Por motivo de los 60 años del X Congreso del Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista) realizado el 17 de julio de 1965 compartimos esta carta hecha en diciembre 3 de 1963 por Pedro Vásquez Rendon uno de sus dirigentes más importantes que fue asesinado por el viejo Estado.

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CC.
Secretariado del Comité Ejecutivo del Comité Central, Gilberto Vieira, Filiberto Barrero, Álvaro Vásquez del Real. Bogotá.
En el boletín TAREAS del 29 de noviembre apareció un material atribuido al Comité Ejecutivo Nacional del Comité Central que, con pretextos educativos, ustedes elaboraron, no contentos con el atropello que cometieron al proferir mi expulsión.
Rechazo de plano, por falsos y calumniosos, los cargos que se me hacen en el material, lo mismo que en la resolución aparecida en el No 251 de Voz de la democracia y afirmo que con tales procedimientos y falsedades ustedes no van a educar a nadie sino a tratar de engañar a la base del partido que nada positivo puede sacar de la discusión sobre calumnias semejantes.
Con ello nos obligan a señalarles que la verdadera razón de su actitud hacia mí y contra otros compañeros, son los planteamientos ideológicos que, por encargo de la base del Magdalena, hicimos ante el 28 Pleno y en otras reuniones del Comité Central y los que la misma base formulara ante varios delegados de la Dirección Nacional en la II y III conferencias regionales del partido Comunista de Colombia, Regional del Magdalena y la Guajira.
Ello vicia de nulidad la expulsión mía y las demás sanciones proferidas por ustedes con bases falsas y descubre ante el país que lo que ustedes quieren es un partido de bolsillo y que ni las inquietudes de la base ni las del pueblo, tienen interés para ustedes, lo cual constituye, esa sí, la mas flagrante de las violaciones del CENTRALISMO DEMOCRATICO.
Renuevo mi solicitud de que se convoque un congreso del partido para estudiar los planteamientos que ustedes quieren acallar y apelo ante la máxima autoridad del partido contra las decisiones del Comité Ejecutivo Nacional, impuestas en el 29 Pleno.
Mi expulsión y la de otros camaradas, cancela por el momento la posibilidad de que la base del P.C. se haga oír por ustedes sin correr el riesgo de ser aplastada y demuestra que ustedes han copiado lo peor del revisionismo para erigirlo en línea política no adoptada por ningún congreso del P.C.C.
Varias conferencias del regional del Magdalena y de la Guajira y los miembros del Comité Central destacados de esa región, hemos planteado para que se discuta conforme a los estatutos:
Si es cierto, como se desprende de las apreciaciones y la práctica de ustedes, que la burguesía colombiana es progresista en todo o en parte, o si por el contrario, es proimperialista y figura entre las más sanguinarias del mundo.
Si la revolución que necesita el pueblo colombiano es un simple cambio de gobierno, como ustedes sostienen en la práctica, o si es un cambio cualitativo del sistema, como lo indica la teoría marxista-leninista aplicada a Colombia.
Si existe alguna solución que pueda mejorar si quiera mínimamente las actuales condiciones del país y del pueblo, bajo el sistema de la burguesía, o si la única salida que tiene hoy el pueblo colombiano frente a las crisis asfixiantes de la estructura en quiebra es un cambio de sistema y no un arreglo con la burguesía o con parte de ella.
Si el reformismo salvador de la burguesía a de suplantar el marxismo-leninismo como se desprende de la práctica de ustedes y si quienes hablan de revolución son extremo-izquierdistas como los ven ustedes, desde su extremo-derechismo.
Si la unidad de la clase obrera hay que lograrla alrededor del código reaccionario del trabajo y del economismo inveterado, o si esta hay que buscarla en la lucha misma por la revolución dentro de la cual la lucha económica encuadra como objetivo táctico.
Si es justo resucitar en la mayoría del pueblo, decepcionado de los manzanillos y de los partidos tradicionales, el apetito electorero para remozarle la cartea democratera a una dictadura de clase cada vez más sanguinaria, o si hay que convertir el abstencionismo en boicot.
