Tras un año de la incursión armada de la resistencia palestina, que incluyó más de 50 acciones militares y resultó en que más de una cuarta parte de las bajas fueran soldados sionistas, y la posterior respuesta indiscriminada contra el pueblo palestino, ha despertado en el mundo un sentimiento antiimperialista fundado en el antisionismo. Este sentimiento se ha manifestado en diversas acciones alrededor del mundo. La solidaridad que ha surgido en torno a la causa palestina, especialmente en el mundo árabe, cuyas masas sienten como propia la consigna de un Estado palestino ha derivado en una emotiva y combativa conmemoración que recorrió todo el planeta el pasado 7 de octubre.
En Bogotá, la cita fue en la Universidad Pedagógica Nacional – UPN, donde desde las primeras horas de la mañana, diversos colectivos de estudiantes se reunieron para manifestar su apoyo a la resistencia palestina y condenar el genocidio del Estado sionista israelí. Con telas, trapos y pancartas, se iba dando forma a una jornada en la que los espacios de la UPN se convirtieron en un auténtico escenario de solidaridad y lucha. Por ejemplo, la tela central, de unos 10m de largo y que se pintó colectivamente, tenía el siguiente mensaje: ¡Ni las bombas, ni la ocupación detendrán la lucha por la liberación nacional!
Más tarde, se llevó a cabo una charla al aire libre, un espacio de reflexión, denuncia y formación que arrojó luz sobre más de 75 años de invasión sionista y la evolución del conflicto, haciendo énfasis en la actualidad de la resistencia del pueblo palestino. Muy importante, la insistencia en la necesidad de distanciarse de la retórica de la «solución de dos Estados», un discurso que, en la práctica, solo ha servido para perpetuar la agresión contra el pueblo palestino y alentar a un Estado invasor y genocida. La gente se involucró activamente, expresando su apoyo a la resistencia palestina y denunciando la masacre en Gaza. También se levantaron voces alertando sobre la escalada de la guerra, señalando la preocupación por la participación de otros países como Líbano e Irán.
Llamó la atención el protagonismo que tomó el enfoque antiimperialista, en el que se señala como principal responsable de la crisis a los EE.UU. debido a los estrechos vínculos militares y económicos que sostiene con Israel. Esta relación, oxigena políticamente al Estado sionista en el escenario internacional, no solo otorga luz verde a la expansión de asentamientos, sino que también legitima operaciones militares indiscriminadas contra el pueblo palestino. Así mismo, se enfatizó la necesidad de contextualizar la guerra como una lucha legítima de un pueblo que busca liberarse de un invasor. La resistencia palestina es un ejemplo para las luchas de liberación nacional en el mundo.
Mientras se esperaba que se concentrara más gente para iniciar la movilización, los que permanecían en la plaza Betancourt de la UPN rotaron una lista de consignas para ir gritando y aprendiendo. Hacía las 3:30 pm, se dio inicio a la movilización que se dirigía hacía la embajada del Líbano para realizar una ofrenda floral como muestra de solidaridad con las víctimas mortales tras el ataque terrorista por parte del Estado de Israel. Desde allí, la marcha se dirigió a la embajada de Palestina, a su paso se iban gritando consignas, pegando carteles y pintando paredes para expresar el apoyo y la solidaridad con Palestina y su pueblo. A la embajada se arribó hacia las 6pm, en el lugar ya había un grupo considerable de personas, a esa altura la marcha era masiva.
El acto central estuvo a cargo de estudiantes de la UPN, quienes hicieron un enérgico llamado a ponerse del lado del pueblo y la resistencia. Denunciaron la desconexión entre la academia y la realidad mundial, abogando por una educación comprometida con el pueblo y sus problemas, una educación que realmente sirva al pueblo. Así mismo, expresaron en tono reflexivo el papel que ha jugado el gobierno nacional y le reclamaron por los compañeros que siguen encarcelados más de tres años por luchar. El acto incluía el ritual de quema de muñecos con las figuras de Netanyahu y otros para representar los enemigos del pueblo, aquello que debe ser superado, sus cenizas simbolizan la transición de lo viejo a lo nuevo y se entienden como la esperanza de un mejor futuro. Con la mística y la moral al 100% y la cantidad de gente que se iba sumando, la marcha tomó rumbo hacia su destino final, la embajada yanqui.
Desde la UN se tomó la avenida El Dorado hacia el occidente, el tramo, poco concurrido y más bien solitario, sirvió para tomar aire y descansar un poco mientras se llegaba a la embajada. Una vez allí, se retomó la dinámica: se gritaban consignas, se realizaban pintas y se preparaban las intervenciones. Entre tanto, la quema de la bandera de estados unidos, y luego la de Israel, captó la atención, incrementando la tensión en el vestíbulo de la embajada que se llenaba de gente con banderas de Palestina y que gritaba consignas sin ninguna coordinación. Cada colectivo expresaba su rabia como podía, mientras el ambiente se iba caldeando. Al fondo sonaban una batucada que disonaba con las consignas, pero que no desentonaba con la euforia de la gente que sentía de cerca el rigor de tener a pocos metros una base de la principal potencia imperialista custodiada por la policía antimotines.
La jornada del 7 de octubre en Bogotá no solo fue un acto de solidaridad con la resistencia palestina, sino una poderosa manifestación popular de lucha y liberación que resuena en todos los rincones del mundo. Un año después de la operación Diluvio de Al Aqsa, quedó claro que el pueblo palestino no está solo. La resistencia palestina se ha consolidado, ha ganado el apoyo de los pueblos del mundo que se unen contra el imperialismo y la ocupación. El calor de la movilización apaciguó el intenso frío bogotano donde cientos de personas se unieron para gritar: ¡Desde el rio hasta el mar, Palestina vencerá!
¡Ni las bombas, ni la ocupación detendrán la lucha por la liberación nacional!
La solidaridad que ha despertado la causa palestina por todo el mundo y en particular en el mundo árabe cuyas masas sienten como propia la consigna de un Estado palestino ha derivado en una emotiva conmemoración por todo el globo.
Las masas de los países árabes demandan acciones contra el Estado sionista, y más, cuando en las últimas semanas se ha escaldo la guerra más allá del territorio palestino.
El pasado 7 de octubre de 2024, como parte de la jornada mundial de lucha y solidaridad con el pueblo palestino, se llevó a cabo en Bogotá una jornada de movilización y agitación
para conmemorar el primer año de la tormenta de al aqsa, una incursión armada de la resistencia palestina que incluyó más de 50 acciones militares y en la que más de una cuarta parte de las bajas eran soldados sionistas.
Desde tempranas horas de la mañana un grupo de estudiantes se aglomeró en las instalaciones de la UPN para pintar telas, trapos y pancartas con el animo de expresar el rechazo a nueva edición del histórico genocidio perpetrado por el Estado sionista de Israel que en el último año ha intensificado sus ataques contra el pueblo palestino y ha expandido sus acciones a otros , pero también para poner práctica la solidaridad entre pueblos y apoyar la heroica resistencia del pueblo palestino.