por Julio Flores
En cierta ocasión me encontraba debatiendo con un viejo luchador acerca de libros que le habían ayudado en su tiempo de juventud y que lo habían educado como revolucionario, entre muchos recomendados hubo uno que llamó inmediatamente la atención: Reportaje al pie de la horca, de Julius Fucik. El texto resultó ser una publicación póstuma del autor, que escribió entre 1942 y 1943, de un momento difícil de su vida en su estancia en prisión. De manera clandestina y con mucho esfuerzo fue escribiendo las páginas que luego fueron sacadas y recuperadas una a una de la cárcel por su esposa, para poder posteriormente publicarse la obra. Un testimonio no solo de heroísmo y de lucha de un escritor militante del Partido Comunista, sino además un texto impregnado del más acogedor humanismo y, cargado de la firmeza y confianza en la victoria del triunfo del pueblo checoslovaco sobre los bárbaros invasores fascistas.
Con la importancia de la difusión de ideas y propaganda en la labor revolucionaria, Julius Fucik se convirtió en una figura muy peligrosa para los invasores germanos. Custodiado y sometido a las peores torturas y tratamiento de la Gestapo, Fucik sobrevive a los interrogatorios para luego luchar en prisión y organizarse con los demás camaradas y prisioneros. En esas duras condiciones comienzan a labrar la solidaridad y la ayuda mutua como una forma de mantenerse unidos frente a las adversidades y horrores que día a día padecían. Una de las escenas más conmovedoras fue quizás la celebración del Primero de Mayo en prisión, que con ingenio y voluntad de lucha, los comunistas no dejaron pasar por desapercibido aquel día. Muchas figuras de la prisión fueron descritas en las páginas de sus capítulos, por ejemplo los esbirros y carceleros significativos, que se describen desde un punto de vista no solo literario, sino desde el análisis de sus rasgos psicológicos. También, una parte de sus líneas están dedicadas al traidor que delató a sus camaradas, mostrando la realidad de la lucha revolucionaria y el rechazo del autor a la capitulación. En síntesis una historia digna de contar y aprender, un libro escrito en un momento difícil no solo para el autor, sino para todos los pueblos del mundo que debatían su suerte en la Segunda Guerra Mundial.
Julius Fucik fue trasladado de su prisión hacia Berlín en el verano de 1943 y ejecutado el 8 de septiembre del mismo año, en un momento en el que la jauría sanguinaria nazi necesitaba exacerbar su salvajismo tras la derrota en la batalla de Stalingrado. Sin embargo, Reportaje al Pie de la Horca no solo demostró el triunfo moral e intelectual de un mártir comunista, un propagandista y hombre de pluma fina, sino que además su esfuerzo sirvió como ejemplo para educar a revolucionarios en todo el mundo, que aún hoy leen esta obra y aprenden. Muchos otros grandes líderes de la lucha popular han dejado sus testimonios a través del papel, solo por mencionar algunos que fueron ejecutados bajo las garras nazis: el comunista George Pulitzer francés que también fue capturado y ejecutados por los nazis en la segunda guerra mundial, quien escribió Principios elementales de Filosofía; , o incluso el autor de El Principito, el gran Saint Exupery, piloto explorador que fue derribado por la fuerza aérea nazi. Estos hombres trascendieron los años y sobrevivirán al tiempo mientras exista la humanidad, y enseñan que debemos esforzarnos en prepararnos y educarnos para continuar la tarea de barrer con todos los obstáculos que impiden el avance de la sociedad. En un mundo capitalista que busca embrutecer a las masas, que las condena a la incultura y que promueve el consumismo de música basura, posmodernismo y telenovelas retrogradas, etc.; hoy leer y aprender de textos como este es un acto rebeldía.