Si es permisible dar la vida para conservar la condición existente, como aconsejan ustedes a través de la simple autodefensa, o si la eficacia de la propia autodefensa hay que garantizarla para formas verdaderamente superiores de lucha.
Si el apaciguamiento ante un sistema sanguinario como el colombiano es la vía mas corta y la de menos sacrificios o por el contario la mas larga y la mas costosa para el pueblo.
Si la alianza fundamental de la clase obrera para la revolución es la burguesía o parte de ella o son los campesinos y todas las demás clases explotadas.
Si la discusión ideológica es la mejor manera de solucionar los problemas del partido y orientarlo como hemos sostenido los sancionados o si el garrote disciplinario preserva mejor al partido como lo piensan ustedes.
Ustedes han recurrido a maniobras incalificables para evitar un debate que pudo lanzarse en el próximo congreso. Lo que desató la ira de ustedes, sobre todo, fue la defensa que hice de la revolución y de los revolucionarios chinos y mi denuncia franca de la actitud de ustedes frente a la revolución cubana y frente al partido y la revolución de Venezuela.
Desgraciadamente para ustedes, los camaradas chinos después del 28 Pleno:
“Si en el transcurso de la revolución del proletariado llega a marchar a la cola de los terratenientes y la burguesía, será imposible la victoria completa y real de la revolución”.
“El Partido del proletariado no debe en absoluto basar su pensamiento, su política para salvar la revolución y todo su trabajo, en la suposición de que el imperialismo y los reaccionarios están dispuestos a la transformación pacífica”.
“Si el partido del proletariado no se prepara también para un desarrollo no pacífico, paralizará la libertad revolucionaria del proletariado, se desarmará ideológicamente, se encontrará completamente desprevenido y pasivo tanto en lo político como en materia de organización y por consiguiente, arruinará la causa revolucionaria del proletariado”.
“El abecé del marxismo-leninismo nos enseña que el parto de una revolución es, en fin de cuentas, mucho menos doloroso que el sufrimiento crónico en la vieja sociedad. Lenin tenía razón cuando decía del orden capitalista que “aún en el desarrollo más pacífico de los acontecimientos, impone incontables sacrificios a la clase obrera””.
“El partido del proletariado debe dirigir a las masas en la lucha contra los enemigos y saber utilizar las contradicciones entre ellos. Pero la utilización de estas contradicciones tiene como propósito alcanzar con mayor facilidad los objetivos de la lucha revolucionaria del pueblo y no anular estas luchas”.
“Si los comunistas se apartan de las demandas revolucionarias de las masas populares perderán fácilmente la confianza de las masas y el torrente revolucionario los dejará atrás”.
“Si la dirección de un partido adopta una línea no revolucionaria y convierte a un partido en un partido reformista, su lugar en la revolución será ocupado por los marxistas-leninistas que hayan dentro y fuera del partido, los cuales dirigirán al pueblo en la revolución. Y cuando la burguesía reaccionaria traicione y reprima al pueblo, la línea oportunista causará a los comunistas y a las masas sacrificios trágicos innecesarios”.
“Si los comunistas se deslizan por el camino del oportunismo, degenerarán en nacionalistas burgueses y en apéndices del imperialismo y de la burguesía reaccionaria”.
No pretenderán ustedes que yo les inspire a los camaradas chinos estas cosas que parecen escritas pensando en ustedes, como pretenden que yo soy la razón de ser del descontento generalizado oculto en muchas partes del país y abierto en el Magdalena y la Guajira, con la gestión revisionista de la Dirección Nacional del P.C.C.
Después de militar quince años en las filas del partido, soy testigo no solo de que ustedes se equivocan frente a los problemas nacionales como lo reconocen a veces y con bemoles después de cada bandazo quinquenal, y que detestan la discusión de carácter ideológico porque siempre los pone en peligro de que se vea su esencia revisionista.
La unidad del partido es la razón de ser de su propia existencia, afirman ustedes en gruesas letras de molde. Porque no agregan con Lenin “que la unidad sólo se realiza por una organización única cuyas decisiones se llevan a la práctica no por miedo, sino a conciencia de todos los obreros conscientes. Discutir una cuestión, manifestar y oír las diferentes opiniones, conocer el punto de vista de la mayoría de los marxistas organizados, expresar este punto de vista en la decisión tomada, cumplir a conciencia esa decisión, es lo que en todas partes del mundo y entre personas razonables se llama unidad”.
