A continuación, compartimos algunas noticias de la lucha por la tierra en Brasil, la cual se ha intensificado a lo largo de este año. La información de este artículo es tomada del hermano Jornal A Nova Democracia (www.anovademocracia.com.br)
Entre los meses de enero y febrero, al menos 9.500 campesinos se movilizaron por tierra en el estado de Bahia, recurriendo a ocupaciones de tierras o a bloqueos de vías. También en los estados de Sao Paulo y de Paraná se presentaron movilizaciones que estremecieron el latifundio, en el marco del llamado “Carnaval Rojo” impulsado por el Frente Nacional de Lucha – Campo y Ciudad (FNL). En marzo la movilización campesina por tierra se extendió a los estados de Rio Grande del Sur y de Alagoas.
Campesinos toman tierra durante Carnaval Rojo. Foto: Reproducción.
Ante ese fortalecimiento de la lucha por la tierra por todo Brasil, los latifundistas, con profunda furia reaccionaria, están organizando grupos en diferentes regiones para reprimir y desalojar a los campesinos. Estos grupos son llamados “células” y ya se encuentran en varios municipios. Uno de los latifundistas, Luis Uaquim, afirmó que el movimiento de la lucha por la tierra “está ganando una dimensión nunca antes vista” y que es “una bomba a punto de explotar” haciendo referencia a que durante los desalojos “puede haber conflicto”.
Los grandes propietarios de tierra se están organizando y preparando para reprimir a los campesinos, y lo hacen amparados y con el consentimiento del gobierno de la “izquierda” oportunista de Luiz Inácio Lula da Silva (actual presidente), quien ha expresado su apoyo a que los latifundistas se armen, como lo hizo durante la campaña electoral, cuando Lula intentó tranquilizar a los grandes propietarios de tierras y afirmó, en entrevista al Canal Rural, que “nadie va a impedir que el dueño de hacienda tenga una o dos armas en casa”.
Más recientemente, el 4 de mayo, Carlos Fávaro, Ministro de Agricultura del gobierno oportunista de Lula, durante una audiencia pública en el Senado, expresó: “Invasión de tierras no es legítima. No debemos apoyar. No es concebible apoyar la invasión de tierras. De mi parte nunca lo haré”. En otros momentos, este mismo ministro ha comparado las tomas de tierras con las acciones realizadas por los seguidores de Jair Bolsonaro (expresidente) el 8 de enero, llamando ambas como “terrorismo”, y afirmando que las ocupaciones de tierras realizadas por los campesinos pobres son tan “abominables como lo fue la invasión del Congreso Nacional el 8 de enero”. También insiste en la idea de campaña de Lula, de que los latifundistas deben estar armados para defenderse de los campesinos pobres, cuando afirmó que “el ciudadano que vive en el interior tiene necesidad de tener una o dos armas y un poco de munición para hacer la primera defensa. Imagínese si [el campesino] tuviera la certeza de que el hombre del campo no tiene un arma. Va a barbarizar la propiedad de él”.
Por otra parte, Paulo Teixeira, Ministro de Desarrollo Agrario, quien supuestamente es “el hombre de la reforma agraria”, también se ha expresado en contra de la lucha campesina cuando afirmó que “con áreas ocupadas, no negociamos. No hay de este gobierno cualquier indulgencia con ese tipo de problema”, refiriéndose a las tomas de tierras. Sin embargo, como ministros de un gobierno de “izquierda” oportunista, al mismo tiempo que condenan y juzgan a las masas que luchan, también tienen que prometer y hacer demagogia para intentar engañar y apaciguar al campesinado. Por tal razón, recientemente Teixeira ha afirmado que el gobierno presentará “en mayo un programa de reforma agraria para 2023; un programa que pueda traer no solo la tierra, sino infraestructura, crédito y asistencia técnica”.
