
Camilo Torres Restrepo fue un sacerdote y sociólogo colombiano, nacido el 3 de febrero de 1929, y quien ofreció su vida por la revolución en nuestro país, murió en combate el 15 de febrero de 1966, siendo militante de la recién surgida guerrilla del Ejército de Liberación Nacional -ELN.
Camilo nació en familia de clase media con ideas liberales, durante su formación como sacerdote y durante sus estudios de sociología en Bélgica, encontró interés por las problemáticas sociales, especialmente la pobreza y la injusticia social. En 1958, su tesis de grado para ser sociólogo, consistió en un estudio de la realidad socioeconómica de Bogotá, trabajo que años después se publicaría con el título “La proletarización de Bogotá”. También participó en varias investigaciones sobre la realidad nacional y el conflicto armado que por aquella época se estaba presentando en el país. En 1962 aportó al libro “La violencia en Colombia” y en 1963 dio a conocer su investigación “La violencia y los cambios socioculturales en las áreas rurales colombianas”.
La preocupación de Camilo por el conflicto armado colombiano, es reflejo del contexto que se vivía en aquellos años: un gran auge del movimiento campesino colombiano y de la lucha por la tierra. En los años 40, los latifundistas iniciaron una oleada de despojo de la tierra utilizando todo el aparato estatal y paramilitar (Policía, Ejército y bandas armadas llamadas “pájaros”, “chulavitas”, etc.). Los grandes terratenientes a través del Partido Conservador, usaron todo el poder armado para robar las tierras a miles de campesinos, lo cual desató un conflicto armado por todo el país, conocido como La Violencia. Los campesinos, en justa defensa, crearon decenas de guerrillas liberales y comunistas y formaron comandos armados que empezaron a articularse y coordinarse. Situación que representaba un gran peligro para las clases dominantes, gran burgueses y terratenientes al servicio del imperialismo yanqui, que veían con temor el gran avance del movimiento campesino armado que se les salía de control.
Ante esa situación, los jefes de la gran burguesía y los latifundistas, tanto liberales como conservadores, acordaron la necesidad del régimen militar de Rojas Pinilla para pacificar el país. Los años 50 fueron entonces la arremetida del Estado contra el movimiento campesino armado, con dos tácticas: por un lado, el proceso de paz de Rojas Pinilla, y por otro lado, detenciones masivas, masacres, bombardeos de poblaciones enteras usando napalm vendido por el imperialismo yanqui, entre otros crímenes del Estado contra las masas campesinas. Luego, en la segunda mitad de la década del 50 y en los años 60, el Frente Nacional, continuó la misma política: procesos de paz y promesas de reforma agraria para intentar desmovilizar las guerrillas campesinas, y guerra para aquellos campesinos que continuaron luchando. En ese contexto surgieron varias de las guerrillas como las FARC y su programa agrario del 64, el ELN, EPL, entre otras. Y en ese contexto, intelectuales revolucionarios como Camilo Torres, no solo se preocuparon por comprender la realidad y la injusticia social, sino que decidieron unirse y participar activamente de la lucha del pueblo.
En 1960, Camilo junto a Orlando Fals Borda, fundaron la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, donde Camilo ejerció como profesor y tuvo fuertes vínculos con la lucha universitaria, que por aquella época pasaba por uno de los periodos de mayor organización y conciencia revolucionaria en la historia del movimiento estudiantil colombiano. Camilo hizo su aporte a ese gran movimiento estudiantil de aquella época, fundando el Movimiento Universitario de Promoción Comunal (MUNIPROC) que movilizaba jóvenes universitarios a investigar y conocer la realidad de los barrios pobres de Bogotá y a vincularse a las masas trabajadoras.
Debido a su activismo político revolucionario, fue reprimido por la dirección de la Iglesia, que veía con malos ojos su práctica. Por esta razón y bajo presión, tuvo que renunciar al sacerdocio en 1965. Se mantuvo como fiel creyente de la doctrina religiosa y afirmó que, aunque renunciaba a sus vínculos con la Iglesia, nunca dejaría de ser sacerdote. Por eso, es recordado como el cura guerrillero, que encontró en la revolución la única forma eficaz de hacer realidad el amor al prójimo que profesaba la doctrina católica.
