La Revolución Rusa es un acontecimiento histórico de gran importancia, donde las masas obreras y campesinas se levantaron contra la miseria, el hambre y la opresión a la que eran sometidos por las clases dominantes: la burguesía y los terratenientes. Las masas obreras y campesinas armadas, bajo la dirección del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia Bolchevique – POSDR(b), liderado por Lenin, y en el cual se agrupaban los comunistas rusos, seguidores de las enseñanzas de Marx y Engels, lograron conquistar el poder en toda Rusia y construir una nueva sociedad. Convirtiéndose en inspiración para la organización revolucionaria de las masas trabajadoras en otros países y desencadenando una primera oleada de revoluciones por todo el mundo.
Es importante aclarar que una exposición profunda de la experiencia revolucionaria rusa sería imposible lograrla en unas cuantas páginas, más aún, cuando un proceso revolucionario no se limita solamente al día en que el viejo poder de los opresores es derrumbado y el nuevo poder de las clases oprimidas es inaugurado, sino que comprende tanto los procesos previos como los procesos posteriores a la conquista del poder. Así pues, un proceso revolucionario es producto de innumerables batallas libradas durante décadas: batallas para derrumbar el viejo orden y batallas para construir un nuevo orden, defenderlo y consolidarlo. Décadas de combates llenos de triunfos y derrotas, aciertos y fracasos, ilusiones y desengaños, donde lo importante es saber aprender y mantener en alto las banderas rojas de la revolución hasta la victoria. Teniendo esto claro, este artículo es una breve narración de algunos acontecimientos y una invitación a todas aquellas personas que desean una verdadera revolución en nuestro país, a estudiar y retomar las experiencias revolucionarias de otros pueblos y extraer lecciones para aplicar a la realidad concreta de la revolución en nuestros días.
La Revolución de Febrero
En 1917, Rusia se encontraba en medio de la Primera Guerra Mundial, que fue analizada por Lenin -aplicando el marxismo- como una guerra de rapiña entre varias de las potencias imperialistas por el reparto del mundo: los países industrializados se enfrentaron militarmente para disputarse las colonias y semicolonias (países atrasados y oprimidos del tercer mundo) que son fuente de materias primas, recursos estratégicos, mano de obra barata y mercados para vender sus manufacturas. Entendiendo que era una guerra injusta, los bolcheviques decidieron oponerse y transformar la guerra imperialista en guerra revolucionaria.
Para inicios de 1917, la Primera Guerra Mundial ya casi completaba tres años, lo cual tenía al país sumergido en una crisis económica, política y social, donde el hambre y la miseria de las masas trabajadoras las conducía a una mayor inconformidad con el régimen zarista (autocracia donde el poder es ejercido por el Zar). Los hijos de obreros y campesinos eran reclutados y enviados a la guerra, a morir por los intereses imperialistas del Zar Nicolás II, mientras tanto las madres, padres y hermanas de esos soldados vivían la más cruel explotación y opresión en las fábricas y en los campos para sostener la guerra. El Zar, los terratenientes y la burguesía pretendían expandir su dominio por el mundo y sus grandes riquezas, a costillas de la muerte, el hambre y la miseria de millones de obreros y campesinos.
El ambiente político en Rusia era de gran inconformidad, por todo el país se multiplicaban las huelgas obreras, los levantamientos campesinos por tierra y las movilizaciones en contra de la guerra. La situación revolucionaria se desarrollaba rápidamente y los bolcheviques plantearon a las masas que la única forma para que Rusia saliera de la guerra, era derrocar por la fuerza de las armas el gobierno del Zar, e instaurar un gobierno de obreros y campesinos. Los bolcheviques desplegaron sus fuerzas para impulsar la lucha revolucionaria: en las huelgas, en los campos, en el frente de batalla llevaron la política revolucionaria a las masas. Incluso en la Duma, que era una especie de parlamento títere del Zarismo, participaban algunos bolcheviques, quienes bajo la política de usar el parlamento como tribuna de agitación revolucionaria, aprovechaban sus intervenciones para denunciar el régimen zarista, denunciar la guerra imperialista y llamar al pueblo a derrocar el gobierno a través de la revolución, razón por la cual, los diputados bolcheviques fueron duramente reprimidos, encarcelados y enviados a Siberia a pagar sus condenas.