Así pues, los latifundistas de Brasil, apoyados por estas declaraciones de Lula y sus ministros, han desatado una respuesta de represión para hacer frente al fortalecimiento de la lucha campesina. En enero tres campesinos que ocupaban tierras bajo el liderazgo de la Liga de los Campesinos Pobres (LCP), en el estado de Rondonia, fueron asesinados. En febrero, otro campesino integrante de la LCP fue encontrado muerto en el Norte de Minas Gerais, región de conflicto agrario. Además de los asesinatos, se han registrado otros ataques contra la lucha campesina, por ejemplo, el 19 de marzo, 15 hombres encapuchados y armados con armas de grueso calibre atacaron la comunidad campesina de Baixão dos Rochas, en São Benedito do Rio Preto, destruyendo casas, matando animales y quemando cultivos. Otras tomas de tierras, dirigidas por la LCP, han sido hostigadas por pistoleros a sueldo de los latifundistas, quienes intimidan a las familias. El Frente Nacional de Lucha (FNL), también denunció que en marzo fueron arrestados tres de sus integrantes. Estos tres integrantes presos, se suman a una larga lista de campesinos y activistas de la lucha por la tierra que se encuentran encarcelados por el viejo Estado brasileño.
Los indígenas también han sido blanco de una fuerte represión por parte de los latifundistas, en enero dos jóvenes indígenas, ambos de tan solo 15 años de edad, fueron baleados en la Tierra Indígena Arariboia, ambos sobrevivieron al ataque. Entre enero y febrero otros cinco casos se presentaron dando como resultado 5 indígenas asesinados en diferentes regiones indígenas. Además de lo anterior, en el mes de marzo la Policía Militar en conjunto con pistoleros a sueldo de los latifundistas, realizaron una acción represiva contra una recuperación de tierras realizada por los indígenas en Rio Brilhante, detuvieron tres indígenas de forma arbitraria y confiscaron tiendas y bienes como bicicletas y motocicletas de los indígenas.
Estas son solo algunas de las acciones que han desatado los latifundistas, entre enero y marzo, bajo el amparo del gobierno oportunista de Lula y sus ministros, declarados enemigos de las tomas campesinas de tierra. Acciones represivas que se han mantenido en los meses recientes. Aun así, a pesar de dicha represión, la lucha se mantiene vigorosa y nuevas tomas de tierras han sido realizadas durante los meses de abril y mayo.
Esta oleada de tomas de tierras es consecuencia de la crisis agonizante del capitalismo burocrático en el país, en que la inflación, la canasta básica y el endeudamiento aumentan mes a mes. En el primer trimestre de 2023 creció el desempleo según el Instituto Brasilero de Geografía y Estadística (IBGE). Entonces, frente a los altos precios de alquileres, víveres y falta de oportunidades de empleo en las ciudades, junto a la gran cantidad de campesinos que ya se encontraban sin o con poca tierra, más y más familias se encaminan hacia la necesidad de tomar las tierras del latifundio para vivir y trabajar en ellas.
El 3 de abril, cerca de 250 campesinos ocuparon tierras en el municipio de Timbaúba, estado de Pernambuco, las cuales pertenecían a la empresa Ugina Cruangi, pero que habían sido expropiadas por el gobierno en 2013 al estar improductivas. Esta ocupación ocurre en el marco de lo que el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) ha llamado “Abril Rojo”, una jornada de lucha por la tierra en memoria de la masacre de Eldorado dos Carajás, ocurrida el 17 de abril de 1996. En el marco de esta memoria el movimiento ha intensificado sus actividades por el país. A lo largo del mes de abril, solo en el estado de Pernambuco, cerca de 2.800 familias (11.200 campesinos) ocuparon tierras en varias regiones. Los campesinos afirman que el hambre azota el país y afirman que las tomas de tierra son la solución para el problema en Brasil.
Ocupación de tierra en Pernambuco. Foto: MST
El 5 de abril policías militares de São João da Barra, en Rio de Janeiro, al servicio de la empresa Gas Natural Açú, atacaron campesinos con gas pimienta y trataron de destruir un cultivo de piña de los campesinos. Estos campesinos llevan 10 años resistiendo y luchando contra el mega proyecto Porto do Açu, que desde el año 2012 ha expropiado a más de 1.500 familias campesinas en esta región. Estas expropiaciones fueron posibles a través de una campaña cobarde de amenazas y persecuciones realizada por agentes privados de seguridad y por el 8° Batallón de la Policía Militar de Campos de Goytacazes. Hasta el día de hoy, las familias que fueron expulsadas, no han recibido los valores prometidos en la expropiación.
