
Entrega simbólica, promesa incumplida
El 21 de marzo de 2024 Petro y su cúpula realizaron un evento en el marco de la llamada gira por el caribe “gobierno con el pueblo”, donde hicieron “entrega” simbólica de tierras y prometieron proyectos productivos a los campesinos. Uno de estos eventos fue en la finca Simba, ubicada en San Antonio de Palmito departamento de Sucre, el cual resonó en los medios de comunicación, pues era una entrega de más de 1.000 hectáreas de tierra prometidas a cabildos indígenas del pueblo Zenú, campesinos, afros y víctimas del conflicto armado como parte de la “reforma agraria”.
Las fincas prometidas fueron: Simba con 850 hectáreas, Potosí con 389 y La Laguna con 145. Según Verdad Abierta, estas tierras fueron propiedad del ganadero paramilitar Javier Piedrahita quien en los años 90 fundó la primera convivir del departamento de Sucre llamada Nuevo Amanecer, convirtiendo estas fincas en un centro de operaciones paramilitares. En los 2000 las fincas pasan a otro propietario llamado Fernando Castaño alias “el botija” (narcotraficante de la oficina de envigado). En el 2009, tras la captura de “el botija”, estas fincas fueron intervenidas por la Fiscalía y pasan a ser administradas por la Sociedad de Activos Especiales (SAE), quienes en 2018 las entregaron en arriendo a la comercializadora El Tamaral por 20 años.
En 2025, después de casi un año, la “entrega” simbólica de tierras se quedó en promesa, pues no han sido tituladas a los campesinos e indígenas, siguen en manos de la SAE y arrendadas a la empresa Tamaral, de esta manera el gobierno incumple lo acordado con las comunidades.
Minga indígena permanente
El pueblo Zenú de San Antonio de Palmito, cansado ante estos incumplimientos y ante la falta de respuestas claras por parte del gobierno, decide dar un paso hacia la ocupación de las fincas, como nos explicó un líder indígena Zenú: “tomamos la decisión desde finales del año pasado (2024) de que, si a inicio de este año no había respuesta, nos metíamos a presionar al gobierno nacional para que nos cumpliera”. También, en un comunicado público manifiestan: “debido a las reiteradas omisiones y el incumplimiento de los compromisos adquiridos por el Gobierno Nacional, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) y la Sociedad de Activos Especiales (SAE), hemos decidido convocar y hacer una minga permanente… A pesar de las promesas de las instituciones del Estado, no hemos visto avances sustanciales ni acciones concretas para el cumplimiento de dichos acuerdos.” Además,señalan que están dispuestos a defender con firmeza sus derechos ante la falta de acciones por parte de las instituciones del Estado.
Es así, como el pasado 20 de enero del 2025, los 19 cabildos indígenas Zenú de San Antonio de Palmito junto a varias asociaciones de campesinos sin tierra del mismo municipio, dan apertura a una valiosa y ejemplar acción del pueblo oprimido y sin tierra: movilizando alrededor de 2.000 personas, iniciaron una minga permanente, con un bloqueo en la vía que comunica Palmito con Varsovia. Después del bloqueo, realizaron una movilización cuyo recorrido culminó en la ocupación simultánea de las 3 fincas: Simba, Potosí y La Laguna. De esta manera dan el paso y concretan, por su propia cuenta y con sus propias fuerzas, la adquisición de estas tierras. Ya instalados en las fincas, una líder Zenú afirmó: “la idea es que aquí no salimos hasta que el Gobierno Nacional pueda solucionar… el gobierno del cambio tiene que empezar a generar cambio a partir del cumplimiento de los acuerdos que ellos mismos establecieron con esta comunidad…” (Entrevista de líder indígena Zenú con El Meridiano).
Razones para recuperar y luchar por la tierra
Las comunidades indígenas Zenú plantean que en su resguardo muchas familias no tienen tierra para trabajar, además, que estas tierras fueron habitadas por el pueblo Zenú antes de la llegada de los españoles y han sido despojados de ellas desde entonces, primero por los invasores, luego por terratenientes y paramilitares. Por estas razones argumentan que recuperar estas tierras hace parte de la ampliación de su resguardo como territorio ancestral. Además, destacan que las tierras que hoy hacen parte del resguardo de San Andrés de Sotavento fueron tierras recuperadas por medio de la lucha desde 1973 hasta 1992, incluso poniendo mártires para reconquistarlas. Hoy como ayer, recuperan la tierra por medio de la lucha.
