El creciente descontento popular a nivel mundial producto del alto costo de vida y las precarias condiciones en que vive la gran mayoría de la población se ha traducido en multitudinarias y combativas protestas sociales a lo largo y ancho del planeta. La pandemia del Covid-19 y la guerra de agresión imperialista en Ucrania han develado y agudizado las profundas desigualdades sociales previamente existentes, por más que algunos economistas y analistas políticos burgueses quieran ocultar la realidad sembrando la idea de que en estas coyunturas se origina la grave crisis que atraviesa el mundo hoy. Tras el agitado año de 2019, con intensas protestas -especialmente en América Latina-, no llegaría la calma para los gobiernos reaccionarios: los años 2020 y 2021 ratificarían la situación revolucionaria en desarrollo desigual que atraviesa el mundo entero, expresando las maduras condiciones objetivas para el impulso de transformaciones revolucionarias en la presente época.
Tras 8 meses transcurridos en este 2022, las masas han expresado una y otra vez, en diversos lugares del mundo y con distinto grado de intensidad, su profundo anhelo de cambio. A pesar de la fuerte represión, de los engaños y el populismo a través de promesas como los “gobiernos progresistas”, las “reformas estructurales” y las “nuevas constituciones”, los pueblos se han seguido levantando en poderosas tempestades que sacuden los cimientos de la vieja sociedad. A continuación, compartimos con nuestros lectores algunas de estas luchas populares acontecidas en lo que va del año, a partir de traducciones nuestras de artículos recientemente publicados en el periódico A Nova Democracia de Brasil:
Haití: el pasado 22 de agosto, el día en que se conmemoran las heroicas luchas independentistas de los esclavos liderados por Toussaint-Louverture y Jean Jacques Dessantines hace 231 años (1791) siendo ejemplo para las naciones de toda América en su lucha contra el yugo colonial, el pueblo en Haití se levantó nuevamente contra las cadenas que atan a esta valerosa nación y que la han condenado por siglos al hambre y la miseria. En esta ocasión las protestas se han desencadenado por la carestía general, el alto costo de vida desatado por la inflación y la inseguridad, exigiendo soluciones concretas a la crisis y la renuncia del primer ministro Ariel Henry. Para el 26 de agosto la represión estatal había dejado un saldo de 3 personas asesinadas y más de 19 heridos. En última instancia, su lucha es contra las tres grandes montañas que oprimen al pueblo haitiano y a los pueblos oprimidos del mundo entero: el imperialismo, el latifundio y el capitalismo burocrático.
Sudán: el pueblo sudanés continúa resistiendo en las calles tras el golpe militar del año pasado liderado por el general Abdel Fattah al-Burhan (apoyado por los imperialistas yanquis) y la descarada intervención en el país por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En furia contra la crisis general, las masas han destruido predios gubernamentales, confiscaron grandes supermercados, bloquearon vías y acamparon al frente de los cuarteles generales en protestas ocurridas durante el 21 de mayo. Además, el pasado 1 de junio, cientos de masas protestaron al frente de una sede de la ONU en la ciudad de Khartoum, contra el papel de esta organización en la crisis política del país.
India: en los días 16 y 22 de agosto, miles de campesinos de diversas regiones de la India realizaron masivas protestas contra el primer ministro fascista Narendra Modi y los latifundistas de las grandes corporaciones agroindustriales. Las protestas ocurrieron en Nueva Delhi, capital de la India, y en Himachal Pradesh, en el norte del país. Fueron exigidos subsidios para los productos agrícolas, cancelación de las deudas de los campesinos pobres, pago de sus derechos, la salida de la India de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la cancelación de todos los acuerdos de libre comercio firmados, entre otras reivindicaciones. Miles de campesinos de regiones como Punjab, Haryana y Uttar Pradesh se desplazaron hasta la capital de la India para exigir subsidios mínimos para todos los productos agrícolas, a pesar de los intentos del Estado por impedir su llegada al punto de concentración de las manifestaciones.
Sri Lanka: el pasado 9 de julio las masas incendiaron la casa y tomaron la residencia gubernamental del político Ranil Wickremesinghe, quien es el nuevo primer ministro del país. Los manifestantes, en revuelta contra las precarias condiciones de vida del pueblo, también tomaron el palacio presidencial en Colombo, capital del país. Las masas en rebelión continuaron ocupando el palacio presidencial hasta el día 11 de julio, cuando el presidente reaccionario Gotabaya Rajapaska anunció que renunciaría al cargo y el presidente interino expresara su disposición a negociar con el pueblo, quien ha resistido valerosamente a pesar de la feroz represión desatada por el gobierno reaccionario con decretos que permiten el uso de armas de fuego contra los manifestantes dejando al menos 8 muertos en las recientes jornadas de protestas.
Panamá: en los inicios de julio del presente año se desató en Panamá la mayor rebelión popular en las últimas 3 décadas en el país. Las masas protestaron contra el aumento del precio de los combustibles, los alimentos y los medicamentos. Durante la rebelión, los manifestantes bloquearon todas las vías de acceso que van en dirección a la capital y bloquearon la vía Panamericana, la principal que atraviesa el país y se conecta con Costa Rica. Estas son las mayores protestas en el país desde 1989, cuando el pueblo luchó por el fin del régimen militar.
Inglaterra: en el seno de los países imperialistas también se está sintiendo con rigor el peso de la crisis. Un ejemplo de esto es Inglaterra, donde se ha desatado una oleada de huelgas que han sacudido todo el país desde inicios del año y que se han extendido hasta agosto, apodada como el “Verano del descontento”. Las protestas son a raíz del elevado costo de vida actual, donde se ha alcanzado la mayor tasa de inflación en 40 años (10,1% en julio). Por este motivo, sindicatos de diversas ramas productivas del país han decidido paralizar la producción sumándose a la huelga general, tales como trabajadores y profesionales de sectores como los ferrocarriles, abogados, autobuses, metro, telecomunicaciones, servicio postal, limpieza, estibadores, entre otros. Además otros sectores se encuentran ad portas de sumarse al paro nacional como los enfermeros y los bomberos. En una entrevista para un medio inglés, Mick Lynch, quien se desempeña como secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte (RMT) afirmó: “nuestro mensaje debe ser este: volvió la clase trabajadora. (…) nos negamos a ser dóciles, nos negamos a ser humillados, nos negamos a esperar a los políticos y legisladores y nos negamos a seguir siendo pobres”.