El descontento popular llegó a su límite, el 10 de febrero de 1917 se inició una oleada de protestas, miles de obreros se levantaron en las principales ciudades de Rusia, las protestas se extendieron por varios días, ante lo cual los bolcheviques hicieron el siguiente llamado:
“¡Proletarios de todos los países, uníos! La vida se hizo imposible. No hay nada para comer. No hay con que vestirnos y calentarnos. En el frente – sangre, mutilaciones, muerte. Jornada tras jornada. Tren después de tren, como rebaños de ganado, nuestros hijos y nuestros hermanos son enviados para el matadero de hombres. ¡No podemos callarnos! […] Llegó el momento de la lucha abierta. […] Llamad todos a la lucha. Más vale morir de una muerte gloriosa, luchando por la causa obrera, que sucumbir en el frente para provecho del capital o enflaquecer debido al hambre y al trabajo agotador”. (Tomado de Jornal A Nova Democracia No.184)
El régimen zarista envió sus tropas de policías y militares a reprimir las protestas, desatando una brutal represión, ante lo cual el pueblo respondió combativamente y los bolcheviques llamaron a la insurrección: los obreros asaltaron los puestos policiales y desarmaron a la policía zarista, cortaron las comunicaciones del gobierno, agitadores bolcheviques pronunciaban discursos en los cuarteles, logrando que regimientos de soldados se unieran a la lucha, pues los soldados también estaban cansados de la guerra imperialista. Finalizando el mes de febrero, totalmente derrotado, y sin legitimidad alguna, el Zar Nicolás II abdica. El pueblo había triunfado, se había completado el primer paso de la revolución rusa: el derrocamiento del zarismo. Sin embargo, aún no estaba resuelto el rumbo de la revolución y en manos de quién permanecería el poder: la burguesía y los terratenientes a través del Gobierno Provisional, por un lado, y los obreros y campesinos a través de los Soviets, por el otro, se disputarían el poder durante los siguientes meses.
El Gobierno Provisional y los Soviets
Después de la caída del Zar, se establecería el Gobierno Provisional en el mes de marzo, conformado por dirigentes de las siguientes fuerzas políticas:
El Partido de la Libertad del Pueblo, también llamados Kadetes. Era un partido que representaba a la burguesía y a los terratenientes de Rusia, quienes tenían contradicción con la autocracia del régimen zarista, pero al mismo tiempo eran parte de las clases explotadoras de Rusia. Antes de la revolución de febrero, su programa era la transformación del zarismo en una monarquía constitucional. Después de la revolución, ya siendo parte del Gobierno Provisional, su programa era continuar la guerra imperialista y mantener la explotación sobre los obreros y campesinos.
El Partido Socialrevolucionario, llamados socialrevolucionarios o eseristas. Tenían gran influencia entre el campesinado ruso. Antes de la revolución de febrero, abogaban por la abolición de la propiedad privada de la tierra y entrega a las comunidades, pero posterior a la revolución, una vez siendo parte del Gobierno Provisional, defendieron a los terratenientes y reprimieron la lucha campesina por la tierra.
Los mencheviques, eran un grupo político que hasta 1903 había hecho parte del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, pero después de que sus posiciones reformistas y oportunistas fueron derrotadas por Lenin y los bolcheviques, formaron su propia organización. Se oponían a que la clase obrera dirigiera la revolución, planteando que la clase obrera era incapaz y que la burguesía era la clase que debía dirigir.
Así pues, el Gobierno Provisional era un gobierno de la burguesía y los terratenientes (kadetes), acompañados de los socialrevolucionarios y mencheviques, quienes se autodenominaban “revolucionarios” y “socialistas”. Gobierno Provisional que prometió acabar con la guerra y mejorar la vida de obreros y campesinos, pero poco a poco fue mostrando sus verdaderos intereses.
