China socialista y la lucha por la liberación de la mujer de 1949 a 1976
Continuando con la publicación de materiales relacionados con la gran obra y aportes del Presidente Mao a la Revolución Proletaria Mundial, y en el contexto actual de un auge de la lucha de la mujer en todo el mundo, contra los feminicidios, contra la opresión sexual, contra la doble explotación a la que son sometidas las mujeres trabajadoras (explotación laboral y doméstica) y en general contra todos los abusos e injusticias machistas a las que son sometidas las mujeres en todos los aspectos de la vida social, lo cual conduce a una mayor rebeldía de las mujeres que se evidencia en movilizaciones, protestas y expresiones más combativas, en este contexto, queremos compartir con nuestros lectores el artículo titulado: China socialista y la lucha por la liberación de la mujer de 1949 A 1976, escrito por Amit Bhattacharyya. Debido a la extensión del mismo, lo dividiremos en tres entregas.
China socialista y la lucha por la liberación de la mujer de 1949 a 1976
Desde el año 2016 los comunistas revolucionarios, demócratas y gente progresista de todo el mundo han comenzado a celebrar el 50 aniversario de la Gran Revolución Cultural Proletaria (GRCP) de China. Esta revolución fue una de las fases más importantes en la larga historia de activismo revolucionario de la carrera política de Mao Tse-tung. Representa un faro para la gran mayoría del pueblo, para los revolucionarios, progresistas y demócratas en muchas partes del mundo. Para decirlo brevemente, esta Revolución Cultural resolvió el problema de cómo prevenir una restauración capitalista en una sociedad socialista, un problema que la revolución bolchevique no pudo resolver. No es suficiente con cambiar la base económica, es necesario también cambiar la superestructura. La GRCP apuntaba a poner todas y cada una de las esferas de la superestructura cultural en conformidad con la base económica socialista del país, despertando a las grandes masas trabajadoras contra los arraigados seguidores del camino capitalista. Fue una continuación del histórico Gran Debate y marcó una nueva etapa en el desarrollo de la revolución china. Esta revolución ha sido criticada por opositores como una “desviación de izquierda”, algunas veces condenada como “diez años de locura”. La realidad es que los últimos años de la vida de Mao fueron los años en los que él hizo su mayor contribución creativa, vio más lejos y se adentró más profundamente en la dialéctica del desarrollo humano y social. De hecho, Mao tuvo la visión y el coraje para exponer la lucha de clases antagónica que estaba en curso en el núcleo mismo del Partido Comunista en medio de la construcción socialista. En el transcurso de su participación en la práctica revolucionaria, Mao no sólo contribuyó a la teoría del Marxismo-Leninismo, sino también a la civilización humana en su conjunto.
En la etapa previa de Revolución de Nueva Democracia, la lucha por la transformación de la condición de la mujer estaba estrechamente ligada a la lucha del pueblo de China contra el sistema feudal y el control imperialista. Su larga lucha por su autoafirmación dentro de la familia y la sociedad, contra el patriarcado, por el sufragio femenino, por la libre elección de la pareja y divorcio y por los derechos de propiedad encontraron sustento en la lucha encabezada por el Partido Comunista de China (PCCh) por la transformación social. A pesar de su participación espontánea en la revolución social, la identidad distinta del movimiento de mujeres no se fundió con la corriente principal del movimiento político revolucionario. El PCCh siempre alentó el movimiento de mujeres por sus propios derechos ya que cambios en su situación social eran una precondición para un cambio social amplio. En la nueva sociedad asimismo la política del PCCh no siempre se conformó con el nivel de conciencia de las mujeres, una limitación causada principalmente por la actitud patriarcal de los hombres militantes del partido. De manera similar, en la China socialista, la lucha de las mujeres por la liberación procedió por un camino en zigzag marcado por la cooperación y la oposición.
La fase inmediatamente posterior a la revolución de 1949, ha sido descrita por Mao como la última etapa de la Revolución de Nueva Democracia y la primera etapa de la Revolución Socialista. Uno de los pasos más importantes en esa etapa fue la promulgación de la Ley de Matrimonio del 1 de mayo de 1950. Esta Ley de Matrimonio fue la culminación de las luchas revolucionarias y de los actos del gobierno revolucionario en las décadas de 1930 y 1940. Los principios generales se explican en el artículo 1 [1]: “El sistema de matrimonio feudal arbitrario y obligatorio, que se basa en la superioridad de los hombres sobre las mujeres, y que ignora los intereses de los niños queda abolida. El “sistema de matrimonio de Nueva Democracia basado en la libre elección de pareja, en la monogamia, en la igualdad de derechos de ambos sexos y en la protección de los intereses legítimos de las mujeres y los niños debe ser puesto en práctica”. Una nueva generación apareció en la nueva sociedad, en la que los propios individuos podían elegir sus parejas de vida y no había razón aparente para luchar por la propiedad entre ellos. Sin embargo, a pesar de la transformación gradual de la base económica, no fue tan fácil lograr una transformación en el ámbito de la superestructura, en el mundo de los pensamientos. La lucha contra el patriarcado no podía llegar a su fin con la realización de la Revolución de 1949. Las marcas de nacimiento de la vieja sociedad no pueden desaparecer de un plumazo. Esfuerzos conscientes eran esenciales para lograrlo. Ahí está el significado de la Revolución Cultural. En la nueva sociedad se sintió la necesidad de hacer a las mujeres libres de la eterna servidumbre de la limpieza y el cuidado de los niños y, hacerlo, para que se hicieran parte integrante de la producción social y jugaran un papel en el desarrollo de la nueva cultura Socialista.