El 8 de abril, una recuperación de tierra realizada por indígenas Guarani-kaiowá, en Dourados, estado de Mato Grosso del Sur, contra la construcción de un condominio de lujo, fue duramente reprimida por la Policía Militar. La operación criminal ocurrió sin orden judicial y resultó en la prisión arbitraria de diez indígenas. Al día siguiente, pistoleros de los latifundistas incendiaron una casa de uno de los detenidos. A pesar de la represión, los indígenas afirman que no se rendirán y que por el contrario realizarán nuevas recuperaciones y ocupaciones en más tierras que ellos reivindican como suyas.
El 10 de abril, domingo de pascua, pistoleros al servicio del latifundio emboscaron y asesinaron al campesino Lindomar Dias, morador de la ocupación Divino Pai Eterno, en el sureste del estado de Pará. Lindomar se encontraba con otros campesinos intentando recuperar sus casas, de las cuales habían sido desalojados por los pistoleros hace meses. Lindomar es el séptimo campesino asesinado en la ocupación de tierra Divino Pai Eterno desde que inició en 2008.
El 11 de abril se informaron denuncias realizadas por la Liga de Campesinos Pobres (LCP) del Norte de Minas y Sur da Bahia, quienes en un comunicado denunciaron que las milicias paramilitares de los latifundistas, grupos privados con armas de grueso calibre, circulan libremente a la luz del día, amenazando a los campesinos que luchan por la tierra, y que eso lo hacen con la complicidad de la Policía Militar. La LCP afirma que la actuación criminal de los policías recuerda los tiempos del régimen militar, época de grandes luchas campesinas en el Norte de Minas, cuando el Coronel Georgino persiguió, arrestó, torturó y mató campesinos pobres para expulsar cientos de agricultores de sus tierras. A pesar de la represión, en su comunicado la LCP afirma que los latifundistas “no tendrán paz, en cuanto las tierras robadas de los campesinos pobres no retornen a los verdaderos dueños y el sufrimiento causado y la sangre derramada no sea vengada”.
LCP plantea que Policías Militares actúan en conjunto con paramilitar del latifundio en Minas Gerais. Foto: LCP
El 17 de abril, 200 familias campesinas ocuparon un área del monopolio latifundista Suzano Papel e Celulose LTDA, al norte del estado de Espírito Santo. Ese mismo día, el juez Fábio Massariol, atendió la solicitud de la empresa para desalojar a las familias campesinas, autorizando a la policía a usar la fuerza y estableciendo una multa de R$ 5 mil por hora para cada campesino que incumpliera la orden. La rapidez de la “Justicia” para decretar la restitución de la propiedad a favor de la empresa latifundista, contrasta con la lentitud y la negligencia con que el sistema judicial del viejo Estado actúa en los procesos de titulación de tierras para los campesinos pobres y en las entregas de tierras a los campesinos sin tierra a través de las fallidas “reformas agrarias”.
El día 23 de abril, más de 520 familias, bajo la dirección del FNL, realizaron la toma de un terreno en Capão Bonito, estado de São Paulo, de casi 2.500 alqueires (medida agraria variable según la región, en el estado de São Paulo un alqueire equivale a 24.200 m2). El terreno estaba abandonado hace 20 años y el objetivo de las familias es construir allí sus viviendas, ya que en ese municipio hay un déficit habitacional y las masas trabajadoras ya no tienen como pagar los arriendos. Los arriendos están entre los mayores gastos de las familias, siendo uno de los grandes responsables por el atraso en los pagos y los endeudamientos de los trabajadores. En una entrevista realizada por Bizarre World a los trabajadores de esta ocupación, una de ellas expresó: “el pueblo para conseguir lo que quiere tiene que ir a la lucha, porque nadie consigue nada sin luchar”.