Paralelo al Gobierno Provisional, existían los Soviets (Consejos), que eran organizaciones revolucionarias creadas por los obreros para ejercer el Nuevo Poder, legislando y ejecutando transformaciones revolucionarias. Después de la caída del Zar, el anhelo de las masas trabajadoras era poner fin a la guerra, repartir las tierras de los terratenientes entre los campesinos pobres y mejorar las condiciones de vida, reivindicaciones del pueblo ruso que se resumían en la consigna de “Pan, paz y tierra”. Sin embargo, las masas de obreros, soldados y campesinos, tenían mucha ilusión en el Gobierno Provisional, lo veían como el gobierno del cambio, que por fin cumpliría con estas reivindicaciones. Sin embargo, una cosa es lo que dicen los líderes oportunistas antes de llegar al poder, aunque se digan de izquierda, y otra cosa es lo que hacen en los hechos. Así pues, en los primeros meses, después de la revolución de febrero, los Soviets no eran opuestos al Gobierno Provisional, sino al contrario, le apoyaban. La mayoría de Soviets estaban bajo la dirección e influencia de los mencheviques y socialrevolucionarios, quienes también hacían parte del Gobierno Provisional y bregaban dentro de los Soviets por desmovilizar a las masas obreras y campesinas frenando su impulso revolucionario. Los bolcheviques eran minoría dentro de los Soviets y se les presentaba la tarea de elevar la conciencia política de las masas para que continuaran por el camino de la revolución, y no por el camino de la conciliación que pretendían los mencheviques y socialrevolucionarios.
El Gobierno Provisional es desenmascarado
A comienzos de abril de 1917, Lenin plantearía a sus camaradas del Partido, el análisis de la situación política que estaba atravesando Rusia y la línea política que se debería seguir para el avance de la revolución. A estos planteamientos se les conoce como “Las tesis de Abril”, y trazaron el camino de los revolucionarios para los siguientes meses. Allí se establecía, que la revolución de febrero había sido la primera etapa de la revolución, pero que el poder había quedado en manos de la burguesía a través del Gobierno Provisional. Que era necesario una mayor conciencia y organización de las masas obreras y campesinas para poder llevar a cabo la segunda etapa de la revolución y tomar el poder en sus propias manos a través de los Soviets. También se planteó el programa económico y político para la revolución, dentro del cual, algunos de sus planteamientos eran: nacionalización de toda la tierra del país, mediante confiscación de las tierras de los terratenientes; fusión de todos los bancos en un sólo Banco Nacional, sometido al control del Sóviet; implantación del control sobre la producción social y la distribución de los productos; pasar de la República parlamentaria a la República de los Sóviets; entre otros planteamientos. Y en cuanto al gobierno oportunista y traidor, los bolcheviques tomaron una clara determinación: “Ningún apoyo al Gobierno Provisional”.
Estando los bolcheviques en minoría dentro de los Soviets, en las Tesis de Abril, Lenin plantearía la siguiente táctica para el trabajo político entre los obreros, campesinos y soldados: “Explicar a las masas que los Soviets de diputados obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario y que, por ello, mientras [el Gobierno Provisional] se someta a la influencia de la burguesía, nuestra misión sólo puede consistir en explicar los errores de su táctica de un modo paciente, sistemático, tenaz y adaptado especialmente a las necesidades prácticas de las masas. Mientras estemos en minoría, desarrollaremos una labor de crítica y esclarecimiento de los errores, propugnando al mismo tiempo, la necesidad de que todo el poder del Estado pase a los Soviets de diputados obreros, a fin de que, sobre la base de la experiencia, las masas corrijan sus errores.”
Con el camino trazado por Lenin, el Partido Bolchevique se dio a la ardua tarea de elevar la conciencia política de las masas, participando y dirigiendo activamente sus luchas más sentidas por pan, paz y tierra, y en medio de las luchas llevar la política revolucionaria a las masas.
