Los revolucionarios no conmemoramos la muerte, sino recordamos la vida especialmente de aquellos que han sido ejemplares en la lucha por la liberación del pueblo. Recordamos a Ernesto Guevara de la Serna, conocido como el Che Guevara, no por su asesinato ese 9 de octubre de 1967 en Bolivia, sino por sus acciones como revolucionario y como intelectual al servicio del pueblo, que en sus 39 años de vida lo llevaron a estar en el lugar y circunstancia en que fue asesinado.
Nacido en Rosario (Argentina) el 14 de junio de 1928, inició desde muy joven su preocupación por los problemas del pueblo y estudió medicina para ayudar a otros. Como intelectual no se dejó arrastrar por las pretensiones en que nos educa la sociedad capitalista, sembrando ambiciones individuales de un título, un “buen trabajo”, prestigio o ganar dinero; al contrario, se fue a recorrer Latinoamérica en una motocicleta, acercándose a las masas más pobres en diferentes rincones del continente. En Centroamérica aprendió del Marxismo y en México conoció a los hermanos Fidel y Raúl Castro. Más tarde se uniría al Movimiento Revolucionario 26 de Julio (M26) y dieron el golpe a la dictadura de Fulgencio Batista, títere del gobierno yanqui. El 1 de enero de 1959 triunfa la revolución cubana convirtiéndose en una esperanza para los pueblos oprimidos de América y del mundo. En medio de la guerra, el Che se gana el aprecio del pueblo, por su carisma y por sus capacidades para las labores organizativas y militares.
Luego del triunfo de la revolución participa del gobierno cubano, pero al percibir que Cuba se estaba convirtiendo en un peón del social-imperialismo soviético tiene diferencias con Fidel y convencido de que solo la revolución da la libertad, decide irse a otros países a impulsar la lucha guerrillera bajo la “teoría del foco”. “Primero él se va al Congo, en África, junto con 100 revolucionarios cubanos, pero fracasó, no podría ser de otra forma, pues, luego de todo, se estrelló con las particularidades del país”, señalan los colegas del periódico brasileño A Nova Democracia. Después, decide irse para Bolivia, pero tras 11 meses de campaña y sin apoyo popular de la región, el 8 de octubre es detenido y herido por el ejército reaccionario boliviano y al día siguiente es ejecutado cobardemente por orden directa de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de USA). Esta experiencia es una muestra más de que la teoría del foco guerrillero no puede dar un triunfo real para las masas, pues no es la acción de un grupo aislado sino el poder del pueblo organizado y correctamente dirigido el único que puede lograr las transformaciones radicales que requiere esta sociedad.
Si bien somos críticos frente a aspectos de su pensamiento y práctica como las concepciones foquistas y militaristas que lo llevaron a aislarse de las masas o algunas actitudes de machismo que expresó en su práctica, resaltamos que lo fundamental de su vida fue su espíritu revolucionario e internacionalista, consecuente hasta el fin. El Che murió como quería: ¡luchando! Sirvió al pueblo a donde quiera que fuera. ¡El Che Guevara, revolucionario, amigo de los pueblos del mundo, hoy vive en las luchas por la liberación de todas las naciones oprimidas!