia y Kazajistán a entregarle o destruir las armas nucleares que había en sus territorios. Casi todas las exrepúblicas entrarían en una escalada de endeudamiento con Rusia, cada vez más agudizadas con políticas “neoliberales” de privatización que ya venían impulsándose en la última década del siglo pasado y primera década de este siglo. En dicho proceso de privatización de poderosas empresas estatales, varias de estas empresas ucranianas terminaron en las manos de empresas y bancos rusos. Bancos Ucranianos como el Kyivinvest y sectores industriales importantes en la energía y producción de aluminio como Odesa, el complejo Nikolayev, Refinería Linos, entre otros, fueron también adquiridos por empresas rusas. Con la quiebra de sectores industriales ucranianos, la planta de energía nuclear en Ucrania pasó a depender de la equipos e incentivos rusos para la producción y continuidad de los reactores. La hermandad de las repúblicas socialistas, tras la restauración en la URSS, fue dando paso a “zonas de influencia” del socialimperialismo ruso. Retornó la opresión nacional y se fomentó nuevamente el chovinismo “gran ruso”.
Las clases dominantes ucranianas también han hecho su parte por desmontar los logros de los obreros y campesino y han seguido un proceso hacia la adopción de formas fascistas, desempolvando a sus viejos héroes. Poco a poco pequeños grupos neonazis y fascistas comenzaron a organizarse y a ganar influencia, mediante un proceso en auge que se podría comparar con el auge del paramilitarismo en Colombia, pero con una fuerza enfocada más para el combate urbano. En el año 2010, el presidente saliente de Ucrania, Víktor Yúshchenko, le otorgó el título póstumo de Héroe de Ucrania a Stepán Bandera, lo cual generó el rechazo no solo nacional, sino del mismo Parlamento Europeo y de Rusia. Los “nacionalistas” ucranianos, de tendencia neonazi y fascista ya se venían organizando en forma de milicias armadas en miras de prepararse para el futuro «Euromaidan».
Frente a dicha situación, EE.UU. y “occidente” no detuvieron su ofensiva contra Rusia tras el colapso de la URSS, sino que mantenían su pugna por tratar de desmembrar aún más a Rusia y ganar a Ucrania para el ala de influencia Europea, Ucrania es un botín que vale la pena disputar, ya que todos los imperialistas necesitan hacerse de mayor control de los recursos naturales, mercados, puntos militares estratégicos, y las superganancias que deja la explotación de los billones de masas pobres sobre la tierra.
Tras el colapso de la URSS, vemos que la política rusa en la arena internacional se desenvuelve en relación a su condición de país poderoso que trata de superar una profunda crisis en medio de contrincantes fuertes, es decir, vemos como Rusia algunas veces cede ante la presión y chantaje internacional de EE.UU., como por otro lado trata de recuperar “territorio” perdido, mostrando fuerza y desatando guerras de agresión para tal fin, todo en miras a recuperar su papel de superpotencia. Es así que vemos a Rusia dócil frente a la crisis generada por los bombardeos de la OTAN en Kosovo, aceptando todas las imposiciones de Estados Unidos, tanto militares como económicas, pero también vemos a Rusia emprendiendo guerras de agresión como las Guerras de Chechenia, la Guerra de Georgia en 2008 y la reciente guerra de invasión a Ucrania. En la contienda interimperialista, Rusia apoyó la invasión de EE.UU. a Afganistán en el 2001 y mantuvo silencio cómplice en la invasión de EE.UU. a Iraq, solo protestando para que se le respetaran sus contratos petroleros y negocios.
En este marco de la contienda interimperialista es que gran parte de las clases dominantes ucranianas en los últimos años ha oscilado más hacia “occidente”, lo que ha creado una problemática social no solo por ser Ucrania una zona de disputa interimperialista, sino que además las clases dominantes han exacerbado las diferencias lingüísticas y culturales entre rusos y ucranianos, han exacerbado la opresión nacional llegando al punto de desatar un conflicto civil y una guerra que ha dividido a Ucrania en dos: entre lo que se conocen como “prorrusos o proucranianos.” Una disputa impuesta tanto por la propaganda de ambos bandos como por la misma imposición del sistema capitalista cuya tendencia y desarrollo natural es la de enfrentar pueblos contra pueblos. Una tragedia social que contrasta con su reciente pasado de hermandad y solidaridad que en algún momento vivieron aquellos pueblos que alcanzaron a desarrollar el socialismo, tales son las consecuencias, son el resultado del brutal capitalismo burocrático que se restauró en todos los países del “este” a los cuales retornó la “libertad.”
El objetivo de los imperialistas es dividir a Ucrania: Estados Unidos y “occidente” pretenden desgastar lo que más puedan al imperialismo ruso en la presente contienda, logrando convertir a Ucrania en un tapón y puerta que cierre el paso del imperialismo ruso hacia Europa, cortar de raíz la dependencia europea al gas ruso y volver dependiente a Europa de Estados Unidos. De su parte, Rusia busca recuperar sus territorios perdidos, busca a futuro restablecer las antiguas fronteras del imperio zarista, recobrando su dominio total sobre Ucrania y luego Polonia, los nuevos zares rusos siguen soñando con culminar los anhelos de los destronados zares: tocar puertas en Constantinopla.
Por su parte las clases dominantes ucranianas, como clases explotadoras y opresoras de su mismo pueblo ucraniano, no le queda más que hacer el papel de clases lacayas que se aprovechan de la presente situación para seguir vendiendo su país ya sea a Estados Unidos o Rusia, en una subasta dirigida al mejor postor.
De parte del pueblo ucraniano y de los verdaderos patriotas, el único camino es la lucha independiente de los amos imperialistas. Combatir a Zelenski que ha demostrado ser un vende patria y un agente de las potencias “occidentales” y luchar firmemente por expulsar al invasor ruso. La historia ha demostrado que un país más débil y menos armado puede derrotar a uno más fuerte, y esto no depende de las armas que envíen de occidente, sino de movilizar a las fuerzas del pueblo para rechazar la ocupación, lo que solo puede ser una fuerza revolucionaria y no un vende patria como Zelenski.
[Continuará]
[i] Cifra de la investigadora Anna Colin Lebedev. Tomada de https://archive.is/20230529072850/https://elpais.com/internacional/2023-01-08/el-mito-del-lider-fascista-stepan-bandera-solivianta-a-los-aliados-de-ucrania.html#selection-643.258-643.272
[ii] https://www.abc.es/historia/20140327/abci-kruschev-regala-crimea-ucrania-201403261617.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.abc.es%2Fhistoria%2F20140327%2Fabci-kruschev-regala-crimea-ucrania-201403261617.html
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