Durante los meses de marzo a septiembre se intensificarían las tomas de tierras campesinas en toda Rusia, ante lo cual el Gobierno Provisional planteó en marzo que el problema de la tierra “no puede ser resuelto por medio de una apropiación. La violencia y los pillajes son el peor y más peligroso medio en el dominio de las relaciones económicas”. Deslegitimando la justa lucha campesina por la tierra y tratándola como “pillaje”. Durante estos meses el Gobierno Provisional envió destacamentos a reprimir a los campesinos y proteger la propiedad de los terratenientes. A pesar de la represión, el movimiento campesino seguía creciendo, “solamente en el mes de septiembre fueron registradas 630 acciones campesinas en 68 territorios de Rusia, 83 casos de destrucción, 61 ocupaciones de propiedades, 73 tomas de tierras de cultivo, 63 tomas de pastizales, 57 confiscaciones de cosechas, etc.” (Tomado de Jornal A Nova Democracia No. 196). La justa lucha por la tierra y la represión contra ella, permitió al pueblo, y especialmente a las masas campesinas, entender que el Gobierno Provisional, aunque se dijese “revolucionario”, realmente era un gobierno para proteger los intereses de la burguesía y los terratenientes.
Situación similar ocurriría con la lucha por la paz. El Gobierno Provisional, mantenía su política de guerra y continuaba enviando a miles de obreros y campesinos rusos a morir en la guerra imperialista. El 18 de abril, el ministro de Negocios Extranjeros del Gobierno Provisional reafirmó la participación de Rusia en la guerra y se comprometió ante las otras potencias imperialistas aliadas a mantener los tratados que el Zar había firmado. Ante esto, los bolcheviques convocaron a las masas a protestar contra la política imperialista del Gobierno Provisional. Las masas salieron a las calles masivamente con las consignas: ¡Que se publiquen los tratados secretos!”, “¡Abajo la guerra!”, “¡Todo el poder a los Soviets!”. Tal era la indignación del pueblo, que, en Petrogrado, el Soviet de la ciudad hubiese podido tomar el poder, pero los mencheviques y socialrevolucionarios, que ocupaban cargos de dirección dentro de los Soviets, hicieron el siguiente llamamiento al pueblo: “En nombre de la salvación de la revolución, del desorden que la amenaza, dirigimos un llamamiento ardiente: ¡Mantengan la tranquilidad, el orden y la disciplina!”. Así lograron, en aquella ocasión, contener a las masas y salvar al Gobierno Provisional.
Para el mes de junio, el trabajo de los bolcheviques venía elevando la conciencia de las masas, y varios Soviets de obreros se iba adhiriendo a las posiciones revolucionarias de los bolcheviques. En el mes de julio, los bolcheviques convocaron una movilización pacífica (pues aún no estaban las condiciones para una insurrección). Miles de obreros y soldados salieron a las calles unidos bajo la consigna de “¡Todo el poder a los soviets!”. Ante esto, el Gobierno Provisional reprimió fuertemente la movilización, “y por las calles de Petrogrado corrió abundante la sangre de los obreros y de los soldados. Para aplastar a los obreros, fueron traídos del frente de guerra las unidades militares más retrógradas y contrarrevolucionarias.” (Jornal A Nova Democracia No. 191). Luego de aplastar la movilización, el Gobierno Provisional de los kadetes, mencheviques y socialrevolucionarios, se lanzó rabiosamente contra el Partido Bolchevique: los periódicos bolcheviques fueron suspendidos, saqueados y destruidos, un obrero bolchevique fue asesinado por kadetes, simplemente por repartir periódicos revolucionarios, se dio orden de detener a Lenin y otros dirigentes bolcheviques acusados de “alta traición”; algunos de ellos fueron apresados.