La razón de ser del partido es la revolución misma que esta llamada a dirigir o, para decirlo de otro modo, la urgencia misma de la revolución. Partidos para esperar la revolución no son revolucionarios sino evolucionistas, es decir burgueses. Y luchas populares, aún armadas, para conservar la situación existente, como las que ustedes plantean al erigir la autodefensa en forma superior de lucha, no son revolucionarias sino conservadoras.
La unidad del partido es indispensable para que el partido sea el estado mayor revolucionario de todo el pueblo. Pero esta unidad no la quieren ustedes sino con el criterio de camarilla y expulsan a todos los luchadores que se atreven a discrepar, así sean los más probados e inteligentes. No es alrededor de los pontífices sino alrededor de los principios y de un enfoque acertado de la realidad nacional, como hay que hacer la unidad.
De otra manera el centralismo deja de ser democrático y se convierte en garrote. La dirección se convierte en agencia caudillesca del manzanillismo empeñado en establecer el culto a las gentes sin personalidad, de pequeños burgueses que se sienten amenazados con cada brote de discusión ideológica.
Por ese camino han llegado ustedes a exigir a la base el cumplimiento de un centralismo democrático que ustedes violan brutalmente, y a contratar con la burguesía la pasividad frente al genocidio monstruoso, a cambio de un poco de comodidad. Ustedes han querido esa comodidad para sentarse a esperar que los proletarios de otros países venzan al capitalismo, derroten al imperialismo y nos hagan la revolución. Entretanto dispensan a manera de gajes, para entretener a los descontentos o domesticar a los débiles, la ayuda que suministra el internacionalismo proletario.
Por ese camino han llegado ustedes hasta predicar la delación abierta y la implícita contra los revolucionarios y a aplaudir las masacres oficiales de revolucionarios, e inclusive hasta denunciar tareas revolucionarias hechas bajo la dirección de ustedes mismos en otras épocas.
Yo les digo que ni con mi expulsión ni con mi muerte solucionarán sus problemas, porque estos no nacen de los revolucionarios sino de su propio pecado: Atravesarse como vacas muertas en el camino del pueblo.
Tengo que decirles esto para que luego no quieran acogerse a la tesis de que estaban equivocados, para continuar vapuleando a los revolucionarios desde la dirección del partido. Y porque ustedes odian de corazón a los revolucionarios colombianos y esa es su razón de ser. Por eso su criterio sobre la unidad es la abdicación de la facultad de pensar.
Pero los verdaderos luchadores, los verdaderos comunistas, los verdaderos marxistas de dentro y fuera del partido, saben que lo que hay que hacer, es levantar muy alto la bandera del marxismo-leninismo contra el imperialismo que agotó ya su bagaje demagógico y contra el revisionismo de ustedes que busca hacerla sobrenadar para que no se ahogue en el mar de sangre popular por ella derramada.
Creo en el marxismo, en el leninismo, en el socialismo científico, en la revolución, en el pueblo, pero ya no puedo creer en ustedes, como no pueden creer las más claras inteligencias colombianas, ni las masas populares que ustedes dividen, fraccionan, pacifican para que la burguesía traidora sobreviva.
Les digo que la discusión no es personal, pero también afirmo que el pueblo colombiano no se unirá jamás entorno de sus delatores.
Esta discusión es entre el pueblo y los revolucionarios de Colombia y el mundo, por una parte, y los capitalistas y los revisionistas de todos los pelajes, por otra.
Me honra que justamente conmigo, ustedes hayan condenado a Mao Tse-tung y la revolución china. Pero la próxima vez no podrán rectificar ni declararse equivocados. Yo no me enfrento al partido sino a ustedes, a los jefes del revisionismo colombiano, a ustedes que se enfrentan a la clase y al pueblo.
Revolucionariamente,
Pedro Hernando Vásquez Rendón
Santa Marta, diciembre 3 de 1963.