Para 1965, Camilo Torres era un destacado líder revolucionario en Colombia. Fundó el Frente Unido del Pueblo donde logró articular a varias organizaciones de la izquierda colombiana para luchar por los derechos del pueblo y por una revolución. El programa del Frente Unido planteó la necesidad de cambiar el orden establecido, derrumbando a las clases dominantes en el poder y construyendo un nuevo poder basado en el pueblo organizado: “Los que poseen actualmente el poder real constituyen una minoría de carácter económico que produce todas las decisiones fundamentales de la política nacional. Esta minoría nunca producirá decisiones que afecten sus propios intereses ni los intereses extranjeros a los cuales está ligada. Las decisiones requeridas para un desarrollo socio-económico del país en función de las mayorías y por la vía de la independencia nacional afectan necesariamente los intereses de la minoría económica. Esas circunstancias hacen indispensable un cambio de la estructura del poder político para que las mayorías produzcan las decisiones.” [1]

En cuanto al problema de la tierra, que era la causa principal del conflicto armado que se vivía en el país, el programa del Frente Unido planteó que “la propiedad de la tierra será del que la trabaje directamente.”, política muy apropiada, ya que en Colombia nunca se ha desarrollado una Revolución Agraria que entregue la tierra al campesinado y permita el desarrollo de nuestra agricultura y de nuestras masas campesinas. Por el contrario, los latifundistas a través de diversas formas, como las guerras de despojo contra el pueblo, créditos impagables, engaños jurídicos, falsas reformas agrarias, han robado tierras a los campesinos y han aumentado la concentración de la tierra en pocas manos, impidiendo el desarrollo democrático de nuestra nación.
El programa del Frente Unido planteó también la nacionalización de las grandes empresas como bancos, hospitales, compañías de seguros, transportes públicos, radio, televisión y la explotación del petróleo, empresas que, por su gran tamaño e importancia en la sociedad colombiana, deben ser arrebatadas al gran capital y hacerlas propiedad de un Nuevo Estado bajo el objetivo de servir al desarrollo y bienestar de las masas trabajadoras, y no para el enriquecimiento de un pequeño puñado de millonarios. Y finalmente, del programa destacamos el planteamiento de que “la mujer participará en pie de igualdad con el hombre, en las actividades económicas, políticas y sociales del país.”, reivindicación de suma importancia, pues sin la participación activa de las mujeres, que son la mitad del mundo, no es posible el triunfo de la revolución.
Respecto al camino para conquistar ese programa, destacamos el documento “No voy a las elecciones” (1965), en el cual Camilo planteó las razones por las cuales rechazaba las constantes invitaciones que le hacían para él lanzarse a las elecciones. Algunos de sus argumentos fueron: “Como es imposible ganarles a los que controlan la maquinaria electoral y todos los factores de poder, los grupos de oposición que llegan al parlamento no podrán nunca hacer transformaciones revolucionarias; por el contrario, su presencia en el parlamento facilita que la oligarquía diga que en Colombia hay democracia porque hay oposición. […] No me parece buena educación revolucionaria decirle con las palabras al pueblo que desconfíe de la oligarquía y decirle con los hechos que le entregue al sistema algo de lo más precioso que tiene un hombre como es su opinión política. […] Creo que el tiempo y el dinero que se emplea en confeccionar listas, discutir por renglones, suplencias y caciques se pueden aprovechar para organizar a la clase popular por la base.” Concluye planteando la necesidad de una abstención activa, beligerante y revolucionaria.