Con estas acciones reaccionarias, el Gobierno Provisional quedaba totalmente desenmascarado ante las masas obreras, campesinas y de soldados. Los mencheviques y socialrevolucionarios empezaron a ser llamados por las masas con el apodo de “social-carceleros”, y su influencia en los Soviets cada vez era menor. El Partido Bolchevique, debido a la represión, continuaría su trabajo en la clandestinidad, como antes de la revolución de febrero, y se concentraría en preparar la insurrección armada para derrumbar al Gobierno Provisional, con el apoyo de las masas trabajadoras, que ahora veían en los bolcheviques la única fuerza verdaderamente revolucionaria. Los bolcheviques, que derramaban su sangre junto a las masas en la lucha, demostraron que realmente representaban los intereses de los obreros, campesinos y soldados. Con un trabajo paciente e indoblegable, entre los meses de agosto y septiembre, movilizando a las masas por sus derechos y combatiendo junto a ellas, pasaron de ser minoría a ser mayoría en los Soviets. Todo estaba listo para asaltar el poder.
La Revolución de Octubre: los obreros y campesinos toman el poder
A finales de septiembre, Lenin orientaba a los bolcheviques: “Habiendo obtenido la mayoría en los Sóviets de Diputados Obreros y Soldados de ambas capitales, los bolcheviques pueden y deben tomar el poder del Estado en sus manos. […] proponiendo inmediatamente una paz democrática, entregando inmediatamente la tierra a los campesinos, restableciendo las instituciones y las libertades democráticas despreciadas y destruidas por Kerensky, los bolcheviques formarán un gobierno que nadie derrumbará. La mayoría del pueblo está con nosotros».
En la noche del 24 de octubre fue lanzada la insurrección, y al día siguiente, después de una dura batalla en la noche, la mayor parte de la ciudad de Petrogrado estaba bajo el poder de los bolcheviques y las masas obreras armadas. En la noche del 25 de octubre se dio inicio al II Congreso de los Soviets de Toda Rusia, con participación de 649 delegados que representaban a los Soviets de todo el país. La mayoría de delegados eran bolcheviques, pero también había algunos delegados mencheviques y socialrevolucionarios, quienes al verse derrotados abandonaron la sesión, renunciando a ser parte del nuevo Gobierno Soviético y calificando como una “conspiración militar” la Revolución Socialista de Octubre.
El 26 de octubre, solo un día después de haber tomado el poder, el Congreso de los Soviets aprobaría varios decretos que realmente representaban el anhelo de las masas. Algunos de esos decretos fueron los siguientes: 1- Decreto sobre la paz en el cual se proponía a los países beligerantes decretar inmediatamente un armisticio por un plazo mínimo de tres meses, para establecer negociaciones de paz. 2- Decreto sobre la Tierra, en el cual se declaraba “inmediatamente abolida, sin ningún género de indemnización, la propiedad de los terratenientes sobre la tierra” (Jornal A Nova Democracia No. 198). Con este decreto, la Revolución Socialista de Octubre entregaba a los campesinos más de 150 millones de hectáreas de tierras, que hasta entonces habían estado en manos de los explotadores. 3- Elección del primer Gobierno Soviético, basado en la alianza obrero-campesina, para el cual se eligieron los Comisarios del Pueblo encargados de las diferentes tareas para la dirección de toda la sociedad, quienes en su totalidad eran bolcheviques, y finalmente se eligió a Lenin como presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo. El 27 de octubre finalizó el Congreso, y los delegados se diseminaron por todo el país para difundir el triunfo de la revolución y llevar a todas las masas los decretos aprobados. La gran Revolución Socialista de Octubre había triunfado. Se iniciaba la lucha por la consolidación y mantenimiento de la Dictadura del Proletariado en toda Rusia. En los años siguientes se darían grandes batallas por la defensa, consolidación y construcción del socialismo.
Aunque en 1956 el proletariado y el pueblo perdieron de nuevo el Poder ante el golpe contrarrevolucionario de la burguesía que restauró el capitalismo en Rusia e hizo de esta una nueva potencia imperialista que hasta hoy invade y oprime pueblos como en el caso de Ucrania, los pueblos del mundo continuamos aprendiendo de la revolución de octubre y de los 40 años de edificación del socialismo (1917-1956) con el firme propósito de volver a tomar el cielo por asalto.