Los campesinos, por su parte, denuncian que la mayoría fueron desplazados y sus tierras despojadas, ahora no tienen tierra y tienen que conseguirla en arriendo para poder trabajar. Muchas veces siembran a pérdida y quedan endeudados por el alto costo de los arriendos o porque el terrateniente, abusando de su poder gamonal, les quita la tierra arrendada antes de recoger la cosecha o antes del tiempo pactado. Estos campesinos sin tierra son el reflejo del deseo y la lucha constante del campesinado pobre de nuestro país por tierra para vivir y trabajar en ella. Un campesino dice: “Sobrevivimos, no sabemos cómo… me preocupa la juventud, ahora no quieren trabajar y claro, cómo les vamos a enseñar desde pequeños a trabajar si no tenemos tierra donde enseñarles a sembrar”. Cuentan que el primer día de la minga algunos campesinos no asistieron por temor a que hubiera represión, pero al segundo día, al ver la fuerza de la minga, se unieron algunos de esos campesinos dudosos y hoy dicen que se van a quedar, que están haciendo lo que deben hacer para tener tierra.
Organización de la minga
La minga permanente cuenta con un alto grado de organización. Desde el primer día que entraron a las fincas, cada uno de los 19 cabildos y asociaciones campesinas instalaron su propia cocina, fogón, armaron los cambuches, limpiaron el área donde se instalaron y armaron baños improvisados. Con el paso de los días han ido avanzando en construir casas, han arado algunas áreas para sembrar y en algunas partes ya hay yuca sembrada. La guardia indígena es la encargada de prestar la seguridad; indígenas con chalecos y bastones cubren el área donde están asentados. Cada cabildo tiene un cacique territorial que mantiene informado a su comunidad de los acuerdos a los que se llega en las mesas o de decisiones que toman las autoridades y orientaciones.


El Gobierno Nacional es obligado a presentarse en las fincas
La decisión y organización de estas comunidades obligó al Gobierno Nacional y Local a asistir a las fincas. Desde el primer día, las comunidades estaban exigiendo la presencia del director de la ANT, de la SAE y de la ministra de agricultura, sin embargo, estos no asistieron y en cambio enviaron funcionarios regionales de estas entidades a lo que fueron las primeras mesas de diálogo; también asistieron el alcalde de San Antonio de Palmito y la gobernadora de Sucre.
La comunidad denuncia que el encargado de la SAE, del departamento de Sucre, hizo presencia y arrogantemente pretendió convencer a las comunidades de que debían salir de las fincas para poder continuar con el proceso de entrega, actitud y propuesta que fue rechazada con vehemencia por indígenas y campesinos, asegurando que de allí no se van, pues llegaron para tomar posesión de lo que les pertenece.
Contrario a dudar o renunciar a la lucha, las comunidades continuaron con mayor firmeza en las fincas y anunciaron la decisión de bloquear La Troncal de Occidente (una de las vías más importantes de la región que conecta el centro del país con los puertos de la costa caribe) el domingo 26 de enero en caso de que el Gobierno Nacional, la ANT y la SAE no se presentaran. Ante la advertencia de bloqueo y buscando evitarlo, el 26 de enero, antes de las 10 am llega a la finca Simba el director de la ANT, Felipe Harman; también se presentó el alcalde de San Antonio de Palmito.
Se instala la mesa de diálogo y allí las comunidades plantean sus exigencias y critican al Gobierno Nacional por el incumplimiento de las promesas de entrega de tierras. A través de la movilización las comunidades lograron que la ANT se comprometiera a comprar las tierras a la SAE y ya cuando lo hayan hecho, la misma ANT, de ser necesario, desalojaría al arrendatario. Además, los indígenas y campesinos dejaron claro que no van a salir de las tierras, llegaron para quedarse. El gobierno aceptó a través del director de la ANT quien expresó “que luego de desalojar al arrendador de la tierra, les entregamos un título provisional a ustedes y ustedes pasaran de estar aquí en un ejercicio de movilización social a estar en la tierra como parte de un derecho entregado por el Estado” (Harman). Sin embargo, pidió a las comunidades comprometerse a no realizar bloqueos para no entorpecer el proceso.
Lejos de las aspiraciones del Gobierno Nacional de que las comunidades no vuelvan a bloquear, la única garantía para no bloquear es que el gobierno cumpla los acuerdos, de lo contrario, si actúan igual que el año pasado, las comunidades volverán a estar en las calles presionando por la tierra.
La lucha por las fincas Simba, Potosí y La Laguna es una reafirmación del camino de la lucha independiente para conquistar la tierra. Hoy como ayer, la tierra se conquista luchando por ella. Sin la presión, los campesinos e indígenas no estarían hoy concretando su derecho a tener tierra, por el contrario, seguirían haciendo parte de las largas listas de indígenas y campesinos pobres de nuestro país que reposan en las oficinas de la ANT, esperando eternamente que les concreten la entrega de tierras prometidas o que los incluyan en la “reforma agraria”.