Lo que es importante señalar es que, durante el período de la construcción socialista, el Partido Comunista adoptó políticas acordes con la realidad objetiva que no estuvieron siempre en conformidad con los principios generales de la liberación de la mujer. Mirémoslos ahora uno por uno:
“Culto a la ama de casa”: mediados de la década de 1950
En el período inmediatamente posterior a la Revolución de 1949, se publicaron en periódicos, libros e informes, una serie de escritos elogiando a las mujeres trabajadoras. Mujeres que ejercían como trabajadoras en industrias tales como textiles, carbón, fundición de acero, sastrería, motor de conducción, etc., fueron proyectadas como modelos para admirar y emular. Sin embargo, como señala Delia Davin [2], desde mediados de la década de 1950, hubo un claro cambio en el tono de este tipo de literatura. Desde entonces, artículos elogiando el papel de la mujer no como trabajadoras, sino como amas de casa comenzaron a aparecer cada vez con mayor frecuencia. El papel de la mujer como ama de casa, esposa y madre recibió una atención sin precedentes. En este nuevo enfoque se presentó a la mujer contribuyendo a la sociedad a través de su marido y familia, actuando como una especie de trabajadora de servicio no remunerada para sus familiares que participaban de la producción. La nueva idea era que al contribuir a la estabilidad de la familia la mujer estaba, de hecho, participando en el trabajo productivo. Una periodista australiana que visitó China a mediados de la década de 1950 se sorprendió al descubrir que la mujer en la familia, en el intento de mantener a su marido dominante feliz en su casa, siempre mercaba antes de cada comida para que él pudiera tener verduras muy frescas para comer. Incluso la serie de características de la moda y la belleza, que aparecieron en las Mujeres Chinas en el año 1955 se pueden considerar como parte del mismo movimiento para feminizar las mujeres en un modelo domestico reaccionario [3].
Hubo un ligero cambio en esta política conservadora en 1956, cuando hubo una marea en las industrias urbanas y trabajos de construcción. Una serie de artículos sobre la participación de las mujeres en la industria salieron en revistas y libros. Sin embargo, esa fase fue de corta duración. Cuando se formaron las cooperativas en las áreas rurales, muchas personas partieron para las ciudades en busca de empleo, lo que condujo a desempleo en las ciudades. A principios de 1958, la situación llegó a ser tan alarmante que había presión indirecta hacia las mujeres que trabajaban en las áreas urbanas para que se retiraran de sus puestos de trabajo. Lenin sostuvo que las mujeres deben liberarse de la eterna servidumbre de la limpieza y el cuidado de niños. Mao hizo hincapié en que las mujeres deben integrarse al trabajo productivo y hacerse económicamente independientes. La nueva política estaba totalmente en desacuerdo con lo que defendieron Lenin y Mao.
De hecho, durante la década del 50, uno de los principales problemas en China fue la falta de oportunidades de empleo para las mujeres. Ese fue un periodo de reconstrucción de la economía devastada por la guerra, las oportunidades de empleo eran muy escasas, la población urbana era mucho mayor que la disponibilidad de puestos de trabajo. Sumado a esto, el énfasis puesto en el desarrollo de la industria pesada en lugar de en la agricultura y la industria ligera, debido a la confianza en el modelo soviético de desarrollo, también pusieron un freno a la apertura de puestos de trabajo para las mujeres en las industrias durante este periodo. La política del gobierno hacia las mujeres dependía del número de puestos de trabajo disponibles en el momento. Tal política conservadora estaba aún en vigor en 1955. La pregunta que surge naturalmente es: ¿por qué sólo las mujeres y no los hombres, eran víctimas de una situación que se presentaba debido a la falta de oportunidades de empleo?
Gran Salto Adelante (1958-1959)
La política anterior fue abandonada durante el desarrollo económico integral de producción asociado con el Gran Salto Adelante (1958-1959) y las mujeres en gran número se ubicaron en diferentes sectores de la producción social como trabajadoras. Para entonces, el modelo soviético de desarrollo, que pone énfasis en el desarrollo de la industria pesada a expensas de la industria ligera y de la agricultura, fue descartado y se puso en práctica la estrategia de desarrollo de Mao que abogaba por el desarrollo simultáneo de la industria pesada, la industria ligera y la agricultura con énfasis en la industria ligera y la agricultura, de las que dependía la mayoría de las personas.
En nuestra próxima edición continuaremos con este interesante artículo, continuaremos con la política que siguió la revolución china, bajo la dirección del Presidente Mao, al final de los años 50.
Notas.
[1] Julia Kristeva, About Chinese Women, New York, London, Marion Boyars, 1977; Felix Greene, The World Has Two Sides A Portrait of China Today, Victor Gollanz, London, 1970.
[2] Delia Davin, ‘Women in the ‘50s: Shifts in Policies’, China Now, June 1976. No. 62, Society for Anglo-Chinese Understanding, London.
[3] Ibid.