Entre los días 28 de abril y 2 de mayo, cerca de 430 familias campesinas de Rio Grande del Norte y Bahia, organizados por el Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST), ocuparon tierras de cuatro latifundios. El 28 de abril, 70 familias campesinas tomaron un terreno improductivo perteneciente al municipio de Macaíba. Al día siguiente otros dos latifundios fueron ocupados por 230 familias: la hacienda Terra Nova, en la ciudad de Riachuelos, y la hacienda Ubatuba, en el municipio de Ielmo Marinho. En esta última, campesinos ya habían tomado parte de sus tierras en 2009. El 29 de abril, en la región de Chapada Diamantina, 130 familias campesinas, tomaron, en la madrugada, la Hacienda Boa Esperança, abandonada hace 18 años y que tiene una extensión de 1.300 hectáreas de tierra improductiva.
Ocupación movilizó cerca de 120 mujeres campesinas en Bahia. Foto: Reproducción.
El 2 de mayo, en Maracás, campesinos ocuparon la sede de la Compañía de Hierro de las Ligas de Bahia (Ferbasa). La movilización ocurrió después de que la empresa ordenara un desalojo contra los campesinos el día 27 de abril, en un latifundio abandonado de su propiedad en el municipio de Planaltino, los campesinos estaban en esas tierras desde el 30 de marzo.
El día 6 de mayo, cerca de 75 familias dirigidas por el FNL tomaron tierra de la Hacienda Buriti Santana, en el estado de Minas Gerais. Al día siguiente los campesinos fueron atacados por el latifundista Evandro da Rocha y su esposa, junto al coronel retirado Ademir Afonso Ribeiro y 10 pistoleros, amenazaron con matar a los niños e hicieron más de 70 disparos en dirección a los campesinos. Algunos lideres fueron detenidos, se les negó el derecho a comunicarse con sus familias o con un abogado, y mientras estuvieron detenidos fueron amenazados de muerte. Los dirigentes del FNL informan que, con estos hechos, queda evidenciada la relación de la Policía Militar del Estado de Minas Gerais con el latifundio, haciendo el servicio de pistoleros para defender lo más atrasado y arcaico del país.
La cantidad de familias de campesinos pobres, sin tierra o con poca tierra, que luchan por un pedazo de tierra para vivir y trabajar en ella, sobrepasa decenas de miles. Solamente en São Paulo, desde inicios del año fueron 1.674 familias que se han movilizado en tomas de tierras. En Pernambuco, fueron más de 11.000 campesinos. En Bahia, desde el inicio de este año, son más de 4.000 familias que han tomado tierras.
Las tomas de tierras actuales, son parte de una gran movilización campesina que ha estallado por todo el país, iniciada entre 2020 y 2021 por las grandes batallas en el Área Tiago Campin dos Santos, en Rondonia, bajo la dirección de la LCP, cuando miles de familias campesinas derrotaron tres campañas de cerco y operaciones de desalojo que contaron con 3.000 policías, helicópteros y otros medios de represión dirigidos por el ejército. Las familias lograron defender su pedazo de tierra y hoy viven y producen en el Área Tiago Campin dos Santos. En esta batalla cayeron los campesinos militantes de la LCP Gedeon José Duque e Rafael Gasparini Tedesco.
Un Senador del estado de Rondonia, recogiendo el sentir de los latifundistas, expresó su preocupación por el avance de la lucha campesina, el 4 de mayo en una audiencia pública afirmó: “nosotros podemos tener un conflicto muy grande. Si eso no tiene medidas urgentes, podemos tener conflictos. Podemos tener una revolución en el campo”. Esta preocupación, precisamente es la que está llevando a los latifundistas a armarse y conformar grupos paramilitares (pistoleros) para defender sus tierras, y ese avance y fortalecimiento de la lucha campesina es precisamente lo que el gobierno oportunista de Lula (que se dice de “izquierda”) y toda la reacción tratan de evitar.
Sin embargo, la lucha campesina por la sagrada tierra continúa creciendo en todo Brasil, en contra del latifundio y en busca de la tierra para quien la trabaja. La Liga de Campesinos Pobres (LCP), en un comunicado reciente afirmó que, “la única solución para esa grave crisis económica es tomar las tierras del latifundio y estregársela a los campesinos pobres sin tierra o con poca tierra, a los trabajadores desempleados, a los padres y madres de familia, para que puedan producir alimentos en las tierras abandonadas por el latifundio parásito”.