El 7 de abril se cumplen 6 meses desde el lanzamiento de la operación Dilvio de Al-Aqsa, ejecutada por la Resistencia Nacional Palestina. Como se ha visto en estos meses, tales sucesos han sido un parteaguas en el ámbito de las luchas anti imperialistas por la liberación nacional, en la lucha por la liberación nacional en medio oriente y en la lucha por la liberación palestina.
En el lanzamiento de la operación Diluvio de Al-Aqsa se puede leer una planeación rigurosa, un amplio apoyo popular, una correcta lectura política del momento y un gran manejo militar. La continuidad de la Resistencia Nacional Palestina nos muestra la gran capacidad política y militar que ha alcanzado el pueblo palestino, que en armas está trabando una guerra justa contra su invasor.
A la memoria nos llegan los registros del golpe infringido a Israel y a su ejército que se precia de ser uno de los más poderosos del mundo y que tiene soporte directo de Estados Unidos, superpotencia hegemónica única.
Fue insignificante la superioridad tecnológica de Israel ante la acción rigurosa y disciplinada de los combatientes palestinos quienes, con una profunda fe en la victoria y bajo la dirección de un plan, que como lo corroboran los hechos, los condujo al triunfo en esa primera batalla; burlaron el cerco físico y por medios terrestres, marítimos y aéreos ingresaron en la Palestina ocupada. Las motocicletas, camiones, los combatientes en parapente y las masas no organizadas atravesaron los muros construidos por los sionistas, luego de que más de 40 dispositivos colocados cuidadosamente en puntos estratégicos hicieran explosión. La precisión con que los combatientes palestinos realizaron sus ataques mostró un dominio perfecto del territorio ocupado.
Sin precedentes en la historia de lucha palestina contra el invasor sionista, la operación Diluvio de Al-Aqsa lleva la marca de la iniciativa, como lo afirma Ramzy Baroud escritor de siete libros sobre la causa palestina y editor de The Palestine Chronicle:
«En la historia, los palestinos y la resistencia palestina, con su resistencia popular o armada, siempre han sido una respuesta (…) Y eso siempre le da a la otra parte la oportunidad de medir. Si eres tú quien toma la acción, eres tú quien determina la respuesta (…) Y entonces ocurre el 7 de octubre. Es por eso que Netanyahu (…) deseaba tanto tergiversar (los hechos) diciendo que (…) era terrorismo, que Hamas es ISIS [Estado Islámico]. Porque quería desviar la atención de la conversación real. Y lo que es real es que se trata de una operación militar palestina sin precedentes en la historia de este conflicto y que le ha costado a Israel más que las guerras (…) más grandes de Israel (…) contra ejércitos árabes combinados en el pasado».
Para reforzar este análisis citamos lo que nos dice el medio democrático y popular Jornal A Nova Democracia:
“Los propósitos de la operación eran claros: llevar a cabo una hazaña militar de proporciones extraordinarias en las líneas fuera del territorio de Gaza, con la movilización de un contingente militar mayor que el desplegado por los sionistas para la defensa y captura de cientos de prisioneros de guerra, con el fin de forzar una reacción sionista que solo podía tomar forma a través de una invasión terrestre. Es decir, una operación en las líneas internas de las fuerzas guerrilleras, algo desventajoso para cualquier invasor.”
En múltiples ocasiones las fuerzas de Resistencia Nacional Palestina han declarado su superioridad militar y política sobre el títere sionista israelí, punto de apoyo y custodio de los intereses del imperialismo norteaméricano en Medio Oriente. Como ejemplo más reciente tenemos la batalla de Shujaiya. Allí, a mediados de diciembre la Brigada Golani, parte de las fuerzas de élite de Israel sufrió una derrota significativa, teniendo que retirarse de suelo palestino días después.
Con esta derrota y posterior decisión de retirada de la Brigada Golani, de nuevo se evidenciaron los rasgos de la derrota sionista en Gaza. Siendo una fuerza de élite, los miembros de dicha brigada son vistos por la sociedad israelí como combatientes muy poderosos y altamente capacitados, virtualmente invencibles y sobre todo superiores a las fuerzas de la Resistencia Nacional Palestina.
En soldados como ellos están cifradas las esperanzas de la población israelí de retornar a la relativa normalidad previa al 7 de octubre. Sin embargo, la situación a la que se enfrentaron en diciembre, lejos de ofrecer seguridad a los israelíes, los deja con más preguntas respecto al futuro del ejército sionista en suelo palestino.
La contundente evidencia de flaqueza por parte de los mejores hombres del ejército sionista, ante fuerzas armadas tecnológicamente inferiores es grave para Israel y la imagen interna de la actual administración. No podemos olvidar que como todo poder invasor, Israel depende principalmente de sus fuerzas armadas para sobrevivir.