El anterior no fue el único documento en el que Camilo planteó su postura antielectoral, es una postura sólida presente en varias de sus publicaciones: “La abstención ha sido el primer grito de rebeldía de toda una clase que no confía en las patrañas de la clase dirigente.” [2] “Señores oligarcas, el Pueblo ya no les cree nada a ustedes. El Pueblo no quiere votar por ustedes. El Pueblo está harto y desesperado. El Pueblo no quiere ir a las elecciones que ustedes organicen. […] la revolución de las masas populares colombianas no parará ahora sino hasta lograr la conquista del poder para el Pueblo.” [3]
En 1966, Camilo se vinculó a la lucha armada, convencido que sólo a través de ella se podrían lograr las grandes transformaciones que requiere el país, porque según él, las otras vías ya estaban agotadas, y a las clases dominantes y al imperialismo no había otra forma de derrotarles: “Ahora el pueblo ya no creerá [en la oligarquía] nunca más. El pueblo no cree en las elecciones. El pueblo sabe que las vías legales están agotadas. El pueblo sabe que no queda sino la vía armada. El pueblo está desesperado y resuelto a jugarse la vida para que la próxima generación de colombianos no sea de esclavos. Para que los hijos de los que ahora quieren dar su vida tengan educación, techo, comida, vestido y, sobre todo dignidad. Para que los futuros colombianos puedan tener una patria propia, independiente del poderío norteamericano. Todo revolucionario sincero tiene que reconocer la vía armada como la única que queda. Sin embargo, el pueblo espera que los jefes, con su ejemplo y con su presencia, den la voz de combate.” [4] Consecuente con su pensamiento, aquel año 66 Camilo murió en combate, dejando un gran legado para la revolución colombiana, del cual debemos extraer lecciones para la lucha actual.

Precisamente, buscando retomar su legado, queremos hacer énfasis en el Frente Unido de Camilo Torres, el cual ha sido una valiosa experiencia organizativa del pueblo colombiano en su lucha por una nueva sociedad democrática, popular e independiente. Su construcción fue producto del gran esfuerzo que hizo Camilo por unir a las fuerzas revolucionarias y progresistas del país: “No importan las diferencias tácticas que ahora nos aparten: tenemos que convencerlos a todos con nuestro ejemplo de la necesidad de la unidad y de la posibilidad de conquistar nuestro objetivo final: la toma del poder para el pueblo, cueste lo que cueste.” [5] Camilo estuvo siempre abierto a trabajar con todas las personas y organizaciones dispuestas a luchar por las reivindicaciones del pueblo y la revolución, siendo un ejemplo a seguir en la lucha por la unidad y contra el sectarismo.
Este año 2025, se cumplen 60 años del Frente Unido de Camilo, gran experiencia de unidad del pueblo colombiano para la lucha contra las clases dominantes. Respecto a este importante acontecimiento, varias organizaciones populares y revolucionarias de distintas regiones del país, están organizando una conmemoración que permita aprender de dicha experiencia, extraer lecciones y reflexiones aplicadas a nuestra situación actual, y con ello elevar la organización y la lucha popular en nuestro país, retomando el camino revolucionario de Camilo y el Frente Unido. Como parte de dicha apuesta, en Nueva Democracia, a lo largo de este año, estaremos publicando diferentes materiales de análisis sobre la obra revolucionaria de Camilo Torres y estaremos informando de los eventos que se realizarán como parte de su conmemoración.
Finalmente, en estos 96 años de su natalicio, resaltamos de Camilo, su firme toma de posición por la lucha del pueblo, el camino de la lucha combativa e independiente, su brega por la organización del pueblo para la revolución, su llamado a dar la vida por la causa y aceptar los sufrimientos y sacrificios que ello demandase, su preocupación latente por la realidad nacional y las problemáticas de los más pobres, rechazando el camino burocrático de las elecciones y dando su vida en combate. Por todo lo anterior, en febrero conmemoramos el nacimiento de Camilo Torres como un auténtico revolucionario y ejemplo para las nuevas generaciones de luchadores populares.

Notas
[1] Camilo Torres, Plataforma Del Frente Unido Del Pueblo Colombiano. 1965.
[2] Camilo Torres, Mensaje a las mujeres. 1965.
[3] Camilo Torres, Mensaje a la oligarquía. 1965.
[4] Camilo Torres, Proclama al pueblo colombiano. 1966.
[5] Camilo Torres, Mensaje al Frente Unido. 1965.