Los pensionados en Argentina llevan una lucha de antaño para defender sus intereses -al igual como ocurre en cada país del mundo-, pero en el caso argentino, particular suceso fue la chispa que encendió la mecha del estallido social. Cada miércoles, como es costumbre, los pensionados protestan a las puertas del Congreso para reclamar una actualización de las pensiones, la restitución de la cobertura de medicamentos y la continuidad de la moratoria previsional, pero en esta ocasión, se conjugaron una serie de factores que llevarían a desencadenar una fuerte lucha en las calles como nunca antes se había visto en Argentina. El estallido del 24 de marzo, hizo recordar los recientes levantamientos que sacudieron a gran parte del globo, que ocurrieron de forma simultánea en varios países y en Colombia se puede dar fe de eso: calles saturadas de pueblo en lucha, beligerante y consciente que debe luchar para defender o conquistar los derechos. El estallido social del 24 de marzo guarda una similitud con los levantamientos populares alrededor del mundo, y es que radica en las fallas estructurales que el sistema imperialista mundial va socavando en cada país, lo que genera grietas al interior de cada sociedad que se van acumulando año tras año: desempleo, delincuencia, falta de oportunidades, falta de vivienda, educación y salud, entre otros; y sumado a la pauperización de las condiciones de vida en el campo y la ciudad van fermentando en el pueblo una justa ira que hace explosión y que de manera casual se conecta con cualquier hecho particular que haya generado indignación popular.
Embed from Getty ImagesAunque la indignación contra el lunático de Milei venia acumulándose, por los reiterados escándalos que ha venido desatando: como aprovecharse del poder para darle cargos públicos a familiares y amigos, o el participar en una multimillonaria estafa, en la cual Milei engañó a miles de argentinos valiéndose de su imagen como presidente para que invirtieran. Pero la gota que derramó el vaso, fue la agresiva respuesta que dio su gobierno cuando se inicia y se convoca la marcha del 26 de marzo: «Están nuestras fuerzas desplegadas para hacer cumplir el protocolo: el tránsito no se corta y las barras bravas, sobre la vereda.» Así lo aseguró por redes sociales la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien, en lugar de amedrentar al pueblo, lo que hizo fue echar leña sobre el fuego, porque no solo fue el tránsito que se bloqueó, sino que todo el país se paralizó con las multitudinarias marchas que sacudieron el país, un suceso parecido o similar no había ocurrido en 20 años. La juventud argentina fue la protagonista de la feroz lucha que se desató en las calles en contra de la represión policial que fue incapaz de controlar la situación. Un espíritu unitario y de lucha se vivió en las calles, y el pueblo que fue el protagonista principal, saboreó un poderoso triunfo moral sobre la ultra derecha reaccionaria argentina.
Embed from Getty ImagesLa juventud argentina, al igual que la de otros países, se ve duramente golpeada por la presente crisis mundial del sistema imperialista. Desde la pandemia, ningún otro sector social se ha visto tan afectado como la juventud: mayores tasas de suicidio y homicidios recaen sobre aquellos, al igual que las tasas de desempleo y falta de oportunidades les golpean duramente, lo que le da una base social para su radicalidad y para que se conduzca de manera revolucionaria en las calles, resistiendo al sistema. Son el futuro de los pueblos del mundo, y en las luchas que se avecinan van a entregar mucha de su energía arrolladora que ayudará a transformar y revolucionar la sociedad.