Lo anterior es tan solo un ejemplo, pero en general los hechos son contundentes, Israel no ha alcanzado ninguna de sus tareas militares. Lo más resaltante es que no ha podido lograr la liberación de los prisioneros de guerra retenidos por las fuerzas de la Resistencia Nacional Palestina. La única ocasión en que ocurrió una liberación masiva de rehenes fue cuando las fuerzas de Resistencia Nacional Palestina así lo dispusieron.
Hoy, habiendo cometido atroces crímenes de guerra, habiendo asesinado a cientos de funcionarios de la ONU, a cientos de periodistas, habiendo atacado escuelas y hospitales, habiendo lanzado (a enero de este año) la potencia explosiva de tres Hiroshimas, habiendo desplazado a más de 2 millones de personas y habiendo asesinado a más de 32 mil palestinos, en su mayoría mujeres y niños, la única bandera que los sionistas pueden levantar es la negra bandera del genocidio. El intento de exterminar al pueblo palestino, como ayer otros intentaron exterminar al pueblo judío, es lo único a lo que se reduce su triunfo.
La derrota política y militar de Israel nos deja imágenes tan vergonzosas como las del asesinato de civiles que se agolpaban en torno a un vehículo que proveía ayuda humanitaria, para conquistar un mendrugo de pan.
Pese a las enormes dificultades y toda la sangre y las lágrimas derramadas, el pueblo palestino apoya la lucha por la liberación nacional. La gesta heroica del 7 de octubre y su continuidad no hubiese podido conseguirse sin el masivo apoyo popular de los palestinos. Un estudio realizado por el “Mundo Árabe para la Investigación y el Desarrollo”, después del 7 de octubre, plantea que 59% de los entrevistados mostraron bastante apoyo a la operación “Diluvio de Al Aqsa” y el 15% mostraron algún grado de apoyo a la misma. El 63% de los entrevistados comprende además que la guerra de Israel no tiene como blanco solo a Hamas sino que es una guerra contra todos los palestinos.
Eso no es todo. Más del 95% de los palestinos encuestados, afirman que nunca van a perdonar y nunca van a olvidar lo que Israel le ha hecho a su pueblo y más del 70% de ellos considera que Palestina vencerá.
Realmente el Diluvio de Al Aqsa vino a quebrar en pedazos el dominio y la normalización que Israel y Estados Unidos soñaban con imponer en Medio Oriente, a reavivar con su triunfo la confianza del pueblo palestino en sus propias fuerzas y llamar la atención del mundo sobre el desarrollo de la lucha por la liberación nacional, haciendo tambalear los planes del imperialismo norteaméricano, no solo a nivel de Medio Oriente, sino en general.
La actual lucha armada emprendida por la Resistencia Nacional Palestina, no se reduce a los límites de la Franja de Gaza, sino que cuenta con un punto de apoyo sólido en Cisjordania donde las heroicas masas no han dejado de combatir por todos los medios. Tampoco se reduce a los límites de Palestina, sino que ha conmovido a Oriente Medio. La Resistencia Nacional Palestina ha logrado que fuerzas armadas con intereses contrarios a los intereses sionistas y norteaméricanos (al menos en Irán, Líbano, Siria y Yemen), se involucren en el actual conflicto actuando en contra de Israel. Esto sin mencionar las presiones que otros países en tensión con Estados Unidos intentan ejercer sobre este país, aprovechando su momento de debilidad. Todas estas situaciones son de gran beneficio para la Resistencia.
Al respecto de lo mencionado en los dos últimos párrafos, citando nuevamente al medio popular y democrático Jornal A Nova Democracia de Brasil podemos leer lo siguiente:
“Las operaciones del 7 de octubre y la continuación heroica de la Resistencia Nacional Palestina han sido, más de cien días después, los elementos más dinámicos de la situación internacional. La causa palestina, que antes del Diluvio de Al-Aqsa parecía marchar hacia el olvido, con la complicidad y connivencia de las clases dominantes de los países árabes frente al sionismo, reapareció con toda su vitalidad y derrotó políticamente los planes del sionismo, por un lado, y produjo serios obstáculos a los planes estratégicos del imperialismo yanqui, por el otro.
Este último pretendía concentrarse en el Pacífico, para desmantelar la creciente influencia china, neutralizar las pretensiones imperialistas de Japón y reforzar su presencia militar allí y garantizar el statu quo en Corea; ahora, ante la situación, tendrá que concentrarse, al menos durante unos años, de nuevo en el Gran Oriente Medio, un atolladero en el que estuvo atrapado durante más de 20 años y fue derrotado. Sus planes se retrasarán. Esto abrirá grandes posibilidades para que sus rivales recuperen posiciones perdidas hace décadas, como China en Taiwán y Japón en el Pacífico; Alemania y Francia en Europa; Rusia en las antiguas repúblicas soviéticas; además, todo esto animará a los pueblos del mundo a tomar por asalto los cielos ante la debilidad y el desorden del verdugo y la profunda división entre sus pares. Es innegable que, hoy en día, la resistencia nacional palestina ha sido la punta de lanza de esta situación internacional en creciente desorden y estremecimiento antiimperialista”.