
En los últimos años, todo el mundo capitalista ha sido sacudido por una serie de luchas populares que ocurrieron en todos los continentes. Recordemos la rebelión popular en Estados Unidos, Black Lives Matter, que se desató por el vil asesinato de George Floyd a manos de la policía, y en venganza el pueblo quemó la estación de Policía de Minneapolis, una estructura de 3 pisos. En Europa destacó el movimiento de los chalecos amarillos en Francia, que se extendió entre gran parte de la población, y especialmente entre la clase obrera francesa que paralizó el sistema de transporte, ferrocarriles y aerolíneas. Con ello lograron tumbar reformas que pretendía la ultra derecha y que afectaban a los trabajadores.
En América latina, el heroico levantamiento popular en Chile iniciado por estudiantes secundaristas y que terminó gestando el movimiento de Primera Línea. Las protestas y cruenta represión que se dio en Bolivia, tras el golpe de Estado instaurado por la ultraderecha y que le quitó el poder a la socialdemocracia encabezada por Evo Morales. En Ecuador se dieron protestas y lucha en las calles, que paralizaron la capital en contra de la ultraderecha y las medidas económicas de Lenín Moreno. También Colombia fue sacudida por tres estallidos sociales consecutivos: el 21N de 2019, con masivas marchas y la gesta del movimiento de asambleas populares, el cual fue interrumpido por la pandemia. Luego en 2020, tras conocerse el asesinato mediante golpes y tortura, del abogado y taxista Javier Ordoñez, al interior de un centro policial (CAI), el 9 y 10 de septiembre en Bogotá se desató un levantamiento popular juvenil que desencadenó la furia acumulada en contra de los esbirros del sistema, y en el cual el pueblo bogotano incendió 22 CAI y destruyó otros 52. En respuesta, la policía cometió la masacré del 9S y asesinó a más de 13 personas. Meses más tarde se daría el estallido social del 28 de abril del 2021, el Gran Levantamiento Popular que sacudió todas las principales ciudades del país. El pueblo retoma las asambleas populares, la formación de las primeras líneas y grupos de choque. Este levantamiento tuvo como epicentro la ciudad de Cali y municipios cercanos, con parálisis casi total por varios meses.
En Asia, igualmente se presentaron grandes movimientos populares que paralizaron ciudades y derrotaron a las fuerzas policiacas en las calles, en lucha uno a uno como en las protestas de Hong Kong. El ingenio de los luchadores, para eludir las cámaras de reconocimiento facial instaladas por China, fue ejemplar. La lucha duró meses. En África se sucedieron fuertes levantamientos en varios países, llegando incluso a derrocar presidentes.
Todas estas luchas, demostraban un mundo en el que poco a poco va madurando y desarrollándose la lucha popular mundial en contra del imperialismo. Aunque en las calles, el pueblo ha demostrado su disposición a luchar y conquistar derechos, tumbando reformas dañinas, planes económicos de las clases explotadoras y hasta presidentes, ha faltado una dirección revolucionaria y antiimperialista para hacer avanzar el movimiento y lograr mayores conquistas, derechos e impulsar la lucha por una nueva sociedad.
Hoy día, todavía las llamas de la agitación popular, la protesta y la lucha sacuden el mundo. Basta con ver el masivo apoyo y solidaridad expresado al pueblo palestino, en contra del genocidio y la invasión sionista. El mundo musulmán se movilizó multitudinariamente en las calles, demostrando su rechazo al genocidio y su odio al sionismo. En Europa las marchas sobrepasaron las prohibiciones a usar banderas palestinas y derribaron y quemaron banderas sionistas. En Estados Unidos fue multitudinario el apoyo. La India, Japón y demás países se movilizaron también. En Colombia la parte activa del movimiento estudiantil y sindical ha logrado hacer marchas y mítines en favor de la causa palestina.
