El ultrarreaccionario y magnate Donald Trump días atrás hizo algunas declaraciones que podrían demarcar la “agenda” imperial durante su mandato republicano. Se ha referido a varias naciones en términos muy amenazantes y agresivos, llegando a asegurar que no descartaría el uso de la coerción militar o económica para hacerse con el control de Groenlandia o del Canal de Panamá. Declaraciones que han generado polémica y el rechazo de los pueblos agraviados quienes han comenzado a dejar en ridículo las amenazas del estrafalario magnate.

En las calles de la capital panameña se realizaron protestas y movilizaciones de manera tan intensa, que el gobierno panameño proyanqui, tuvo que recurrir al uso de las fuerzas antimotines y de la represión, para frenar la fuerza de la manifestación antiimperialista y antiyanqui del pueblo panameño.

En Dinamarca, recientemente se hizo pública una recolecta de firmas online, para demostrar la “intención” de los daneses de querer comprar California a los gringos, en respuesta a sus declaraciones y amenazas sobre tomar el control de Groenlandia. La iniciativa ya ha llegado a 200 mil firmas.
Aunque la disputa pareciera saldarse, hasta el momento, en la arena diplomática y en las amenazas arancelarias, no siempre ha sido así. El pueblo panameño ha sufrido en el pasado la brutal y sanguinaria bota militar de los gringos sobre su patria, por ello, con su rebeldía en las calles, el pueblo le demuestra al imperialismo yanqui, que no ha olvidado los crímenes que cometieron.
No solo Panamá, sino muchos otros países en América Latina han sufrido la descarada invasión yanqui: entre ellos México, su primera víctima, entre 1846 y 1848 los gringos llevaron a cabo una guerra contra ese país, llegando México a perder territorialmente a Texas y California. En 1854 la marina gringa bombardeó y destruyó el puerto nicaragüense de San Juan del Norte. Un año más tarde invadió el país y montó a un presidente títere. En 1898 los gringos ejecutaron la invasión contra Puerto Rico y Cuba, entonces eran colonias españolas. Aún hoy, Puerto Rico sigue siendo una colonia gringa.
En 1903 llegó el momento de la agresión a Colombia, los gringos se aprovecharon del caos y la debilidad de las clases dominantes colombianas, que se encontraban en guerra civil. Tras la independencia del yugo español, la nación colombiana en formación sufre una serie de guerras civiles que se extienden por todo el siglo XIX y que marcaron profundamente la historia del país. Se cuentan por lo menos 13 guerras civiles en el siglo XIX, la mayoría de ellas de alcance nacional. Ignacio Torres Giraldo plantea que la causa de las guerras civiles, fue el intento erigir una superestructura burguesa y liberal sobre una base social feudal y esclavista heredada de la colonia. La independencia de la corona española no estuvo acompañada de una revolución democrática, como sí se vivió en Francia e Inglaterra. Una vez liberadas, las colonias no destruyeron ni democratizaron la tierra del viejo sistema feudal y esclavista construido por los españoles. Los criollos tomaron posesión de la tierra y del Estado feudal, y de manera lenta fueron introduciendo cambios en lo económico y político mientras la influencia del capitalismo mundial penetraba en nuestra sociedad, transformándola en semifeudal. Esa es la base económica de las guerras civiles del siglo XIX en Colombia.
Panamá y Colombia somos pueblos hermanos que hemos cargado las mismas cadenas y luchas. Sin embargo, el valor estratégico del Istmo de Panamá, tuvo demasiado peso para los países que ya daban paso a su fase imperialista y monopólica, como lo eran Francia y Estados Unidos. Dichos países utilizaron su capacidad económica, política y militar para lograr controlar el istmo e iniciar la construcción del Canal de Panamá.
Un problema en la construcción del Canal de Panamá era la inestabilidad política de Colombia y sus guerras, que amenazaban constantemente la tranquilidad y paz que requieren los negocios de las potencias extranjeras. Por esta razón, las potencias promueven en reiteradas ocasiones la separación del Istmo de Panamá de Colombia. Se cuentan por lo menos 17 intentos de separación y 4 separaciones declaradas con un posterior reintegro a Colombia.
Comenzando el siglo XX, los gringos promovieron entre las élites políticas de Panamá, la idea de declarar su independencia de Colombia. EE.UU. movilizó buques de guerra y amenazó a Colombia con una confrontación armada, si se atrevía a oponerse a la independencia panameña. Este capítulo de la historia colombiana se conoce como el “robo de Panamá”. Las élites políticas del nuevo país, vendieron su alma al diablo, y a cambio del apoyo de EE.UU. para apoyar la independencia panameña, entregaron al imperialismo yanqui, con el Tratado Hay-Bunau Varilla, los derechos de construcción y explotación a perpetuidad sobre el Canal de Panamá.
Luego, en 1908 y 1918, EE.UU. invade Panamá cuando los resultados de las elecciones presidenciales le fueron adversos a sus intereses. De allí en adelante se suman a la lista Nicaragua en 1912, Haití en 1915, Honduras en 1924, República Dominicana en 1965, Guatemala en 1966 y Granada en 1986. Además de las intervenciones militares directas o botas en “terreno” de los yanquis en los países latinoamericanos y del Caribe, los gringos han apoyado y financiado varios golpes de Estado en América Latina. Todo lo anterior para garantizar la dominación y el saqueo de nuestros pueblos y nuestros recursos naturales.
En el transcurso del siglo XX, el imperialismo yanqui invadió Panamá otras cuatro veces. La invasión de 1989 fue especialmente brutal ya que los yanquis cometieron crímenes de guerra al frente de las cámaras de periodistas y del mundo entero. George H.W. Bush ordenó la invasión a Panamá con la excusa de arrestar al general Manuel Antonio Noriega y no tuvo reparo en ordenar el bombardeo de “El Chorrillo”, barrio popular de Ciudad de Panamá, que dejó por lo menos unos 3.000 panameños muertos.


Las condiciones de explotación del canal fueron modificadas con el Tratado Torrijos-Carter en 1977, a través del cual, el Canal de Panamá pasó formalmente a ser propiedad de Panamá. A esto se refiere, descaradamente Trump, con que EE.UU. le “regaló” el canal a Panamá, sin embargo, no hubo ningún regalo, pues en la práctica, el canal sigue siendo dominado principalmente por EE.UU. Las recientes declaraciones de Trump, son una forma de marcar terreno, de recordarle al mundo que el canal es del imperialismo yanqui, y que no dudarán en usar las armas para perpetuar la dominación y explotación sobre el mismo. Además, estas declaraciones obedecen a la pugna del imperialismo yanqui con el socialimperialismo chino, pues, empresas chinas tienen control de puertos importantes cerca del canal de Panamá.
Así ha sido la brutal dominación yanqui sobre el pueblo hermano panameño quien ha demostrado en las pasadas protestas, que no olvida su historia, y ha expresado total rechazo y disposición antimperialista de lucha contra las declaraciones del estrafalario y archirreaccionario Donald Trump. En su lucha, el pueblo panameño no está solo, y cuenta con el respaldo y solidaridad de los pueblos del mundo.
Finalmente, compartimos el siguiente enlace a un video, donde se puede profundizar y conocer con mayor detalle, la invasión a Panamá en 1989 por parte del imperialismo yanqui.