También avanza la lucha antifascista en Estados Unidos y Europa. Tras el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos y la llegada al poder de la ultraderecha, que agrupa a varios movimientos de fanáticos religiosos y de corte neonazi, se comenzó a gestar un movimiento antifascista en Estados Unidos que ha realizado acciones de sabotaje contra Tesla. Hace años, ya se habían presentado choques callejeros entre neonazis y antifascitas, en el periodo de tiempo que transcurre entre el movimiento Black Lives Matter y las elecciones presidenciales del 2021. Sin embargo, cuando Elon Musk hizo el saludo nazi durante la investidura de Donald Trump, la respuesta del movimiento dio un salto, al pasar a las acciones de sabotaje y la quema de vehículos Tesla, propiedad del multimillonario y neonazi Elon Musk. En Estados Unidos el movimiento ha estado bastante activo en Nueva York, Chicago y Portland. También en Milán, Italia, un grupo de activistas hicieron una acción simbólica en la plaza Loreto, en el mismo sitio donde, en 1945, la Resistencia antifascista colgó el cadáver de Mussolini. La acción consistió en colgar una efigie con el retrato de Elon Musk, planteando que en la plaza todavía hay sitio para colgar más fascistas. En Alemania, los sabotajes también se han hecho sentir, el más reciente y grave fue en su mega fábrica alemana. Este incidente provocó un corte de energía que detuvo la producción, causando daños significativos y pérdidas multimillonarias. También se han reportado ataques contra estaciones de carga, concesionarios y vehículos de la marca Tesla en ciudades de Francia y Portugal. En Canadá han atacado más de 80 vehículos Tesla. Lo que ha generado pérdidas considerables al magnate y su monopolio automovilístico. Medios internacionales aseguran que las pérdidas llegan a la mitad del valor total de la firma.
Otro caso, que representa muy bien el estado de ánimo de las masas populares en el mundo, y su creciente indignación e inclinación hacia las vías de hecho, es el apoyo que en EE.UU. ha recibido Luigi Mangione, quien asesinó al magnate Brian Thompson, el 4 de diciembre de 2024. Brian Thompson era el director de UnitedHealth Group, una empresa privada de seguros, que negocia con la salud y la vida del pueblo norteamericano, la cual ha sido acusada por negar sistemáticamente tratamientos y medicamentos a sus usuarios. Cuando fue capturado, a Luigi Mangione se le encontró un manifiesto en el que expresaba su odio contra las grandes aseguradoras, allí estaba escrito: «Estos parásitos se lo merecían» y «Pido disculpas por cualquier conflicto y trauma, pero tenía que hacerse». En los casquillos de las balas usadas durante el asesinato, estaban escritas las palabras: “Denegar, Defender, Deponer”, conocidas como las “tres D del seguro”, usadas por las aseguradoras, como UnitedHealth Group, para impedir el acceso a la salud de sus usuarios. También se encontró una radiografía de su espalda, al parecer Luigi sufrió una mala intervención quirúrgica quedando con secuelas de por vida. La Casa Blanca ya pidió pena de muerte para el procesado, pero éste no hace más que ganar popularidad y apoyo en el pueblo estadounidense.
En Argentina, el reciente estallido del 24 de marzo, en contra de la ultra derecha a la cabeza de Javier Milei, sacude la historia del pueblo argentino, que desde hace 20 años no vivía unas protestas tan masivas y combativas. Las calles fueron tomadas por el pueblo argentino, iniciaron la lucha los pensionados y luego se unieron los jóvenes para combatir contra de la represión policial, que fue incapaz de controlar la situación. Un espíritu de unidad se vivió en las calles. Las “barras bravas” fueron la fuerza de choque que hizo frente a la represión policial. La indignación se ha agudizado por los reiterados escándalos de Milei, quien ha dado cargos públicos a familiares y amigos, y recientemente participó de una multimillonaria estafa virtual, demostrando su verdadera cara de voraz capitalista y usurero.
Yemen, uno de los países más pobres del medio oriente, que ha sufrido guerras civiles y hambrunas, que ha sido bombardeado sistemáticamente por Arabia Saudita y la OTAN, y más recientemente por el sionismo y EE.UU., marcha a la vanguardia del apoyo y solidaridad mundial hacia el pueblo palestino. Yemen ha sido el único país que le ha declarado la guerra al “todopoderoso estado de Israel”, y ha logrado mantener una fuerte presión y bloqueo parcial del estrecho de Mandeb, un estrecho marino que enlaza el Mar Rojo con el Golfo de Adén, ruta obligada para los buques mercantes hacia Israel y Europa. Golpe a los sionistas, cuyos buques se ven obligados a dar un rodeo que les ocasiona tres veces más gastos y mucha pérdida de tiempo. Además, los recientes ataques con drones y misiles balísticos han tomado por sorpresa la defensa aérea sionista, que ahora debe pelear en un nuevo frente para trata de neutralizar la amenaza.
Los hutíes, la tribu que ha tomado el poder en el norte de Yemen y cuenta con el apoyo popular, son la vanguardia del pueblo yemení. Estados Unidos bajo la visión de la ultraderecha, ha optado por tratar de sofocar con bombardeos la resistencia en Yemen, también se le ha sumado Inglaterra. Los hutíes apuestan por una guerra prolongada y de desgaste, contra la OTAN, ocasionando un gran costo económico para los enemigos. Frente a los caseros y baratos drones y misiles que dispara Yemen, los imperialistas tienen que disparar tres misiles interceptores, que cuestan cientos de miles de dorales cada uno. Además, Yemen ha logrado saturar las defensas aéreas gringas y sionistas en varias ocasiones, alcanzando blancos importantes en sus ataques.
El Estado turco ha sido uno de los protagonistas de la tragedia en el medio oriente y ha actuado como otro verdugo más en la escena geopolitica. Sus intereses en Siria lo han llevado, no solo a financiar grupos mercenarios y a invadir Siria en varias oportunidades, sino que además han demostrado su intención de sofocar y aplastar a los Kurdos. Turquía es uno de los principales responsables de la caída de Al Assad y de la inestabilidad en la región. El nuevo poder en Siria tiene sus hilos que apuntan hacia Estambul, y sus fuerzas mercenarias han cometido atroces crímenes en contra de los cristianos sirios y las minorías alauitas en el país. La ultraderacha con Erdogan a la cabeza, ha cimentado su poder mediante una fuerte represión y persecución a sus contradictores políticos. Recientemente, un conjunto de manifestaciones y disturbios contra del gobierno, estallaron en la ciudad de Estambul y se extendieron en todo el país, luego del arresto de Ekrem İmamoğlu, alcalde de Estambul y rival político de Erdogan. Se acusa a la ultraderecha de promover un golpe de Estado en medio de una dura crisis que sacude el país. El valor de la lira turca frente al dólar estadounidense cayó un 16,3% en los tres días posteriores al arresto de İmamoğlu, los planes de los turcos en Siria han comenzado a tener problemas y se han venido enfriando. El pueblo en las calles, lucha no solo para apoyar un bando de las distintas facciones gran burguesas turcas, sino que lucha por contrarrestar el creciente poder de Erdogan, en contra de la guerra en Siria, y en contra de la crisis económica que golpea más fuertemente al pueblo trabajador.
Estos son algunos de los hechos más importantes que muestran los síntomas de un mundo completamente fracturado y de una fuerza social mundial que ha venido ejercitándose y dándose a conocer en la política mundial. La necesidad de comenzar a tener conciencia sobre ello y sobre las tareas que los pueblos del mundo deben afrontar, demuestra la tendencia a los futuros estallidos sociales y guerras revolucionarias que sacudirán a todo el mundo capitalista hasta lograr derribarlo. Todo esto nos recuerda la frase de Lenin: “Hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas.”